28 octubre 2007

De Camposagrado a los Calderones y puerto de Santa Marta

Para finalizar el mes de octubre hemos realizado una excursión otoñal, “que si se podía cogeríamos setas en el emblemático entorno de Camposagrado” –nos dijeron los chicos de la Junta- y que como mínimo disfrutaríamos de un día campestre extraordinario.
Ya en el autobús íbamos cabilando de que el Padre César Morán en su libro "Por tierras de León" nos habla de dos tradiciones "Clavijeñas" en nuestra provincia. Ya sabéis: de tradiciones similares a la de la Batalla de Clavijo, en las que aparece el apóstol montado en un caballo blanco y gana una batalla casi perdida.

iglesia de Santiago

Una de ellas se sitúa cerca del pueblo de Fasgar al final del Valle Gordo.

valle de Santiago

En un lugar llamado el Campo de Santiago se dio una gran batalla y con el apoyo del santo, quedó el campo cubierto de infieles. Esta tradición nos la cuentan todavía hoy, los habitantes del pueblo con el nombre más largo de España: Colinas del Campo de Martín Moro Toledano.

Las huestes moras se habían parapetado junto al monte Paleiro y los cristianos, menos numerosos, en la llera del monte Fernán Peláez. Estos pidieron ayuda al rey de León pero, este les dijo que vencer a los moros sería mas difícil que coger "un oso vivo". Al día siguiente se presentaron ante él con el oso. Después de unir sus fuerzas con los de todos los pueblos vecinos y gracias a la ayuda del apóstol Santiago los agarenos fueron vencidos y desde entonces reza la canción popular:

Señor Santiago bendito
Que de los cielos bajaste
a veinticinco mil moros mataste
en el campo de la victoria
y ahora te vas a los cielos
con los santos y la gloria.
Puedes leerlo en: www.saber.es/web/biblioteca/libros/bierzo-magico/html/t02.html 
y en http://cosinasdeleon.blogspot.ie/2009/07/leyenda-e-historia-de-colinas-de-campo.html

peñón con su cruz

La otra tradición nos la cuenta D. Manuel Diez Monar en su "Historia de Camposagrado". 

En ella nos dice que Almanzor (1002), que a la sazón se encontraba en León, tiene noticias del avance del rey astur D. Pelayo (718-737) y se apresta a la lucha. Al final cuando los ejércitos se encuentran, la proporción era de un cristiano por cada 100 musulmanes, por lo que a pesar de su bravura, los primeros optan por retirarse. Aquella noche fueron duramente reprendidos por el apóstol Santiago, así que se aprestaron a la batalla. Los hombres de uno de los nobles de Pelayo, el Capitán Colinas se escondieron en los trece pozos que ya existían en Camposagrado.

Cuando los agarenos estaban más descuidados, los cristianos salieron de su escondite lanzándose sobre los desprevenidos musulmanes causando tan gran mortandad que una vez concluida la batalla no se pudieron separar los muertos de uno y otro bando, por lo que el arzobispo Urbano y los siete obispos que le acompañaban, optaron por bendecir todo el campo ensangrentado. A partir de entonces pasaría a llamarse Campo Sagrado. 

Enterado Almanzor de la derrota exclamó: Mala muerte, ...mala muerte. Junto al Cilleron discurre el arroyo que aún hoy se llama Mala muerte y un monte, que quizá corrompió su nombre, se llama Valamuerte.

Nos cuenta el Sr. Monar que fue tan importante la batalla que podríamos considerar a Campo Sagrado como la Covadonga leonesa.

Dicen también que D. Pelayo dando a besar el pomo de su espada a Colinas le dijo:escudo de los Tusinos 
"Tu sin nos, los has vencido y este será tu apellido"
Por lo que con la contracción de la frase tendremos a los TUSINOS, apellido por el que se conocerían en lo sucesivo a sus descendientes.

El Abad Viñayo nos cuenta que inmediatamente después de la batalla se erigieron dos ermitas, una donde se encuentra el santuario en el que se venera aún hoy una virgencita que ya hacía milagros en la Iglesia de San Lucas en la ciudad de Toledo y otra en la llana de Benllera en honor al apóstol Santiago. 

Para mantener viva la tradición todos los años tiene lugar una gran romería a la que acude toda la gente de los alrededores.
 
