Carta abierta a mi amigo Anselmo, que se perdió la excursión a Peña Ramiro, por obligaciones familiares .
(Y a los que la quieran leer)
Siempre me había llamado la atención al transitar por la carretera de la Bañeza a Castrocontrigo, las ruina de un gran caserío semiderruido que me hacía imaginar mil historias que justificara su estado de abandono: La historia de amor de una mujer que abandonó prematuramente a su enamorado y este se dejó morir junto con la casa, que conoció sus momentos felices, o ¿que sé yo?... pero, hoy Elena mientras nos hablaba de hojas marcescentes, micrófono en mano, ha roto la magia: se trata de una fábrica de transformación de resina, los restos de las dos que hubo en Castrocontrigo. ¡Se acabó la leyenda!
(Y a los que la quieran leer)
Siempre me había llamado la atención al transitar por la carretera de la Bañeza a Castrocontrigo, las ruina de un gran caserío semiderruido que me hacía imaginar mil historias que justificara su estado de abandono: La historia de amor de una mujer que abandonó prematuramente a su enamorado y este se dejó morir junto con la casa, que conoció sus momentos felices, o ¿que sé yo?... pero, hoy Elena mientras nos hablaba de hojas marcescentes, micrófono en mano, ha roto la magia: se trata de una fábrica de transformación de resina, los restos de las dos que hubo en Castrocontrigo. ¡Se acabó la leyenda!
Mientras entrábamos en Castrocontrigo, lo primero que me sorpendió de la ruta de los molinos, es que a los riachuelos que traen el agua a los molinos del pueblo, les llamaran caños. Pero lo cierto es que esta abundancia de agua fue el origen de muchos molinos.
El primero que visitamos es llamado el de "la Calva" Apoyadas en su fachada vemos dos piedras de moler. Pedro, nuestro guía local de ochenta y muchos años, nos contó que la lisa se coloca debajo y la estriada va encima para triturar la cebada. Leyendo el cartel explicativo pudimos tararear "vengo de moler morena de los molinos de abajo..."
Una vez dentro del mismo, Pedro nos contó con todo detalle el funcionamiento de la maquinaria y después de contestar a nuestras dudas, seguimos camino por una hermosa y solitaria pradera que puedes ir contemplando en las fotos que te adjunto para que puedas hacer con nosotros la excursión.
¡Seguro que en este lugar hubiéramos evocado nuestras clases de literatura y aquel poema que nos aprendimos de memoria: "Corrientes aguas, puras, cristalinas, árboles que os estáis mirando en ellas....."
Nos impactó la imagen de los restos de un puente antiguo, utilizado hasta el siglo pasado, por el camino de Astorga. La ceniza, que un desaprensivo arrojaba a la calle le prendió fuego y lo destruyó.
Llegamos al molino de "la molinera" (no se comían el "coco" buscando nombres). Nos dijeron que era el más viejo del lugar y que su rodezno era de madera, en vez de metal como en los otros que visitamos.
El tercer molino, el del "tejado" es comunitario y aún hoy está en funcionamiento. En su panel informativo figura otra coplilla popular alusivo a la molinera. ¡Tenían más éxito que las de las telenovelas!
Caminando por la orilla de un "caño" plagado de árboles floridos, volvimos al autobús para seguir la ruta en dirección al castillo de Peña Ramiro. Al pasar por la calle de Gunderico, evocamos el pasado historico de Castrocontrigo. Es que el antiguo campamento romano de Aria, que dio nombre al valle en que nos encontramos, fué tomado al asalto por el jefe de los vándalos, Guderico, que lo destruyó y reedificó luego, estableciendo aquí su residencia en el año 411. Se llamó a partir de entonces " Castrun Guderici" y pasado el tiempo se convertiría en el actual Castrocontrigo.
Seguimos ruta, no sin antes dejar encargado el chocolate con picatostes, para la vuelta.
A la derecha de la carretera, dejamos el pueblo de Torneros de la Valdería.
A. Ferreras natural de Torneros, a través de un libro autobiográfico “Las aventuras del Sargento Ferreras” nos da muchos detalles de las andanzas de los maquis, una vez terminada la guerra civil, no sólo por esta zona, sino por las colindantes de Asturias, Cantabria, Galicia y Palencia.
