En el autobús me ensimismaba con los recuerdos y me entretenía con las conversaciones de los compañeros. Escuchaba a un niño preguntar a su somnoliento progenitor:_"papá, hoy vamos a comer al restaurante Conde Rodrigo en Ciudad Rodrigo... ¿quién era ese señor tan famoso?”
Yo pensé ¡mira que ha habido Rodrigos en la historia! Pero este no era tan conocido como Rodrigo, el Cid de Vivar; ni el Rey godo D. Rodrigo, el de la batalla de Guadalete; ni tampoco el Obispo Rodrigo Jiménez de Rada, el historiador, ni el cantado en romances, matador de los 7 Infantes de Lara. Le expliqué al curioso niño, que este que nos ocupa, el Conde Rodrigo González Girón, no le iba a la zaga a los anteriores.
Este hombre, del cual toma nombre la ciudad, durante el reinado de Alfonso VI, repobló toda esta zona con leoneses y abulenses, para proteger la frontera con Portugal. Famosa desde la antigüedad, ya Ptolomeo cita esta ciudad con el nombre de Mirobriga y posteriormente se la llamó Augustobriga, pero es con su actual denominación como será más conocida.
Pero ¿quién era este hombre? Según cuenta la leyenda o la historia, Rodrigo González, señor de Cisneros, luchó valientemente contra los moros junto a Alfonso VI. En 1086 durante una batalla, todos atacaban al Rey, con el fin de matarle, logrando descabalgarlo. Interviene Rodrigo, cediéndole su caballo y cubriéndose con el manto real, para que le atacaran a él, mientras el rey pasara desapercibido. Se defendió bravamente y al final de la batalla salvó su vida, pero quedó con el manto "hecho jirones" . En agradecimiento, el rey le concede un escudo con tres jirones y un caballo, en recuerdo de la estratagema que urdió para salvarle. Todo ello rodeado por el ajedrezado de los Cisneros, porque para este noble era como un juego desbaratar ejércitos enemigos. Al final, como en los cuentos de hadas y colofón de la historia, el noble caballero terminó casándose con Sancha. la hija del Rey. Y vivieron felices y....
Ya en otras ocasiones, bien camino de la vecina Portugal o en 2003 para hacer la ruta de las fortificaciones de la frontera, UCECA había elegido esta acogedora ciudad y aunque esta vez el motivo central, lo constituye la visita a las "Edades del Hombre", también mereció la pena la visita guiada por el casco histórico que efectuamos a la tarde y que se centró en el exterior de los palacios, la antigua sinagoga y el Ayuntamiento, primordialmente.
El escudo de la ciudad está formado por las tres columnas romanas, que nos dan la bienvenida a la entrada del casco antiguo. Unos versos anónimos nos aclaran el significado de las mismas:
Cibdad Rodrigo en sennal
de sus onrosas fornnas
se zifra en tres columnas
d´antigua, noble e leal.
Pudimos hacernos fotos junto a las murallas. Llegó a tener ocho puertas y su recorrido nos proporciona un agradable paseo. Hermosamente conservadas, datan del reinado de Fernando II de León, que tiene un monumento a la entrada de la muralla. Un verraco de granito en la plaza ajardinada del castillo nos recuerda su pasado vetón y su dedicación ganadera.
El castillo fue erigido por mandato de Enrique II de Trastamara y la torre del homenaje resalta sobre toda la ciudad. Hoy este castillo se ha reconvertido en Parador de Turismo.
La ciudad llegó a tener treinta parroquias, varios conventos de órdenes religiosas y multitud de Palacios de los nobles, que dan fe de su grandeza y su historia. Las guerras destruyeron y reedificaron la ciudad varias veces, pero la Guerra de la Independencia y la Desamortización arruinaron gran parte de su rico patrimonio artístico. Pasamos ante la iglesia parroquial de San Pedro, de estilo románico-mudéjar, con su inconfundible ladrillo con arcos ciegos, que conserva aún uno de sus ábsides originales. La iglesia de San Andrés, extramuros de la ciudad. La iglesia de San Agustín, de estilo gótico del Siglo XVI, que en su interior guarda varios sepulcros de interés. La Capilla de Cerralbo, ordenada construir a finales del Siglo XVI por el cardenal Francisco Pacheco para su propio enterramiento, de estilo herreriano.
Esperábamos con interés la visita de la muestra de las Edades del Hombre y de la Catedral. Las obras de la Catedral, empiezan en el Siglo XII pero tardarán 6 siglos en concluir, por lo que tiene varios estilos artísticos. La inevitable tecnología nos alcanza en esta ocasión y conectados a unos auriculares vamos desgranando el arte que contemplamos. El interior es de estilo de transición al gótico. El coro es del gótico flamígero....En esta ocasión la XIII muestra de las Edades está dedicada al Kirios, narra la esencia del Señor hecho hombre, su Encarnación, vida pública, Muerte y Resurrección.
"El Salvador según las Escrituras" es el título de la primera sección en la que recoge los anuncios proféticos sobre Cristo. Le siguen " Encarnación, nacimiento, infancia y vida oculta". La tercera está constituida por el "ministerio Público de Cristo" y nos da una idea sobre su predicación y milagros. "El misterio pascual" está dedicado a su pasión muerte y resurrección. Para finalizar en la "Escatología" podemos contemplar imágenes del Juicio Final y a Cristo juez y salvador.
Así pudimos contemplar espectaculares tapices, esculturas, óleos, como la Adoración de los Reyes de Berruguete, que no pudimos ver en Becerril.
Algo curioso fue la decoración de un retablo, con unos tambores giratorios que presentan el nacimiento, bautismo, resurrección etc. según variaba la liturgia. Eran de Gil de Siloé que los realizó hacia 1496. Para no extendernos más remito a nuestra revista hermana Nuevas Iniciativas que muestra una magníficas fotos sobre la exposición.
Lo más bonito de la exposición es oír -¡Mira, mamá, esta es la imagen de nuestro pueblo! - porque de las 204 piezas que se exponen sólo 61 son de Ciudad Rodrigo. Las demás corresponden a diversas localidades de la Comunidad e incluso 11 de ellas a la vecina Portugal. Y allí vimos nosotros, entre la premura del tiempo y la apretura del personal, la Biblia del s. X de S. Isidoro de León, el crucificado románico con su corona y paño dorado del Museo de la Catedral de León o el Cristo contorsionado del Humilladero de la Virgen del Camino.
Echábamos de menos a un guía ya anciano, que hacía también las veces de sacristán, y nos atendió con mucho interés en anteriores excursiones. Cuando preguntamos por él, en el Centro de Recepción, nos aseguraron que sigue como siempre, de lo cual nos alegramos.
El otro plato fuerte y nunca mejor dicho, fue la comida de todo el grupo en el restaurante Conde Rodrigo II, entre amplios y verdes jardines, adornados con cenadores y fuentes y con esculturas de bronce al toro y al mayoral. Luego nos emplazamos para la próxima Exposición, que tendrá lugar en Ponferrada en 2007 (ya sabéis: buen botillo, castañas, vinos de la tierra, orujo...) Bueno, ejem.....y arte
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