El historiador de Camposagrado, D. Antonio Fernández Álvarez de Miranda en el siglo XVI titulando su libro "Antigüedad de la milagrosa imagen de Nuestra Señora de Camposagrado de la montaña de León. Estatutos y loables exercicios de sus cofrades", publicado en Madrid año 1653, cita como fuente suya, a un cronista irlandés afincado en la corte de Ramiro I: Got Vila y su "Crónica Religio Gothorum".

Aún quedan vestigios de los trece pozos de Colinas. Posiblemente se utilizaron como túneles o depósitos para recoger agua. Se cree que desde época muy antigua los pozos fueron sepulcros de origen dolménico y se cubrían dando lugar a elevaciones, como las que se conocen en Stonehege. Las hoyas que se formaron con el tiempo dieron origen al nombre de pozos y el lugar sería ya desde la prehistoria un campo sagrado.

Enterramientos prehistoricos, batallas con intercesión de santos... lo cierto es que esta tierra tiene algo de magia y misterio. Ya más cerca de nuestra época, en los años 70 la fundación RAMA y Sixto Paz organizaron intentos de mantener contactos con los extraterrestres en este lugar.

No puedo decir si la operación tuvo éxito o no. Lo que si es cierto es que más de un "currante" que pasaba por allí para acudir a su trabajo al amanecer, se asustó al escuchar unas extrañas salmodias procedentes del pinar: ¡ raaamaaa...raamaaa..! y tumbadas en el suelo cientos de personas inmóviles mirando a las estrellas. 

¡Ah! se me olvidaba, para los que se fijaron en las fechas de los protagonistas, aclararé que el padre Monar nos dice que Almanzor es un título genérico dado a los caudillos árabes de la época, a los que querían apodar de Victorioso.

La ruta de nuestra excursión fue hacia Piedrasecha en dirección a los Calderones.
Ved nuestro reportaje fotográfico de los Calderones y Piedrasecha.

Piedrasecha

Pasamos en primer lugar por el pueblecito de Otero de las Dueñas, donde podemos admirar en primer lugar las ruinas del monasterio.

Hacia el año 1230, Dª María Pérez de Guzmán, condesa de Villalba de la Loma, religiosa cisterciense de Santa María de Carrizo, hizo donación de su hacienda para una fundación en Otero de las Dueñas de este monasterio. 

La carta fundacional donde consta la extensa donación "para fazer hi monasterio de Dueñas de la honra del Císter" parece que se ha perdido, sin embargo se ha conservado copia de la que se desprende que en 1240 no estaban aún construidos los edificios, ni existía en aquel lugar comunidad alguna.

 

En cambio en 1245 ya se advierte allí vida monástica, habiendo salido de Gradefes una colonia para habitar el nuevo monasterio.

Los historiadores no entienden por qué siendo Dª María monja de Carrizo, confía la nueva fundación a las de Gradefes.

En la historia del monaquismo se sabe que la abadesa de las Huelgas de Burgos ejercía una jurisdicción "cuasi episcopal" sobre los monasterios de Castilla y León: Daba licencia para celebra misas, para predicar en las Iglesias, para confesar a las religiosas... Se dice que en ocasiones llegó ella misma a confesar a sus súbditas. Estudiando la documentación de Otero de las Dueñas, conservada en Gradefes, vemos que la abadesa de este monasterio ejercía sobre las de Otero jurisdicción parecida a la de las Huelgas en los suyos.

Esto fue un semillero de discordia y litigios para las de Otero. En 1868, en la Desamortización, al ser arrojadas del monasterio fueron a refugiarse junto a las premostratenses de Villoria, para al fin, al no poder volver a Otero, pidieron ser admitidas junto a sus hermanas de Gradefes.

Como curiosidad ahora que están de moda los programas televisivos tipo "IV Milenio", contaré que en el Siglo XVII tuvo lugar un proceso inquisitorial contra una monja de este monasterio, se llamaba Sor Ángeles Francisca de la Cruz y era hija del Sr de la Villa de Cubillos, en el Bierzo.

Desde pequeña dio muestras de una piedad superior a los otros jóvenes huyendo de las diversiones. En 1685 llamaba a las puertas de Otero pero antes de ingresar, acudió a venerar a la virgen de Camposagrado y sucedió que un religioso dominico se ofreció a predicar en su toma de hábito y cuando lo hizo, con gran sorpresa de todos, le predijo los grandes trabajos que iban a jalonar su vida y la delación al Tribunal de la Inquisición, sorprendente en aquél momento.

