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01 mayo 2017
La Virgen de la Casa, patrona de los dos valles
De Marzán por Posada, peña Cefera y el Suspirón... disfrutamos un montón.
Hicimos la primera parada en Marzán para encontrarnos con José Mallo nuestro guía, compañero de trabajo y sobre todo buen amigo, con el que ya habíamos compartido ruta para visitar las Fornias. Entonces habíamos leído un articulo titulado “noticias arqueológicas del valle Gordo" http://www.saber.es/web/biblioteca/libros/tierras-de-leon/html/40/6noticias.pdf
Las Fornias están constituidas por un montículo de piedras arrebatadas a la montaña y recalentadas después (fornias=¿hornos?) para obtener el oro que se extraía de la cueva. En ella, dice una leyenda local, que en su interior juegan a la baraja cuatro reyes de oro... sobre una mesa del mismo metal. No es de extrañar, porque en todo el ValleGordo dejaron enorme huella los romanos con su ingeniería para la extracción de oro.
No nos detuvimos en el pueblo de Marzán, aunque estábamos con ganas de visitar de nuevo su iglesia, pero el tiempo apremia, así que releed nuestros recuerdos de veces anteriores: http://rsas0010.blogspot.com.es/2014/04/del-castillo-de-omana-barrio-de-la.html
...cuando nos sorprendimos al admirar la pila bautismal, decorada con ciervos de desmesurada cornamenta.
Al contemplarla, no me puedo quitar de mi imaginación los antiguos cultos paganos anteriores al cristianismo, aunque la iglesia en la que se encuentra sea de origen medieval.
Allí se encuentra también San Cipriano, el patrón del pueblo, que en 1911 fue sacado en procesión para librar a los vecinos de un pavoroso incendio.
Me interesé, no obstante, por un magnífico relicario que hasta hoy no he podido ver, está datado en el siglo XVII y en una cruz de madera y el cristo de marfil. En la teca hay bordada una imagen de San Ignacio de Antioquia atacado por los leones en Roma. Tampoco pude verla en esta ocasión pues estaba depositada en la casa del cura, que no se encontraba en la localidad.
Seguimos hasta Posada de Omaña y por su puente cruzamos el río Vallegordo que discurría cantarín.
Fuimos por una empinada senda que nos lleva al alto del Pando de Posada, con unas vistas impresionantes de ambas vertientes. Allá abajo se veía el pueblo de Posada y arriba... montañas redondeadas y encrestadas, como Arcos del Agua y la peña Cefera.
Mallo me explicó por donde bajaba “la Presa Antigua” que recoge el agua de las estribaciones de la Peña Cefera y con el paso de los siglos se ha ido rellenando el canal, convirtiéndose actualmente en una senda.
Desde allí se ven todas las estribaciones de las montañas del Bierzo, se acierta a ver el pueblo de Tremor, las huellas de las explotaciones mineras, las autopistas que suben al puerto Manzanal...
También se veía las crestas de Peña Furada, donde se encuentra la cueva de la Virgen y la ermita que se hizo en su honor.
Se estaba magníficamente sentados sobre las peñas calizas, en aquel jardín de flores de urz, que tapizaban de tonos rosados las lomas de todas las montañas, en un día templado y luminoso de primavera.
Bajamos, cambiando nuestra dirección hacia el valle de Tremor y pasamos junto a la fuente de Fonflorín donde cargamos las cantimploras y dimos cuenta de las sabrosas viandas que llevábamos en la mochila.
Mallo nos relató sus experiencias en el monte, en el silencio de la madrugada, con la cercanía de los corzos y de los pájaros, de los jabalíes y las culebras, de los lobos y de los ciervos. Nos enseñó sus fotos de las últimas expediciones, donde tuvo ocasión de fotografiar una corza y un jabalí. " Las corzas son muy curiosas, dijo, y se acercan a mirarte, pero no puedes moverte porque escapan a velocidad.
Vimos perdices revoloteando en el camino y estábamos ansiosos de ver algún otro animal, pero ya nos advirtió José de lo precavidos que son... Dijo: " Cuando al cazador se le cae un pelo, el corzo lo ve, el ciervo lo siente y el jabalí lo huele" Así que, como no era fácil que tuviéramos esa ocasión, nos conformamos con reconocer las huellas del jabalí, sobre la tierra hozada.
Antes de la ermita, pasamos junto a las ruinas de lo que parece ser el proyecto de una casa rural, a la que paralizaron la obra y aún sobrevivían otras ruinas más antiguas y venerables, que corresponden a la casa-albergue, construida aquí para dar cobijo a los caminantes que antaño por aquí transitaban.
