Nos hizo ilusión que Cecilia nos invitase a la fiesta de San Tirso en la localidad leonesa de Pardesivil,un pueblecito a la orilla del Curueño, que está cerquita de la Vecilla. Conocíamos la fuente de agua cristalina que bajo la atenta mirada del padre Aniceto Fernández Alonso, ilustre hijo del pueblo, preside la plaza de la localidad.
Ejemplar es su biografía, lo que le ha merecido una calle en León desde el año 1983. Este buen fraile nació en 1895. A los 14 años ingresó en los Dominicos de Coria en Asturias. Se ordenó sacerdote en 1921 y continuó sus estudios en Salamanca, Oviedo y Madrid, licenciándose en Teología y Ciencias Físicas. Ejerció la docencia como profesor de Física y Cosmología, primero en España y después en Roma. Realizó interesantes obras, ayudando cuanto pudo. En su casa tiene una placa en la que los vecinos expresan su agradecimiento.
Fue vicario de la O.P. Provincial luego y finalmente General de la Orden. Hablaba varios idiomas y fundó 22 casas y conventos, se le nombró Doctor Honoris Causa de varias universidades, pero todo eso no le impidió acordarse de sus paisanos y los visitaba siempre que podía. Murió en Roma en 1981. El busto de la plaza junto al sonido del agua de la fuente refresca también su recuerdo.
Cada vez que bebo agua de la fuente pienso si tendrá algo que ver con la longevidad que alcanzan algunos vecinos de la localidad, como D Nicasio Getino, al que con ocasión de cumplir los 100 años, le hicieron un reportaje en el Diario de León.
Don Nicasio, que era además el padrino de nuestra anfitriona Cecilia, contó en esta entrevista cómo hacía carbón de madera, cómo tenía que “velar la leña” y en carro, dirigirse luego a venderla a la capital. Cuenta también cómo se enamoró de Helena que era novia de su mejor amigo, pero como él tenía tan buena conversación acabó conquistándola. Vivió hasta los 105 años.
Cuando llegamos a Pardesivil ya sonaba la dulzaina y el tamboril haciendo la ronda por todo lo largo del pueblo, que se extiende por la carretera.
Tras un café al calor de la chimenea de casa de Cecilia, conociendo a su familia y entusiasmándonos con sus nietos, salimos a la plaza para unirnos a la vecindad. Su yerno y su cuñado fueron a buscar el pendón y Daniel la pendoneta.
Cecilia nos presentó a la gente con la que íbamos a disfrutar de este festejo.A Rosario que cuida la llave de la iglesia, a Regina, a Ángeles, que le gusta cantar, a Ana que le gusta bailar lo tradicional, a Severino que contó tantas cosas del Camino y de la vida del pueblo en otros tiempos.
A María, la presidenta de la Junta Vecinal y a su hermana Encarna Fernández, que me contaron cómo un día de agosto de 2008 un grupo de vecinos decidieron reconstruir la ermita de San Tirso.
A pesar de que en el dintel de la puerta una piedra nos da razón de su existencia en 1630, ahora me cuentan que llevaba en ruinas más de cuarenta años y estos valientes, provistos de picos, palas y hasta un tractor, obraron el milagro, pues Santo Tirso quería su ermita. La reinauguración fue una fiesta por todo lo alto y no faltó incluso el corresponsal del Diario de León:
Iniciamos el recorrido precedidos del Pendón y del bravo Daniel, defendiendo contra el viento su pendoneta.
Por el camino a la ermita yo miraba el precioso arco íris que sin duda la nieve fina, iba formando en dirección a la Vecilla, rezando para que se cumpliera el pacto de Dios con Noé, para que no nos lloviera.
Cruzamos el río Curueño que traía bastante caudal.
A la entrada de la iglesia hubo un pequeño descanso para los saludos.
Allí nos recibieron el párroco, quien comunicó su próxima estancia en Roma, tres meses de ausencia, en la cercanía del Papa Francisco y el Fraile dominico Marcos Rodríguez, quien talló un Cristo que preside el templo y para esta ocasión además de acompañarnos celebrando una misa excepcional, hizo entrega de otra talla de la Virgen María.