Con el tiempo se empezó a hablar de revelaciones místicas, de sudores de sangre, de manifestaciones preternaturales, de ayunos en exceso. Signos que fueron interpretados como algo diabólico en la mentalidad de la época, por lo que fue delatada al Santo Tribunal.

En octubre de 1692 se presentan en Otero dos ministros del Santo Oficio los cuales al verla se echaron a llorar sin saber por qué. Se abrió un proceso que duró cinco años en que oyeron informes de médicos teólogos y otros especialistas dictando al final sentencia absolutoria.

Se quedó en el convento de Santa Ana de Valladolid llegando a ser superiora del mismo, dando siempre ejemplo con su alma piadosa. Tuvo la gracia de sufrir los estigmas de la pasión e incluso de predecir el día de su muerte.

Hoy del convento, sólo queda en Otero parte de la cerca y un pabellón de las celdas monacales. En la iglesia del pueblo un impresionante crucificado y una imagen de piedra policromada de la Reina de los Ángeles.
Dicen por el pueblo que se va a iniciar la construcción de un Hotel en el antiguo recinto.

Continuar por la carretera adelante ya constituye en sí una auténtica aventura sobre todo si se hace en autobús con las ramas de los árboles acariciando la ventanilla o los balcones de las casas al llegar a Viñayo.

Dice Albornoz en sus "Orígenes de la nación española" que en Viñayo, el antiguo Vinagio en el Siglo IX se levantó el monasterio de San Salvador pero hoy no encontramos vestigios del mismo.

Peñas rotas del desfiladero del ríoSeguimos hacia Piedrasecha y desde el camino contemplamos impresionante, la Peña del Águila. 

Allá por 1930 penetraron en una cueva los mozos del pueblo y descendieron por una profunda sima. Florentino Agustín Diez, en su "Valle de Viñayo" nos cuenta la historia con todo lujo de detalles.

Enterado de la aventura el cura de Otero, los acompaña en una segunda excursión y bajando de nuevo, encontró en un recodo como un hombre de piedra moldeado en la roca transparente ¡era un antropolito!

El cura ordenó a los mozos silencio y secreto y sobre todo que nadie tocase nada mientras él se disponía a hacer las gestiones legales oportunas.

sin agua a los piesNo se guardó el secreto y uno de los mozos informó a otro cura de la comarca menos aficionado a la arqueología. Entró sin ser visto en la cueva, localizó el antropolito y lo partió con un pico en mil pedazos esperando encontrar el codiciado tesoro.

Pensando en esta desagradable aventura llegamos a Piedrasecha (Petra secta, piedra cortada) 

Tropezamos en primer lugar con la iglesia y junto a ella el viejo cementerio en un lugar elevado como acercando a todos al cielo. 

En mitad del pueblo nos sorprende un castillo, coqueto, de moderna construcción pero con todo lujo de detalles. 

Al final una casa rural nos ofrece la úlima oportunidad de tomar un refrigerio antes de lanzarnos a la aventura y seguir un camino que nos sorprenderá por su exuberante belleza.

El río se sumerge bajo tierra y su cauce se convierte en un lecho seco de cantos rodados, por el que los senderistas entran asombrados al contemplar las altas y abruptas paredes que limitan el antiguo cauce. Parece una brecha, que hubiera roto el suelo y dejara huecos para que el agua buscara rutas subterráneas. 

Este paisaje lo llaman los Calderones y cuando de nuevo surge el agua en la superficie, primero como hilos y rápidamente con un cauce considerable, se llama la fuente del Manadero

A la derecha está la cueva de las Palomas que ahora, gracias al Abad Emérito de San Isidoro, D. Antonio Viñayo se ha transformado en la Capilla de la Virgen Pastora del Manadero.

Seguimos por el desfiladero de los Infiernos, nombre que se encuentra en otros lugares en relación con las imponentes obras de ingeniería romana y no nos olvidamos de que en todos estos alrededores los romanos extrajeron oro y otros minerales y sus huellas y topónimos lo demuestran bien.