A medida que íbamos acercándonos a al antiguo castillo de Peña Ramiro, pudimos observar la alta peña que domina todo el contorno, donde estarían los restos del castillo. Nos sorprendió una gran imagen del Sagrado Corazón, visible desde la carretera, en lo alto de la peña. A través del potente zoom de nuestra cámara de fotos, pudimos encontrar los restos del castillo en la base y alrededores del monumento.
Es aquí, en esta peña de Valcaliente, de 1367 m. de altura, donde se encuentran las ruinas del castillo del conde de Peña Ramiro, con los restos de un torreón de 6x6, erigido durante la dominación visigoda, sobre las ruinas de un castro, quizá de época prerromana. Sobre esta construcción una colosal estatua llamada del Sagrado Corazón, que bendice el valle, se erigió en 1957, hecha por el escultor Larrea.
Paralelo a este torreón se encuentra una formación irregular de 5,5x4 m. Se conservan también restos de unos muros que circundan el torreón principal y en el interior del recinto amurallado dos oquedades, posiblemente restos de enterramientos.
El primero que visitamos es llamado el de "la Calva" Apoyadas en su fachada vemos dos piedras de moler. Pedro, nuestro guía local de ochenta y muchos años, nos contó que la lisa se coloca debajo y la estriada va encima para triturar la cebada. Leyendo el cartel explicativo pudimos tararear "vengo de moler morena de los molinos de abajo..."
Una vez dentro del mismo, Pedro nos contó con todo detalle el funcionamiento de la maquinaria y después de contestar a nuestras dudas, seguimos camino por una hermosa y solitaria pradera que puedes ir contemplando en las fotos que te adjunto para que puedas hacer con nosotros la excursión.
¡Seguro que en este lugar hubiéramos evocado nuestras clases de literatura y aquel poema que nos aprendimos de memoria: "Corrientes aguas, puras, cristalinas, árboles que os estáis mirando en ellas....."
Nos impactó la imagen de los restos de un puente antiguo, utilizado hasta el siglo pasado, por el camino de Astorga. La ceniza, que un desaprensivo arrojaba a la calle le prendió fuego y lo destruyó.
Llegamos al molino de "la molinera" (no se comían el "coco" buscando nombres). Nos dijeron que era el más viejo del lugar y que su rodezno era de madera, en vez de metal como en los otros que visitamos.
El tercer molino, el del "tejado" es comunitario y aún hoy está en funcionamiento. En su panel informativo figura otra coplilla popular alusivo a la molinera. ¡Tenían más éxito que las de las telenovelas!
Caminando por la orilla de un "caño" plagado de árboles floridos, volvimos al autobús para seguir la ruta en dirección al castillo de Peña Ramiro. Al pasar por la calle de Gunderico, evocamos el pasado historico de Castrocontrigo. Es que el antiguo campamento romano de Aria, que dio nombre al valle en que nos encontramos, fué tomado al asalto por el jefe de los vándalos, Guderico, que lo destruyó y reedificó luego, estableciendo aquí su residencia en el año 411. Se llamó a partir de entonces " Castrun Guderici" y pasado el tiempo se convertiría en el actual Castrocontrigo.
Seguimos ruta, no sin antes dejar encargado el chocolate con picatostes, para la vuelta.
A la derecha de la carretera, dejamos el pueblo de Torneros de la Valdería.
A. Ferreras natural de Torneros, a través de un libro autobiográfico “Las aventuras del Sargento Ferreras” nos da muchos detalles de las andanzas de los maquis, una vez terminada la guerra civil, no sólo por esta zona, sino por las colindantes de Asturias, Cantabria, Galicia y Palencia.
A medida que íbamos acercándonos a al antiguo castillo de Peña Ramiro, pudimos observar la alta peña que domina todo el contorno, donde estarían los restos del castillo. Nos sorprendió una gran imagen del Sagrado Corazón, visible desde la carretera, en lo alto de la peña. A través del potente zoom de nuestra cámara de fotos, pudimos encontrar los restos del castillo en la base y alrededores del monumento.
Es aquí, en esta peña de Valcaliente, de 1367 m. de altura, donde se encuentran las ruinas del castillo del conde de Peña Ramiro, con los restos de un torreón de 6x6, erigido durante la dominación visigoda, sobre las ruinas de un castro, quizá de época prerromana. Sobre esta construcción una colosal estatua llamada del Sagrado Corazón, que bendice el valle, se erigió en 1957, hecha por el escultor Larrea.
