Elena pendiente de todo, proporcionó un día rico en conocimientos y diversión a sus amigos del Instituto Imperium Legionense.
Estábamos los habituales y llevaba dos colaboradores de lujo: el Padre Eutimio y José Vicente Casado.
Estábamos los habituales y llevaba dos colaboradores de lujo: el Padre Eutimio y José Vicente Casado.
Además, estuvo llena de generosas aportaciones de diferentes personas:
Ya desde el autobús Teresa nos habló sobre la construcción de las calzadas romanas, Ara Antón, la propia escritora, nos leyó sobre su novela “Astures, último bastión contra los romanos”, muy relacionada con el tema del día y un poema de su hija Beatriz.
Anselmo e Ino nos atendieron en su pueblo Felechas y vimos los hórreos leoneses, con toda clase de explicaciones y la colaboración de su propietario, que nos lo mostró por dentro.
Lola Figueira nos hizo un resumen de su novela “Regresando a Badinia” sobre las guerras cántabras. Xeitu y sus colaboradores alegraron el camino y la sobremesa. El equipo técnico estuvo siempre trabajando captando el momento con sus cámaras y vídeos. Todos fuimos imprescindibles, trabajando en preparativos, arbolando banderas, sintiéndonos amigos y leoneses, por si alguien se nos olvida…en fin, gracias a todos.
Calzada romana del Esla
P.Eutimio nos fue explicando la ruta de la Calzada romana del Esla, ( pinchad este enlace para ver las fotos) que iniciamos en las Salas, para seguir en cómodo descenso hasta Valdoré. Sobre el terreno admiramos los restos, los emplazamientos, las características constructivas y , entre otras cosas, el significado de topónimos y nombres que atesoran el legado de nuestra historia antigua.
Mirando al valle escuchamos sus explicaciones: Se encuentra aquí El Corón, sobre Huelde, que recuerda la Corona o castro allí ubicado, hacia el Noreste.
La cueva Robla, mantiene en la memoria de los moradores pre romanos las fuerzas (en latín robona) de ataque en las luchas cántabras y marca su presencia en el Oeste, hacia Salamón y Lois.
Hacia el Sur, controlando todos los puntos cardinales tendrían su observatorio en el alto de Maciquines, donde hoy está el repetidor de TV y cuyo camino viene desde Corniero, abriendo la comunicación con los valles del Porma.
La entrada estaría en el camino con divertículo, que hoy se llama pago S. Roque y que tiene un canalito, que hasta hace poco se podía estudiar muy bien, pero que las obras lo habrán deteriorado.
En Crémenes y en Las Salas se venera este santo. Quizá las advocaciones religiosas fueron la cristianización posterior de un elemento predominante de significado similar, roca. Hay otros santos como S. Martín, nombre con reminiscencias romanas de Marte.
Descendimos contemplando la calzada, realizada en su mitad con la excavación de la pared rocosa y la otra mitad asentando el derribo en muros de contención para lograr el ancho establecido, siempre mayor a tres metros.
Algunas de las grandes losas que cimentan el bordillo exterior, tienen forma triangular, con el ángulo en el interior, de manera que a cada pisada constribuían a una presión sobre el terreno y el lado opuesto de la losa marcaba el precipicio.
Las huellas de rodaduras son sobrecogedoras y se aprecia la inclinación del camino hacia la montaña, para eliminar el riesgo de despeñarse.
Nos habló de huellas romanas en el entorno: los hoyos, que debieron de servir de graneros, las altas rocas donde algún agujero debió de hacerse, para observación, evitando el esfuerzo de preparar una torre.
Lo más impresionante fue el "pajar del Diablo". ¡Una obra del Diablo! debieron exclamar los que la han visto y por eso debe llevar ese nombre. Se trata de una voladura de la roca para permitir el paso de la calzada. Desde esa altura se contempla el valle con toda su hermosura.
Y mientras andábamos P. Eutimio desgranaba los infinitos hidrónimos que se conservan, escondidos en el lenguaje.
Queremos reivindicar este tesoro arqueológico, su estudio y conservación y evitar que se produzcan destrozos como el denunciado el año pasado por el P. Eutimio y Siro Sanz.
Así recogía la noticia el periódico:
Hubo un destrozo de un tramo de la calzada del Esla entre Las Salas y Remolina.
«El camino ha sufrido gravísimos desperfectos por las obras que a finales del verano pasado utilizaron la caja del camino para albergar la tubería destinada a traer agua de Remolina a Las Salas -"recuerda Sanz-". Se da la circunstancia de que la lápida cántabra, recientemente recobrada, de Vadone, y la de Tridio Alonge, aparecieron en el pago de San Roque, al cual se dirige la calzada antes de remontar hacia Remolina y Riaño, y muy cerca también del histórico Vado de Llaso, certificando así la antigüedad del camino en 1.800 años como mínimo».
El Manto del Esla
José Vicente Casado es un chico infrecuente, como el mismo se llama, disculpándose ante los que quieren tildarlo de raro, por dedicar su vida al estudio de meteoritos, rocas y estrellas.