Arribamos finalmente al Puerto de Santa Marta, desde donde, si nos sintiéramos con fuerzas podríamos completar una ruta circular ascendiendo la Peña Portilla y acabando a los pies del río Luna a las puertas de la Magdalena. Esta ruta la hicimos con otros compañeros un año atrás y resultó muy bonita, pero es tema para otra ocasión.

Así, charlando con los compañeros de tantas historias y admirando el sorprendente paisaje, volvimos sobre nuestros pasos y emprendimos el viaje de regreso.



17 octubre 2007

Guadalajara, Atienza, Sigüenza, Brihuega

Era el día de la Hispanidad y entramos en Madrid para recoger a dos compañeros. La ciudad estaba engalanada de banderas de España y como nosotros íbamos en un autobús de la empresa Franco, bromeábamos pensando en los recientes acontecimientos políticos. Salimos de la capital camino de Guadalajara, adentrándonos en un mundo antiguo y mítico.

Los orígenes históricos de Guadalajara podemos buscarlos en la época de los romanos con la construcción de un puente sobre el río Henares y un campamento militar junto al mismo.

En el siglo VIII los árabes ocuparon la ciudad y se quedaron en ella durante cinco siglos construyendo mezquitas, baños, zocos y murallas. Alfonso VI la conquistó en el siglo XI. A mediados del siglo XIV empieza el gran protagonismo de la familia Mendoza.

Las guerras de Sucesión, de la Independencia y la de los carlistas e isabelinos traen consigo el declive, tanto económico como demográfico, que podemos comprobar también en el arte, que sigue con la historia la misma línea de esplendor y decadencia.

La familia Mendoza descendia de los Reyes Navarros. Establecieron su casa en Guadalajara con D. Pedro González de Mendoza, mayordomo de Juan I. Al héroe de Aljubarrota, le sucedió su hijo Diego Hurtado de Mendoza, primer Duque del Infantado. Pero el más famoso fue Iñigo López de Mendoza, el Marqués de Santillana, creador de una escuela literaria y humanista. Durante todo el Siglo XVI el palacio del Infantado llegó a denominarse la Atenas Alcarreña.
En el Siglo XVIII los Mendoza se trasladan a Madrid, acabando la etapa de esplendor en Guadalajara.

En un tris-tras llegamos a Guadalajara.
Visitamos La Fundación de la condesa de la Vega del Pozo. Esta mujer creó a finales del Siglo XIX una fundación benéfica que acogía a los ancianos, huérfanos y desamparados, en varios edificios de estilo ecléctico, entre los que destaca la iglesia con el enterramiento de la fundadora. Velázquez Bosco proyectó y ejecutó este encargo, que hoy nos sorprende por su belleza.

Luego nos fuimos a la Concatedral de Sta Mª, a la capilla de Luis de Lucena, al Palacio de D. Antonio de Mendoza con su claustro renacentista, la fachada de la iglesia frente a su viejo jardín... y vimos el Palacio de la Cotilla, donde contemplamos el salón chino, que nos sorprendió por su originalidad y pinturas minuciosas.

La guinda final fue el Palacio del Infantado, que mandado construir en 1480 por Iñigo López de Mendoza, se destruyó totalmente, pero fue rehecho después de la Guerra Civil. Su fachada es muy hermosa y en la portada destaca el escudo de la familia, rodeado por una serie de pirámides claveteadas, arriba el fragil corredor de ventanas góticas y en el interior el claustro con balconadas de filigrana.
Enfrente del Palacio está la antigua Iglesia de los Remedios de estilo renacentista, hoy Paraninfo del Campus universitario dependiente de la Universidad de Alcalá.

También enfrente está la Torre de Alvarfañez. El Cantar del Cid del que celebramos el 800 aniversario, hace muchas referencias a estas tierras: Atienza, Hita, Jadraque y la misma capital:

"Caballeros buenos que acompañan a Minaya

Corred con osadía, por miedo no dejéis nada

Hita abajo y por Guadalajara..."

Cuando se despidió el guía seguimos callejeando hacia el mercado de Abastos y junto a él, encontramos el Santuario de la Antigua inconfundible por sus ábsides mudéjares. Dicen que en este templo oró Alvarfañez de Minaya después de conquistar la ciudad y en él colocó la imagen que dio nombre a la iglesia.

