16 abril 2007

Magosto en Vilela y Arganza

Magosto.
No arredró a los andariegos “ucequeros” el pronóstico meteorológico, pues aunque impensable, disfrutamos de un día de sol en el Bierzo en la fiesta del Magosto.
La campa de Vilela, bien pertrechada de condumios sació nuestras primeras ansias con el queso y el porrón, el bollo preñado y las castañas.
Ya satisfechos nos fuimos al Palacio de Canedo, donde el mismo Prada nos hizo la recepción. Megáfono en mano, agradeció a la Entidad financiera de León la ayuda recibida en sus comienzos de empresario que permitió la posibilidad de que hoy, todos pudiéramos vernos en este lugar y en estas circunstancias.
En primicia, Prada que posó conmigo para la foto, nos ofreció el vino del año, que regaba castañas y mazapán. Entramos en la moderna bodega y paseamos por los alrededores, entre madroños floridos y con frutos de sus tres colores. Luego, fuimos invitados al Palacio. La recuperación del edificio, mobiliario y enseres llamaba nuestra atención.
Desde la balconada del piso superior la vista era soberbia. Desde los pies del edificio se extendían los viñedos en suave inclinación hasta los bordes de la colina, hacia las casas del pueblo de Arganza. Más allá, los montes Aquilanos lucían al sol con las nieves recientes y los diferentes cordeles marcaban varios horizontes.
De regreso, multitud de gente estaba preparando queimada en Vilela: tuvimos pulpo, empanada, café y la famosa queimada.
Estábamos impacientes por probarla. ¡Hay que ver qué buena estaba! Pero la probábamos una y otra vez por si aún podía mejorar.
Entre cosa y cosa, bailamos y jugamos, compramos alimentos típicos del bierzo y charlamos. Y yo aprendí unos refranes algo chistosos, que no me atrevo a escribir aquí.

13 abril 2007

Toro, Zamora

En esta excursión a Toro, Tierra del Vino, esperábamos encontrarnos con campos llenos de cepas, ya que atravesábamos en el autobús lo que así se denomina, pero la verdad es que de momento contemplábamos los campos verdes de cereales. Sólo unos montículos a lo lejos siguen delatando la existencia de bodegas, como templos subterráneos, dedicados al dios Baco.espumas en el río
La verdad es que, entre las bodegas, los palomares, tan comunes por esta comarca, las grandes extensiones de tierra, con pinceladas vivas de marrones, preparados para sembrar el girasol y la remolacha, echábamos de menos una buena extensión de viñedos.

De vez en cuando al pasar por algún pueblo observamos los "mayos". No sé si queda algún "quinto", pero recuerdo que hace tiempo, en mi pueblo, eran ellos los encargados de cortar un árbol e instalarlo después en la plaza mayor, adornado con ramas, papeles y roscas, en recuerdo del ancestral culto de la fertilidad y la esperanza, de las buenas cosechas.

A lo lejos divisamos Toro sobre un cerro, flanqueado por un puente de 22 arcos, junto al río Duero, aquí sí, al final de una larga campiña sembrada de vides, lo que nos cercioraba de la capitalidad de la Tierra del Vino.

Esta es tierra de mucha historia. Los orígenes de la ciudad se remontan a la época de los Vacceos: Arbucaleda la llamaron, Albocela para los romanos. Aníbal la conquistó antes de poner en jaque a las legiones romanas. Además la codiciaron los musulmanes y sufrió las razzias de Almanzor. En 1476, junto a sus murallas, Isabel I de Castilla derrotó definitivamente a los partidarios de Juana la Beltraneja. En tiempos de la guerra de la Independencia, José Bonaparte creó el Departamento de Toro, ganando en importancia a Salamanca y Zamora.