Paralelo a este torreón se encuentra una formación irregular de 5,5x4 m. Se conservan también restos de unos muros que circundan el torreón principal y en el interior del recinto amurallado dos oquedades, posiblemente restos de enterramientos.
Hicimos fotos hermosas subidos junto a esta imagen del Sagrado Corazón, desde lo más alto de la montaña y sobre las ruinas del patio del antiguo castillo, que dio pie a la novela històrica del bañezano Méndez Luengo, “El último Templario”. Según relata el novelista, en este promontorio residió Don Ofrén Roldán de Valdavido, El último templario, que se negó a abandonar las insignias de la orden y posiblemente también los tesoros, de los que fue depositario hasta su muerte. En “Llanto por un lobo muerto” del mismo autor, también ubica la acción en el castillo, que es destruido por una tormenta, seguida de un terremoto, en la época de las guerras carlistas. A mí se me pusieron los pelos de punta al observar el gigantesco pararrayos, que se yergue a modo de mástil, enganchado al Cristo, como confirmando la acción descrita por el escritor.
Para saber más sobre el argumento del "Último Templario " o "Llanto por un lobo muerto" pincha aquí.
Emprendimos el camino de bajada y comimos cerca de Truchas, Caldo cabreirés y venado (Ya sabes que Elena nos cuida muy bien). y como ya es costumbre, la gente del grupo Aguzo nos deleitó con su música y su buen hacer. Yo me hubiera quedado toda la tarde escuchándolos y hubiera perdonado el resto de la excursión, pero claro, no sabía lo que me esperaba. Desde aquí ¿Gracias amigos por vuestro buen hacer!. Te dejo fotos para abrirte el apetito.
Nos esperaba un hermoso pueblito, Villar del Monte, nuestro siguiente destino.
Al topónimo Villar del Monte nos indica la ubicación del poblado, al ser un conjunto de casas de campo, dispersas por una elevación del terreno. Yo venía pensando que ya estaba bastante poblado en tiempos antiguos, que tenían una gran inteligencia para cubrir bien sus necesidades utilizando los recursos, que tenían a su disposición. El sentido común nos advierte, al contrario de lo que se cree, que no todos los lugares van progresando en civilización, aquí hubo tiempos muy gloriosos, de los que se ha ido decayendo y recuperando con esfuerzo.
Haciendo un pequeño recorrido por el pueblo, perdiéndonos por sus calles, con los techados de paja semiderruidos, teníamos la impresión de habernos trasladado a otra época de la historia.Vimos también un horno comunal, una chimenea típica y un pajar restaurado recientemente por la Junta de Castilla y León. Nos llamó la atención el tranque rústico para cerrar una puerta y pudimos contemplar también la mentalidad práctica de sus habitantes, hasta para reutilizar hasta una humilde cuchara ,como agarradero de la puerta.
Junto a la Iglesia del pueblo, la casa rectoral, restaurada esta vez por un médico inglés, el Dr. Brian.
Como en esta visita no visitamos el Museo de Encaje de bolillos, gracias a la magia de internet te lo afrezco aquí, fruto de otro recorrido anterior, que realicé con el amigo Eulogio:
Nos lo enseñó una guía de lujo: Nati, que también ha organizado el de Castilla y León en Tordesillas y ha impulsado una cátedra en la Universidad de Salamanca. La labor de divulgación de la cultura popular que hacen las personas antes citadas es enorme y poco a poco van consiguiendo que otras personas como el Dr. Bryan, y otros ciudadanos extranjeros, holandeses y belgas, se interesen y realicen la restauración y conservación del patrimonio cabreirés.
Como siempre terminamos la excursión tomando el chocolate con picatostes en Castrocontrigo. Aunque primero visitamos la fábrica artesanal de chocolate Santocildes, muy bien explicada en todo el proceso de fabricación y los elementos actuales y más antiguos, cuyas fotos de mostramos aquí.
En el autobús, Eulogio y Jose (que finalmente nos dejó sin estrictis) amenizaron el regreso con chistes y chascarrillos. ¡Gracias también a estos amigos! y a Elena por habernos preparado esta mágnifica excursión al estar siempre pendiente de nosotros, ¡es el alma del grupo!.
En cuanto a tí amigo Anselmo, espero haberte podido animar un poquito con mis fotos y mi charla.
Un abrazo.
1 comentario:
Siempre es gratificante conocer lugares y hablar con las gentes que viven allí. Son experiencias inolvidables, las personas nos aportan mucha alegría.
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