Siguiendo la calle Mayor nos encontramos con la iglesia de San Ginés del siglo XVI. En su interior se encuentra enterrado su fundador D. Pedro Hurtado de Mendoza.

En el parque de San Francisco, el convento del mismo nombre creció al amparo de los Mendoza para sufrir la destrución por los franceses en la guerra de Independencia.

El puente construido por los árabes todavía sigue en uso.

El autobús nos acercaba al Hotel Trip Meliá y viendo los arbolitos pasar, pensé en los escritores que se inspiraron en estas tierras, no sólo los Mendoza, tan famosos.
En la Edad Media, encontramos muchas referencias, en el Cantar del Mio Cid, Juan Ruiz, el arcipreste de Hita, aunque no tenemos datos de que fuera de este lugar, él quiso que se lo recordara así, dejando retratada la vida de estos lugares, como un perfecto conocedor de los mismos. El infante D. Juan Manuel, también se inspiró aquí para escribir sus obras. En 1824, Espronceda comienza a escribir en la capital su poema sobre D. Pelayo. Bueno Vallejo nació aquí en 1916 y con él un numeroso grupo de poetas del Siglo XX y ¿qué decir del "Viaje a la Alcarria" de Cela y más recientemente "El río que nos lleva" de Jose Luis San Pedro, obra llevada también al cine con el mismo título.

Al día siguiente, gracias a que nuestro guía Raúl, que con su “din, don, din”, nos iba informando de todo, supimos de gastronomía, industria, folclore...Hicimos una parada imprevista en Cogolludo, para contemplar la primera fachada de arte renacentista en España, que a pesar del abandono, sigue siendo muy bella. También nos cogió piedras de plata y de alabastro, de una mina abandonada, al pie de la carretera.

Al aproximarnos a Atienza nos encontramos "como con una peña muy fuerte" que dice el poema del Cid y efectivamente, la torre del castillo se pina sobre las rocas. El Cid pasó por Atienza camino del destierro según el cantar. Y la afrenta de Corpes podría haber tenido lugar en Robledo de Corpes, no lejos de aquí.

Lo primero que nos encontramos al llegar es la plaza de España, con el Ayuntamiento de la localidad, seguimos para contemplar el arco de muralla llamado de Arrebatacapas, que linda con la torre de la iglesia de San Juan, dando entrada a la plaza del mercado con la Casa del Cabildo. Pasamos entre restaurantes, bajo los soportales con los escudos de los clérigos y un edificio del Siglo XVI con un precioso balcón esquinado.

Luego salimos del entorno urbano y subimos al castillo, desde donde contemplamos una panorámica de todo el pueblo, con el templo de Santa María del Rey, la iglesia de la Trinidad del siglo XII. Desde la torre, ensimismados, recordamos la historia del lugar, antiguo enclave arevaco que llamaron Tithya la tierra de los titos, raza prerromana.

En el siglo X Alfonso II ocupa la villa, pero al estar lejos de Asturias se encuentra incapaz de protegerla. La reconquista el hijo del Conde Fernán González pero es arrasada por Almanzor. El califa de Córdoba Sulayman, se la regala al conde Sancho Garcés, en agradecimiento al apoyo recibido.

El hecho más famoso lo llevan a cabo los arrieros atencinos, cuando escondieron al rey niño Alfonso VIII, camuflándolo bajo el capote de uno de ellos, para que escapara del poder de los leoneses. En siete jornadas lo pusieron en los muros de Ávila. Por eso recibieron muchos privilegios, conviertiéndose en una comarca muy próspera en el siglo XIV. La fiesta de la caballada, recuerda este hecho, se sigue celebrando ininterrumpidamente desde 1163 y se considera de Interés Turístico Nacional.

A nuestros pies siguen los viejos templos, las ermitas y los campos interminables. La fortaleza fue ocupada por los navarros en la guerra contra Juan II y Alvaro de Luna resistiendo a sus ataques. Con el tiempo, poco a poco esta localidad fue perdiendo peso en beneficio de Siguenza.

De nuevo en el pueblo, que está considerado en su conjunto Monumento Nacional, pensamos visitar el museo de la Iglesia de San Gil o el templo de la Trinidad, que guarda en su interior al Cristo del Perdón de Carmona, apoyándose sobre la bola del mundo; o el de San Bartolomé, con la Capilla del Cristo, donde esperábamos oir a D. Julio explicarnos cómo se trabajaba en los talleres antiguamente, pero todo esto se quedó para la próxima visita, pues es imprescindible dejar algo para otra ocasión.