Aún se conservan en el Archivo Histórico Provincial las Ordenanzas de 1751 por las que se regía. Atrajo mi atención entonces un viejo muro junto a un árbol retorcido como si hermanados se negasen a desaparecer bajo el paso del tiempo.
La ermita es un edificio, relativamente de grandes dimensiones, para lo que acostumbramos a ver. Nos acercamos a una ventana enrejada con afán de ver la Virgen y para fotografiar el interior. En el siglo XVIII los vecinos de Tremor, Posada, Vegapujin y Torrecillo sufragaron la talla, por suscrición pública de la Virgen de la Casa, patrona de los dos valles:
http://www.diariodeleon.es/noticias/revista/el-valle-gordo-se-engalana_545790.html
A la izquierda junto a un Cristo crucificado, cuatro angelotes custodian una bula concedida por el Cardenal Portocarrero a los devotos que recen una salve ante la Virgen de la Casa concediendo cien días de indulgencia. Nosotros, devotamente la fuimos cantando mientras observábamos el Camino que nos llevaba a la Cueva en la Peña Furada.
La leyenda nos dice que en una de las oquedades de las rocas, un pastor encontró la imagen de la Virgen, este hombre la recogió bajándola luego al pueblo de Posada donde le dio cobijo en la iglesia, pero la Virgen como en tantas otras historias que hemos contado en el blog, volvió para la Peña haciendo ver así su deseo de permanecer en el lugar.
A los que hasta aquí lleguéis os recomiendo que no os marchéis sin un pedacito de piedra de la peña, pues las gentes del lugar me han informado que Peña Furada tiene poderes curativos y si se introduce en la boca sirve de analgésico.
Para los que puedan estar interesados en ampliar datos de estos lugares les recomiendo la lectura del libro “Omaña, pueblos, paisajes y paseos” del escritor y montañero Julio Álvarez Rubio.
Los que quieran profundizar en la toponimia y saber sobre el potencial astronómico del lugar http://asturiense.blogspot.com.es/2012/04/la-ermita-de-la-casa-o-de-penafurada.html descubriendo así que la ermita pudo ser construida sobre un lugar de culto mucho más antiguo.
En su reducida oquedad hoy pudimos ver un Belén de cumbres, como suelen los montañeros poner en Navidad, pero en origen había una palangana, que la Virgen explicó que era para lavarse las manos.
Dice Don Julio en su libro (Pág. 96) que hace mucho tiempo, una avalancha de nieve sepultó a varias personas y que desde entonces los que por allí pasemos, debemos anudar una rama de piorno mientras rezamos un padre nuestro por su eterno descanso. Nosotros como montañeros respetuosos que somos así lo hacemos siguiendo la tradición.
No regresamos por la senda hacia Posada, sino que volvimos por el camino hacia Puente, pasando por el Suspirón y contemplando lejanos horizontes.
A pesar del buen día que estábamos pasando, la montaña almacenaba nieve en las umbrías. La última vez que subió Jose, tuvo que cambiar de senda de bajada, porque estaba cubierta por un remolino de nieve... y aún al bajar nosotros, perduraba algo de nieve en un recodo.
Estábamos en la misma Peña del Suspirón, que también tiene su leyenda que he contado en otra ocasión, así que no quiero insistir con la historia de esta humilde pastora, que asustada por la presencia del lobo, dio tan grande suspiro que el lobo fue quien huyó espantado.
Como nuestras cantimploras estaban de nuevo vacías tuvimos tentaciones de paramos, al pasar junto a otra fuente, la de Mortera, pero nos conformamos con recordar esos instantes vividos en otra ocasión, cuando allí mismo bebimos y leímos un bello poema compuesto por D. Tubal Fernández Álvarez, natural de Barrio de la Puente.
Cerca de fuente se encuentra la cabaña del mismo nombre que fue en su tiempo una vivienda típica de los pastores, que cuidaban el ganado en las brañas. Está dotada con sus utensilios de cocina y unos camastros. Reconstruida en el año 2000 cuenta con todo lo necesario para poder pernoctar en ella.
Nosotros no nos quedamos a dormir en la cabaña y seguimos nuestra ruta por Barrio de la Puente, que ya habíamos acertado a ver desde nuestra posición privilegiada.
De allí a Marzán que fue nuestro punto de inicio y antes de regresar a casa paramos en Riello punto de encuentro con nuestros amigos.
Ved todo el reportaje fotográfico picando aquí.
Ved otro día en los altos de Marzán con Jose y Fe
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