Es grande la tradición de hombres de Pardesivil que han sido dominicos. Otro dominico, el padre Jaime Lebrato, también hijo del pueblo, recuperó hace poco una de las pastoradas más antiguas de nuestra provincia. Las pastoradas leonesas son mezcla de teatro popular y religioso, interpretadas por gentes del pueblo, consisten en la adoración de los pastores al niño Jesús y según el Diario de León son propias de León.
Un día, el Padre Lebrato encontró un texto de 1890, se trataba de una copia escrita a mano que hizo un tal Ezequiel Getino, vecino de Pardesivil. Bajo su dirección en un tiempo en el que aun no había TV fue interpretada la pastorada por todos los pueblos del contorno.
Tras la celebración litúrgica y después de despedirnos de San Tirso, descendimos hacia el pueblo, siempre acompañados de la música y del ritmo del viento en los vistosos pendones.
Paramos en la iglesia, donde el párroco disponía sus quehaceres y contemplamos el templo.
También en el interior el padre Marcos tenía una escultura, la del crucificado, que se integra en la pared sobre el altar.
Las devociones religiosas corresponden a los tres pueblos limítrofes: La Mata de Curueño, Pardesivil y Sopeña de Curueño y se centran en tres patronos. Es que esta gente sabía hacer las cosas bien: Se encomendaban a San Tirso, mano santa para los males de piernas y brazos, a San Blas, bálsamo y sosiego para la piel y la garganta y a San Nicolás gran valedor para las animas en pena.
En el pueblo de Pardesivil se festeja a Santa Susana, que como patrona de la piedra, los protege del pedrisco y es muy sorprendente ver, cuando se la saca en procesión y está en medio de una tormenta, que la lluvia no apaga las velas que la acompañan sobre el trono.
También celebran a Santa Eulalia y en fin, por si todo esto no fuera suficiente protección, el día 1 de septiembre celebraban a “San Chupo”, que no supe bien de qué santo se trataba, pero sí que en esta ocasión se comía y bebía en abundancia.
Nos dimos una vuelta por el pueblo contemplando sus hermosas casas blasonadas, la fragua, la casa rural, la escuela, ahora restaurada, los valles y montañas.
Me dijeron que el nombre del pueblo podía proceder del romanizado “Parata Serviris” y que atendían a los peregrinos. A mí me atendieron muy bien en las antiguas escuelas, donde celebramos una comida de hermandad, al final de la cual, muy a mi pesar, tuve que dejarlos para regresar a León.
¡Hasta la próxima, amigos!
Pinchando el siguiente enlace, podéis leer las Ordenanzas de 1723 http://www.vegasdelcondado.com/pardesivil.htm
El texto de los villancicos en ed. Facsímil http://www.saber.es/web/biblioteca/libros/villancicos-pardesivil-pastorada-1980/villancicos-pardesivil-pastorada-1980.php?idLibro=445
Las revistas que se indican en el panel de la plaza:
http://issuu.com/lamatadecurueno/docs/boletin_77 (este es boletín 77 , si borráis este número y los sustituís por el 80, 81 u 82, podréis tener acceso a los mismos)
Para los que queráis saber más de la ermita, podéis disfrutar contemplando este hermoso vídeo de sus vidrieras.
Para terminar os proponemos un concurso: Averiguad en que casa del pueblo se encuentra este original llamador.
Esperamos vuestros comentarios al final de este escrito, suerte.
Texto y fotos de Rosa Fadón y Rafael Cid
7 comentarios:
Nos ha encantado el blog que habéis publicado. Estáis invitados a volver siempre que queráis. Y, por cierto, Rafa tienes un paseo pendiente con Daniel que no sé que te quería contar. Un saludo para los dos, de Nuria y Felipe.
Estamos dispuestos a volver y sobre todo a pasear con Daniel. Sólo se sincerará con Rafa, no les podemos acompañar los demás, ya lo sabemos...
Creo que sabemos de qué casa es. Será... La Fragua???
Un abrazo, Nuria
Premio para Nuria. ¡Claro! se la vio por Pardesivil, investigando con una lupa, a lo Sherlock Holmes... raro que no ganara ella. ¡Enhorabuena!
Biennnn! A ver, a ver, dónde está mi premio? Ja, ja, ja.
Ha sido enviado a través de Cecilia y ha habido también premio para ella y para el pueblo. ¿Todos contentos?
Sí!!, muchas gracias.
Publicar un comentario