Bajamos del autobús en lo alto de la muralla y desde allí contemplamos el arco que hace el Duero, protegiéndola y convirtiéndola en inexpugnable.
Caminamos junto al Duero, por el Paseo del Espolón, desde donde divisamos una magnífica panorámica. Después de atravesar los jardines, visitamos la Colegiata de Santa María. Construida en los SXII y XIII, casi podemos distinguir los estilos por la piedra utilizada, caliza primero y arenisca en tonos rojos después. Admiramos el pórtico de la Majestad, con sus numerosas esculturas, que nos dan idea de los instrumentos musicales de la época, las ropas de los notables y !con colores! como si de un vídeo musical nos trasladara a la época medieval. El cimborrio se nos antoja con un cierto aire oriental.
colegiata con pórtico policromado
Fuimos todos juntos a la iglesia- Museo de San Salvador, con un altar estilo románico-mudéjar y en la plaza de la Magdalena, la Iglesia de Sancti Spiritus del SXVI, que conserva su artesonado morisco y de ornamentación gótica.

Después, cada uno a su gusto, nos perdimos por el casco histórico caminando junto al castillo de planta cuadrangular, protegido por siete cubos, la puerta de la corredera y el arco del reloj. La torre del reloj es del SXVIII y se atribuye a Churriguera.
Pasamos junto al Convento de la Purísima Concepción y San Cayetano, un edificio de los Siglos XV y XVI. Fue en su día Palacio de los Ulloa, la residencia de los antepasados de Dª Magdalena de Ulloa esposa de D. Luis Quijada, ambos tutores de D. Juan de Austria.
Me hubiera gustado visitar en la Iglesia de San Lorenzo el Real de estilo románico-mudéjar en ladrillo del S XII, los sepulcros gótico-flamencos de D. Pedro de Castilla y su esposa Beatriz de Fonseca, pero es agradable dejar algo en el tintero, para desear nuevas visitas.
Miramos en el Palacio de las Leyes, su portada llena de escudos. Es una de las más fotografiadas de la ciudad. Su importancia reside en que allí se promulgaron sus Fueros, "Las Leyes de Toro", que gozaron de la consideración de modélicos. Fueron "Sacados e tomados de los dichos de los Santos Padres e de los derechos e dichos de muchos sabios antiguos e fueros e costumbres de España..." Si tenéis tiempo, podéis echar un vistazo en internet y comprobaréis los temas en boga de aquellos legisladores y conoceréis los problemas de la época, que hicieron necesaria su creación.
pareja en comedor
Y como a Tierra de Vinos veníamos, visitamos una de sus afamadas bodegas ¡que menos podíamos hacer! Además de degustar sus caldos, nos pusieron al corriente sobre características técnicas, las cepas autóctonas, la tinta de toro, que en unos suelos poco fértiles de climas extremos, siempre tuvieron fama de producir unos tintos recios, aunque en la actualidad también proliferan la garnacha, malvasía y verdejo.

¿Recordáis la película de “Airbag”, cuando los protagonistas hacen la despedida de solteros? Pues, casi enfrente mismo del antiguo seminario, en el que comimos y repusimos fuerzas, se encuentra uno de los prostíbulos más famosos de España. ¡Que no sólo de pan ...!

Ya para finalizar, tenemos que decir que comimos, bebimos y lo pasamos muy bien y ¡en qué impresionante lugar!. En el Hotel Spa Convento I, construido sobre el antiguo Seminario de Coreses, del Verbo Divino, de una orden alemana que en 1949 impartió aquí sus enseñanzas. El amplio edificio está rodeado de sus antiguos jardines, muy cuidados, por los que paseamos, para hacer la digestión. La iglesia, las naves de su sótano y otros antiguos locales, han sido reconvertidos en varios comedores. Nosotros pudimos curiosear por el edificio y vimos tres comedores: el primero de estilo gótico, decorado con códices miniados. Otro renacentista, con frescos representado escenas de héroes y heroínas de la antigüedad y la fuente de la vida. El tercero, bajo una cúpula de ladrillos y arabescos mudéjares. Hay que decir que todo está decorado con un gusto exquisito, ya en la recepción quedamos admirados de sus rincones, salones inspirados en el SXVII, las majestuosas escaleras, sus lámparas de cristal de bohemia, relojes y candelabros del barroco francés, columnas de estuco veneciano, paredes pintadas a mano, etc.
Elaboran además sus propios vinos en la Bodega Viñas Zamoranas, con uva seleccionada en la comarca. Podéis admirarlo todo con más detenimiento en http:www.hotel-convento.com