Con las explicaciones que nos dio “in situ” tuvimos la oportunidad de comprender los aspectos geológicos de la zona, llamada “Manto del Esla”, una de las más variadas y ricas del continente. Yo pongo aquí lo que anoté, pero no estoy segura de trasmitirlo sin errores, así que pido disculpas y corregidlo.
Hace 400 millones de años, estos suelos que pisamos no eran montañas aireadas por finos vientos y templadas por el sol resplandeciente, que hacía ayer, sino mares cercanos al polo sur de la tierra, cuyo nombre era océano Recio, mares llenos de vida.
Los que han estudiado estas cosas nos dicen que un tiburón de 4 metros, dotado de unos dientes impresionantes, quizá lo que hemos encontrado de él, se le llamó “leonudis causi” con lo que luce en los libros con su nombre leonés. Siempre el orgullo o la nostalgia nos hace enarbolar nuestra patria chica. Si hemos estado en el polo sur y viajado por la piel de la tierra, ¿dónde picaremos la bandera?, pero somos así…
Hay testimonios muy interesantes, en Villayandre se pueden observar arrecifes de corales.
Pues allí o aquí, junto al diente del tiburón se fueron asentando esqueletos de animales marinos, algunos tan pequeños que se muestran en el interior del ojo de una aguja, tallos clinoideos, “lirios de mar” con simetría pentagonal, amonites, que parecen cuernos y que recibe su nombre por encontrarse en las pirámides de Egipto y atribuir el uso de las piedras que les contenían al gusto del faraón Amón Ra. ¡Qué curioso conocer estos seres antiquísimos gracias a que los hemos encontrado fosilizados!
Trillones de organismos, o mejor sus esqueletos de carbonato, se fueron acumulando en el lecho marino, compactándose y se convirtieron en caliza, carbonato cálcico, lo que hoy vemos en nuestras montañas de León, en el macizo de Mampodre, en la Ubiña, en Picos de Europa...
Nuestro suelo había subido en el mapa hasta cerca del Ecuador.
Pero no sólo vemos la caliza, porque también vemos la cuarcita. La Cuarcita procede de las areniscas compactadas en una época, 300 millones de años, en el Ordovícico, Silúrico, cuando nuestro mar era profundo y más cerrado, no había vida y las capas de arenas cubrían el lecho marino. En el periodo Telúrico empezaron a compactarse las areniscas y formaron estratos.
Las cuarcitas son dióxido de sílice, cristalizan en prismas hexagonales, son muy duras, sobre macizos de cuarcita se han asentado las presas de los pantanos leoneses, tanto en el Porma, Riaño, Luna.
En una época, a sus formas cristalinas se las llamó cristal de roca, porque se creía que era agua fría de la montaña convertida permanentemente en hielo, en cristal. Si se le rompe lo hace de forma irregular, en cambio la calcita, que tiene dureza 3, es blanda y se rompe en prismas regulares.
La cuarcita se deja invadir por organismos que le aportan un color a veces oscuro. La caliza se mancha por las filtraciones de aguas termales, en los agujeros se observan los colores del cobre, del cobalto, del níquel.
Dentro de los componentes del granito está, además del cuarzo, el feldespato, que también se transformó en caolín, que hay una mina que lo extrae cerca de estas montañas y en mica o artosa, que es la que se convierte en arcilla.
Hubo un momento en el que Rafa se quedó observando una roca, que era una masa informe y entonces José Vicente explicó que se había formado con antiguos lodos, que discurrían arrastrando y amalgamando todo a su paso y a veces encontraban una cueva, que los lanzaba al exterior, mostrándonos ese raro aspecto. Dijo que se habían encontrado hasta osos dentro de ellas.
También nos habló de los cantos rodados, parece ser que en el periodo Ordovícico un inmenso meteorito impactó en la tierra y esta quedó congelada, los glaciares fueron moviendo los estratos o capas y los ríos que surgieron, arrastraron los materiales sueltos, formando los cantos rodados.
Otro fenómeno que se observaba por doquier era los plegamientos de estratos. Un gran empuje hizo que las capas se doblaran y cambiaran su posición, en vez de estar paralelas al suelo se ven hoy en día perpendiculares, incluso pudimos ver estratos girados haciendo ondas.
¡Una maravilla este León!, a donde vienen a estudiar geología científicos de todo el mundo. Concretamente este domingo había un grupo de la Universidad de Cambridge, hospedados en Crémenes y ¡llegamos a enterarnos por casualidad! Buena suerte a todos y viva la humanidad, del Polo Sur al Ecuador y en el reino de León.
¡Una maravilla este León!, a donde vienen a estudiar geología científicos de todo el mundo. Concretamente este domingo había un grupo de la Universidad de Cambridge, hospedados en Crémenes y ¡llegamos a enterarnos por casualidad! Buena suerte a todos y viva la humanidad, del Polo Sur al Ecuador y en el reino de León.
2 comentarios:
Ved la página sobre la historia de Las Salas:
http://www.escubiello.com/flash/historiaLasSalas07.asp
Genial, muy interesante, gracias por entrar al blog y comentar.
Publicar un comentario