Y nos vamos a Siguenza. A casi todos cuando pronunciamos ese nombre nos viene a la memoria la imagen del Doncel. Martín Vázquez de Arce, "el Doncel formado en letras, artes y armas" fué paje de D. Diego Hurtado de Mendoza, 1ºDuque del Infantado.
En Julio de 1486 encontró la muerte en tierras granadinas víctima de una emboscada musulmana. D. Fernando Vázquez, hermano del anterior y Obispo de Canarias, encargó una estatua yacente para su sepulcro. La capilla fué construida por Nicolás Francés y aunque se cree que la estatua se hizo en Guadalajara, en los talleres de Sebastián de Almonacid, no se conoce con seguridad su autor, dándose la paradoja de que no hubiésemos conocido al doncel a no ser por su estatua y ahora no conocemos con exactitud al artista que lo inmortalizó.

Etimológicamente Sigüenza significa "la que domina el valle", pues está situada en un lugar estratégico, en la calzada romana del valle del Henares. En la época visigoda se cree que la ciudad crecía en torno a Nuestra Sra. de Los Huertos. En la época de los árabes, la actividad se desarrolla en torno al castillo, que amplía su importancia estratégica cuando el obispo Bernardo de Agen reconquistó la ciudad. Desde entonces es sede episcopal y crece bajo la tutela de sus obispos. La ciudad era un hervidero de gente, se celebraba el "día del turista" y en las terrazas del jardín disfrutaban del buen tiempo niños y grandes.

Paseamos por sus calles, admirando sus iglesias, palacios y restos de las murallas. La sorpresa nos llegó en la visita de la catedral, no por la grandiosidad del edificio, por sus joyas artísticas, museísticas o por la famosa estatua yacente del doncel. La sorpresa nos la proporcionó nuestro guía, cuando nos permitió entrar en el coro y se sentó ante el órgano; de sus manos y pies salió la impresionante Tocata y Fuga de Bach, expándiendose por la atmósfera del templo, introduciéndose en nuestros poros, congregándo en la verja a multitud de visitantes, que antes deambulaban por doquier.

Sin ninguna partitura y con una ágilidad y maestría sorprendente arrancó al instrumento toda la sonoridad que le acredita. Al terminar se fue corrido, de aceptar nuestras felicitaciones y nos dejó con la boca abierta.

Aún nos sobró tiempo para visitar el castillo hoy convertido en Parador Nacional.

Cuando volvíamos a Guadalajara, gracias a la destreza de nuestro conductor, atravesamos el cañón del río Dulce, y desde el mirador que domina el profundo desfiladero, recordamos episodios de la serie televisiva de Félix Rodríguez de la Fuente, pues se trataba de un paisaje muy querido para él.

El día del regreso hicimos una parada en Torija y vimos el castillo que alberga el museo dedicado al "Viaje a la Alcarria " de Cela.

Continuamos luego en dirección a Brihuega, la antigua "Castum Briga" en pleno corazón de la Alcarria. El Rey Alfonso VI la entregó a los Arzobispos de Toledo. El más conocido fue el historiador y arzobispo D. Rodrigo Jiménez de Rada, que reconstruyó sobre un antigua alcázar árabe, el Palacio Fortaleza y la muralla, así como la Iglesias de san Felipe, de estilo románico de transición y Santa María. En sus inmediaciones tuvo lugar la batalla entre las tropas del Archiduque Carlos y los partidarios del que luego sería Felipe V. En la Guerra de la Independencia se la conoció, por el guerrillero Francisco Pareja y también luchó en este lugar El Empecinado, contra los absolutistas de Fernando VII.
Durante la ilustración se construyó la Real fábrica de Paños anexa a la de Guadalajara.

Se conoce también a Brihuega como "El jardín de la Alcarria" gracias a sus numerosos manantiales subterráneos transformados en ornamentales fuentes por toda la ciudad.

Tuvimos tiempo de contemplar la ciudad hasta la hora del almuerzo: La Virgen de la Peña con su gruta, las murallas, el coso taurino, las Iglesias, el parque de María Cristina, para después de la comida regresar de nuevo a casa cargados de recuerdos.