Comida con la Peña de Caza de UCECA
El 17 de mayo nos reunimos en el pueblecito leonés de Vegacervera. ¡No dejéis de ver las impresionantes hoces que ha formado el río Torío, desgastando en tajos verticales las enormes paredes de rocas calizas! En este marco incomparable celebramos el ágape suculento de la caza.
Aprovechamos aquí, para repetir los numerosos cumplidos que continuamente se ganaron los cocineros y organizadores, que de manera altruista nos ofrecieron esta fiesta. Todos nos admirábamos, del esfuerzo de cocinar y poner mesa, ¡para 180 personas!. Los compañeros se pasaron aquí gran parte de la semana, tras los preparativos y el condumio. Sin duda el éxito obtenido habrá compensado sus desvelos. Cuadro de honor para Alfredo y su hermano, Camino, Gil y su hijo, Claudio, José Mª, Nacho, y en general a todos los de la Peña de Caza.
La comida estuvo magnífica. Las sopas de truchas a la manera de Hospital de Órbigo fue lo primero que nos llevamos al coleto con gran satisfacción. El ciervo estuvo macerado en vino y sustanciosos condimentos de lunes a miércoles, lavado y adobado luego, para ser guisado el sábado con guisantes, pimientos y patatas fritas.
La sandía y el melón nos facilitaron el aporte de frescor natural, para una sobremesa a la que no le faltaron helados, cafés, chupitos de aguardiente de hierbas, brandy de marca personalizada, queimada y pastas artesanas.
Por la mañana habíamos visitado las incomparables cuevas de Valporquero, no por conocidas menos atractivas. Cada vez que se visitan se descubre la poderosa fuerza
de la naturaleza, que sigue actuando lentamente sobre estalagmitas y estalactitas, las cuales brillan con el reflejo del agua, que aún las cubre y deposita sus minerales pacientemente, para conseguir la magnífica obra de arte que deslumbra nuestros ojos.
El corazón de la montaña leonesa se nos ofrece en esta inmensa cueva viva, en la que los cristalinos arroyos siguen circulando como arterias, formadoras de salas y galerías. Oscura durante más de un millón de años, ahora se ha iluminado y hermanado con el hombre, que la ha tomado cariño y puede dentro de ella comprender el misterio de la vida. Intrépidos deportistas descubren nuevos caminos y salidas al río Torío en lugares muy alejados, disfrutan practicando barranquismo y espeleología, se miden con el obstáculo y comparten sus éxitos. Nosotros vivimos nuestra visita con fantasía y sencillez y volvimos a las praderas de Vegacervera para iniciar el convite.
Mientras trajinaban los organizadores, entre los fogones, nos atrevimos a preguntarles algunas cuestiones de la caza ¿Cuáles son los Cotos de la Peña de Caza de Empleados de Caja España?
Nos dijeron que ICONA sortea los permisos. Este año, para caza mayor, tenían: 2 en Viforcos, 5 en Castrocontrigo y 5 en Tabuyo, en la provincia de León. En ellos se practica la modalidad de “rececho” del corzo. Los cazadores tienen su propio vocabulario, así que nos atrevimos a pedirles explicaciones sobre los términos que usan. Esto quiere decir, que se selecciona el “trofeo”, la mejor “cuerna”, el mejor ejemplar...
El hombre sólo frente al animal, sin perro, al amanecer, a observar... Sólo dos cazadores por coto, en fines de semana, emprenden la persecución, separados, evitando ruidos.
En estas situaciones, quizá, el cazador puede experimentar miles de sensaciones, la naturaleza resurgiendo a un nuevo día, vegetales y animales poniéndose en acción junto al hombre insignificante y arrogante. Las luces y las sombras del ser humano en la inmensidad del paisaje, en la soledad... y el bicho, tomado como enemigo o como compañero de una misma aventura.
¿Y en cuanto a caza menor?
Tienen dos cotos: Uno en Zamora, en Maire de Castroponce y otro en Palencia, en Fuente Andrino, con caza menor autóctona. Explicaron que estos cotos pertenecen a las juntas vecinales, las cuales los alquilan por cinco años prorrogables.
Ahí se caza a perro “en mano”, lo que significa, 4 o 5 personas. Creo que dicho así, parece una actividad en equipo, algo más distendido, incluso... donde se podrá hablar y llegar a compartir alguna confidencia con los otros cazadores.
“A rabo”- dijeron- y eso quería decir que era el perro el que levantaba al vuelo las perdices y había que seguirlas.
¿Y de las batidas de jabalí? Nos explicaron que se solicitan a la Junta de Castilla y León, quien fija los días. Puede haber 12 al año. Se participa en grupo, de hasta 30 cazadores por día. A cada participante se le asigna un puesto, donde no puede moverse. El resto de cazadores caminan el monte con “realas” de perros, es decir con 30 o 40 perros, con muchos. Se intenta “desencamar” a los jabalíes, para que al huir puedan dirigirlos y meterlos a los puestos, donde se abaten.
Finalizada la cacería la comisión, que ha portado en todo-terreno el condumio, prepara la parrillada de chorizos y churrascos de ternera, en el monte. No es de extrañar que se conviertan en expertos cocineros...
¡Esto si que merece la pena!, después de patear entre matojos, con la tensión de aquellos momentos en los que la concentración es tan importante para uno mismo, como para los compañeros, después de soportar las inclemencias del tiempo, de hablar en soliloquio con la naturaleza o de hacer oídos sordos al cansancio o al miedo...¡ qué alegría pillar un buen bocado, regado con buen vino, tomado en amistad!
Pues animaros a engrosar la lista de socios de la Peña- nos dijeron- ¡somos más de 70!
