19 octubre 2009

LA CABRERA 2009



¡Qué enigmática la Cabrera, la dureza del terreno y el misterioso silencio que lo envuelve todo y por si esto fuera poco un dios local, Tileno habita en lo alto de la montaña del mismo nombre!

Así que, cuando nuestro amigo Eulogio nos ofreció la posibilidad de hacer una excursión de fin de semana no nos lo pensamos dos veces para aceptar.
Hicimos la primera parada técnica en Castrocontrigo, el antiguo campamento romano de Aria que dio nombre al valle. Tomado al asalto por el vándalo Guderico que lo destruyó y edificó luego, estableciendo su residencia en el 411 (El Castrun Guderici) que pasado el tiempo se convertiría en el actual Castrocontrigo.

Hoy Castrocontrigo es un bonito pueblo conocido en toda la provincia, entre otras cosas, por la fabricación de un exquisito chocolate que hace las delicias de quien lo prueba.

Partimos con dirección a Pozos, y arropados por la amena charla de Eulogio, pasamos por otros pueblos que ya visitamos en anteriores excursiones: Valdavido, presidido por la imagen del Sagrado Corazón en lo alto de la montaña sobre las ruinas de un antiguo castillo que dio pie a la novela del bañezano Méndez Luengo “El último Templario” en “Llanto por un lobo muerto” del mismo autor, el castillo es destruido por un terremoto en la época de las guerras carlistas.

De distinta temática otro autor esta vez natural de Torneros a través de un libro autobiográfico “Las aventuras del Sargento Herreras” el autor nos da muchos detalles de las andanzas de los maquis, una vez terminada la guerra civil, no solo por esta zona si no por las colindantes de Asturias, Cantabria, Galicia y Palencia.

Cuando llegamos a Pozos fuimos recibidos por Severino, uno de los miembros más activos de la Asociación de amigos de la Cabrera que intentan que todo el amplio patrimonio etnográfico no se pierda en el olvido. Junto a el tuvimos ocasión de contemplar la arquitectura rural del lugar.

Yo tenía interés por visitar los pozos que hay en los alrededores del pueblo porque cuando de pequeño pasaba mis veranos en la Bañeza, me decían que el Dios Teleno lanzaba los rayos de las tormentas desde el monte del mismo nombre y luego apagaba los que le sobraban en los pozos de este pueblo. Hoy, pasados los años, he leído que esos pozos no eran para sacar agua sino para extraer el oro que por estos lugares rastreó el romano Plinio el Viejo al frente de miles de esclavos.

Dejamos Pozos para dirigirnos a Iruela, cuna de otro leonés ilustre, el relojero Losada.

Nos cuentan que en su juventud era pastor y al perder una res del rebaño que cuidaba, escapó al vecino Portugal para desde allí seguir rumbo a Inglaterra donde, entre otros oficios trabajó en una importante relojería, casándose con la esposa del dueño una vez fallecido este. Construyó y regaló a la Villa de Madrid el Reloj de la Puerta del Sol, con el que los españoles solemos despedir el año. nos hicimos una foto ¡como no podía ser menos! ante el monumento dedicado al insigne prócer.
Nos enteramos también que el vocablo Iruela parece indicar “campo pequeño” o “era pequeña”.

Nos dirigimos a la Iglesia del pueblo para contemplar las imágenes restauradas recientemente.

Continuamos la excursión para comer “pote cabreires” en Quintanilla de Losada, en compañía de Dª. Concha Casado, que nos obsequió con su presencia y alguno de sus libros, rifados en la sobremesa. En la tertulia, estábamos a gusto con los amigos, así que se nos pasó el tiempo sin visitar el museo etnográfico de Enciendo y los palomares restaurados recientemente.

Pero en Villar del Monte, nuestro siguiente destino, sí visitamos la casa recién restaurada que acoge el Museo de Encajes y fue muy del gusto de las féminas de la expedición.

Vimos también un horno comunal, una chimenea típica y un pajar restaurado recientemente por la Junta de Castilla y León. Junto a la Iglesia del pueblo, la casa rectoral, restaurada esta vez por un médico inglés, el Dr. Brian, porque no sólo la Asociación de Amigos de la Cabrera, sino también familias de ingleses, belgas y otros extranjeros, se interesan por estos típicos parajes.

En Castrocontrigo hicimos la parada de la merienda. Ya estaba preparado el comedor y enseguida degustamos el chocolate con picatostes. Muchas personas compraron las diferentes especialidades de tabletas de chocolate, para alargar el buen sabor con familiares y amigos.

Ya en el autobús hubo concurso de trivial para demostrar nuestros conocimientos de León y bonitos regalos para los acertantes. Cantamos canciones dirigidos por María Jose y Rosi , se gastaron bromas y contaron chistes que nos hicieron corto el camino de regreso. Un día , en fin, muy agradable que nos dejó con ganas de repetir.