10 agosto 2007

Babia, río Sil

Siempre que tengo ocasión, aprovecho todas las oportunidades para desplazarme por los lugares de la montaña de León cargados de historia y de belleza, hoy silenciosos y olvidados. Por eso me dio mucha pena el que no hubiese suficientes plazas en la excursión organizada por Uceca, como no pudimos ir con nuestros compañeros, organicé por mi cuenta esta  excursión a Babia, cuyas fotos podéis ver aquí.

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Aunque hoy contemplemos estos lugares solitarios, no debemos olvidar que en otros tiempos bullían de animación y de superpoblación. Una de las denominaciones más antiguas de Babia es Badavia (valle de la vía) que hace referencia a los antiguos caminos romanos de Astorga a Asturias o los de la trashumancia ganadera.

Aquí puedes encontrar historia y leyenda: Hay quien asegura también que Babia es la patria del famoso caballo del Cid Campeador, como lo atestigua José Rodríguez en su libro "Casta de astures" pero yo creo que la leyenda de Babieca tiene entidad suficiente para dedicarle un articulo aparte.

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Las tierras de Babia están consideradas por la UNESCO reserva de biosfera desde el 29/10/2004.

Al hablar de Babia siempre nos cuentan la historia de los reyes que iban a esa comarca a cazar, a divertirse o incluso a legislar, así vemos que Fernando II en el Fuero de Rabanal del Camino firma una "carta facta en Babia". También podemos entenderlo como estar "ido, ausente o atolondrado" algo así como cuando el maestro en la escuela te despertaba de tu ensimismamiento -"Fulanito, ¡despierta! ¿es que estás en Babia?".

Pero la versión mas acertada, creo yo que es la del académico D. José Mª Pemán cuando explicó que ese ensimismamiento es debido a la nostalgia que les producía a los pastores, rabadanes, mayorales y zagales trashumantes, mientras enfilaban los caminos hacia Extremadura con la llegada de los primeros fríos, recordando las añoradas y hermosas tierras que los vieron nacer.

De camino a nuestro destino, Torre de Babia, hicimos una primera parada en Riolago para admirar su impresionante Palacio. En un principio casa matriz de la poderosa estirpe de los Quiñones de Riolago. Fue posteriormente vendido a otras familias, repartido en sucesivas herencias sufrió un incendio hasta que un vecino del pueblo, D. Fernando Geijo Rodríguez compra la parte de cada propietario y lo restaura en 1976.

Desde 1462 D. Diego Fernández de Quiñones II fue el Primer Conde de Luna, sobrino del popular Suero de Quiñones el del "Paso Honroso de Hospital de Órbigo" una de las gestas mas conocida de la familia cuya leyenda heráldica reza: A costa de mi quiñón, di a España el mejor blasón

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Fueron los señores del lugar por espacio de dos siglos al cabo de los cuales se extingue la rama varonil y se integra los títulos por matrimonio a los del condado de Benavente. Durante este tiempo los Quiñones fueron Merinos Mayores de Asturias, embajadores, Consejeros, Regidores, y dueños de gran parte del territorio leonés ...

La historia de esta familia fue estudiada en profundidad por el catedrático de la ULE D. Cesar Álvarez en su tesis doctoral para lo cual investigo en los archivos de la familia que se encontraba en la localidad francesa de San Juan de Luz, domicilio de la actual propietaria Dª Antonia Quiñones de León, marquesa de San Carlos. Como dato curioso os contaré que por mediación de D. Cesar, buena parte de esos archivos fuero comprados por Caja León en 1976 por 5 millones de pts. Al estudiarlos a fondo se comprobó la falta de una parte de los mismos, pero como los tiempos cambian, que yo sepa, nadie ha conseguido recuperarlos.

Seguimos a Torre de Babia para tomar la senda que nos llevaría a la laguna verde. Al final del pueblo llama la atención una destartalada torre defensiva, si antes hablamos de los Quiñones, esta perteneció a otra no menos linajuda familia: Los Flórez de la montaña de León.

Puente de las Palomas

Cuentan los viejos del lugar que, al servicio de Alfonso III el Magno combatió un caballero francés de sangre muy noble. Por su dureza en la batalla el Rey le dio tierras y buen casorio en la montaña de León, el hombre en cuestión se llamaba Pedro de Aipu y Dios le bendijo con muchos hijos. Desgraciadamente pasado el tiempo, estos hijos fueron muertos, por orden del Rey Fruela todos menos uno que logró escapar a Francia. Muerto el rey, este noble volvió a sus tierras, se llamaba Ordás de Paris y su hijo sería Flores de Ordás.

Así entró en la historia de las casas nobles leonesas la flor de lis, en época tan temprana. Con cinco flores de lis en el escudo llegaría a ser una de las familias mas importantes de la montaña leonesa. Con el tiempo Flores pasaría a pronunciarse Flórezy en cuanto a los Ordás, darían nombre a muchos lugares de "la noble tierra de Ordás".

Los Flórez tuvieron torres de las que aun se conservan vestigios en Torre de Babia, Robledo y Vega de Viejos aunque documentalmente también las hubo en Riolago, Villasencino y Oblanca hoy totalmente destruidas.

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Se da la coincidencia de que un descendiente de esas familias, D. Vicente Flórez de Quiñones y Tomé notario de profesión, dirigió el expediente que en tiempos de la II República redimió a varios pueblos de la comarca del ominoso pecho (pan del cuarto) impuesto hacía siglos por los Condes de Luna y no derogado hasta entonces.

En la casa del padre de D. Vicente, D. Francisco y del hermano de este D. Maximino en Curueña pasaban muchas temporadas los hermanos D. Ramón y D. Juan Menéndez Pidal, investigando el dialecto leonés, dándose un baño de la sonoridad del habla de la comarca y escribiendo bellos poemas de motivos rurales: Ya se van los pastores para Extremadura /ya se queda la sierra triste y oscura/...... que tantas veces hemos tarareado en meriendas y excursiones.

Pero los comentarios de la historia quedan eclipsados por la belleza del paisaje y poco a poco nos va ganando.... la ruta.


Texto y fotos de Rafael Cid