El 17 de mayo nos reunimos en el pueblecito leonés de Vegacervera. ¡No dejéis de ver las impresionantes hoces que ha formado el río Torío, desgastando en tajos verticales las enormes paredes de rocas calizas! En este marco incomparable celebramos el ágape suculento de la caza.
Aprovechamos aquí, para repetir los numerosos cumplidos que continuamente se ganaron los cocineros y organizadores, que de manera altruista nos ofrecieron esta fiesta. Todos nos admirábamos, del esfuerzo de cocinar y poner mesa, ¡para 180 personas!. Los compañeros se pasaron aquí gran parte de la semana, tras los preparativos y el condumio. Sin duda el éxito obtenido habrá compensado sus desvelos. Cuadro de honor para Alfredo y su hermano, Camino, Gil y su hijo, Claudio, José Mª, Nacho, y en general a todos los de la Peña de Caza.
La comida estuvo magnífica. Las sopas de truchas a la manera de Hospital de Órbigo fue lo primero que nos llevamos al coleto con gran satisfacción. El ciervo estuvo macerado en vino y sustanciosos condimentos de lunes a miércoles, lavado y adobado luego, para ser guisado el sábado con guisantes, pimientos y patatas fritas.
La sandía y el melón nos facilitaron el aporte de frescor natural, para una sobremesa a la que no le faltaron helados, cafés, chupitos de aguardiente de hierbas, brandy de marca personalizada, queimada y pastas artesanas.
Por la mañana habíamos visitado las incomparables cuevas de Valporquero, no por conocidas menos atractivas. Cada vez que se visitan se descubre la poderosa fuerza
de la naturaleza, que sigue actuando lentamente sobre estalagmitas y estalactitas, las cuales brillan con el reflejo del agua, que aún las cubre y deposita sus minerales pacientemente, para conseguir la magnífica obra de arte que deslumbra nuestros ojos.
El corazón de la montaña leonesa se nos ofrece en esta inmensa cueva viva, en la que los cristalinos arroyos siguen circulando como arterias, formadoras de salas y galerías. Oscura durante más de un millón de años, ahora se ha iluminado y hermanado con el hombre, que la ha tomado cariño y puede dentro de ella comprender el misterio de la vida. Intrépidos deportistas descubren nuevos caminos y salidas al río Torío en lugares muy alejados, disfrutan practicando barranquismo y espeleología, se miden con el obstáculo y comparten sus éxitos. Nosotros vivimos nuestra visita con fantasía y sencillez y volvimos a las praderas de Vegacervera para iniciar el convite.
Mientras trajinaban los organizadores, entre los fogones, nos atrevimos a preguntarles algunas cuestiones de la caza ¿Cuáles son los Cotos de la Peña de Caza de Empleados de Caja España?
Nos dijeron que ICONA sortea los permisos. Este año, para caza mayor, tenían: 2 en Viforcos, 5 en Castrocontrigo y 5 en Tabuyo, en la provincia de León. En ellos se practica la modalidad de “rececho” del corzo. Los cazadores tienen su propio vocabulario, así que nos atrevimos a pedirles explicaciones sobre los términos que usan. Esto quiere decir, que se selecciona el “trofeo”, la mejor “cuerna”, el mejor ejemplar...
El hombre sólo frente al animal, sin perro, al amanecer, a observar... Sólo dos cazadores por coto, en fines de semana, emprenden la persecución, separados, evitando ruidos.
En estas situaciones, quizá, el cazador puede experimentar miles de sensaciones, la naturaleza resurgiendo a un nuevo día, vegetales y animales poniéndose en acción junto al hombre insignificante y arrogante. Las luces y las sombras del ser humano en la inmensidad del paisaje, en la soledad... y el bicho, tomado como enemigo o como compañero de una misma aventura.
¿Y en cuanto a caza menor?
Tienen dos cotos: Uno en Zamora, en Maire de Castroponce y otro en Palencia, en Fuente Andrino, con caza menor autóctona. Explicaron que estos cotos pertenecen a las juntas vecinales, las cuales los alquilan por cinco años prorrogables.
Ahí se caza a perro “en mano”, lo que significa, 4 o 5 personas. Creo que dicho así, parece una actividad en equipo, algo más distendido, incluso... donde se podrá hablar y llegar a compartir alguna confidencia con los otros cazadores.
“A rabo”- dijeron- y eso quería decir que era el perro el que levantaba al vuelo las perdices y había que seguirlas.
¿Y de las batidas de jabalí? Nos explicaron que se solicitan a la Junta de Castilla y León, quien fija los días. Puede haber 12 al año. Se participa en grupo, de hasta 30 cazadores por día. A cada participante se le asigna un puesto, donde no puede moverse. El resto de cazadores caminan el monte con “realas” de perros, es decir con 30 o 40 perros, con muchos. Se intenta “desencamar” a los jabalíes, para que al huir puedan dirigirlos y meterlos a los puestos, donde se abaten.
Finalizada la cacería la comisión, que ha portado en todo-terreno el condumio, prepara la parrillada de chorizos y churrascos de ternera, en el monte. No es de extrañar que se conviertan en expertos cocineros...
¡Esto si que merece la pena!, después de patear entre matojos, con la tensión de aquellos momentos en los que la concentración es tan importante para uno mismo, como para los compañeros, después de soportar las inclemencias del tiempo, de hablar en soliloquio con la naturaleza o de hacer oídos sordos al cansancio o al miedo...¡ qué alegría pillar un buen bocado, regado con buen vino, tomado en amistad!
Pues animaros a engrosar la lista de socios de la Peña- nos dijeron- ¡somos más de 70!
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