10 diciembre 2008

Extremadura

P1030271Dice nuestro genial Cervantes que:
 "el que viaja mucho y lee mucho, ve mucho y sabe mucho" 
A nosotros nos gusta viajar y aunque en nuestra última excursión a las Rías Bajas quedamos bastante cansados del viaje, en el siguiente "puente" de la constitución nos pusimos en marcha, para visitar Extremadura: Cáceres, Mérida, Trujillo y como no podía ser menos, el Monasterio de Guadalupe.

Sólo nos queda para cumplir con la máxima leer mucho...

En Extremadura se conserva una amplia tradición cervantina.

cartel de la casa del Escritor del pueblo CervantesHay una tendencia literaria que ubica el escenario del Quijote en el antiguo reino de León y cuando los nobles leoneses pueblan la Extremadura, encontramos en las proximidades de estos territorios a Cervantes y a su esposa. Aquí os presentamos nuestro estudio sobre el Quijote en el reino de León.

Sobre los orígenes del nombre de Extremadura, de las varias hipótesis que hay, a mí me gusta la que dice derivar del latín Extrema Dorii (Extremos del Duero, o más bien "En el otro extremo" del Duero, haciendo referencia a su posición fuera de este río). Se usaba durante la Reconquista para denominar a la tierras situadas en los "extremos", la frontera de los reinos cristianos del norte, en particular del reino de León, con Al-Andalus. También se le llama así a las tierras de frontera de Castilla, en torno a la actual provincia de Soria: Recordemos que el escudo de su capital dice: Soria pura, cabeza de Estremadura. También existe una provincia portuguesa de Extremadura, en el centro-oeste de Portugal, donde se ubica Lisboa, que fundamentalmente forma una península al oeste del estuario del Tajo.

La historia extremeña, rica desde la prehistoria y vitoreada en su época romana, tiene momentos en los que va unida a la historia de León.

Cuando muere Alfonso VII, el emperador, reparte entre sus hijos a Fernando II, el Reino de León y a SanchoIII, el de Castilla y concede el título de reino independencia a Portugal, que era la dote de Teresa, la hermana de su madre, la reina Urraca, cuando se casó con el conde Enrique de Lorena. Los reinos de León y Castilla se unirían de nuevo al subir al trono Fernando III, hijo de Alfonso IX y de Doña Berenguela, hija de Alfonso VIII. En 1580 se uniría con Portugal con Felipe II, hijo de la infanta portugues Isabel.

La separación de León y Castilla puso en evidencia intrigas, que se venía forjando desde antiguo. Tras el breve reinado de Sancho III, durante la minoría de su hijo Alfonso VIII, se suceden guerras por cuestiones de límites y entre las familias Laras y Castros, tutores del rey.

Se trazó una línea, que separaría las posibilidades de conquista de ambos reinos. León se ocuparía inicialmente de la actual provincia de Cáceres, para extenderse hacia el sur tras la conquista del reino taifa de Badajoz.


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La Reconquista de lo que actualmente es Extremadura (parte oriental del reino Taifas de Badajoz) se lo disputaban: el reino de Portugal con su primer rey Alfonso Enriquez, con la ayuda del guerrero Geraldo Geraldes, conocido como Geraldo"sem pavor" y el Reino de León, con dos de sus reyes más característicos: el Rey Fernando II, en 1.169 y después Alfonso IX en 1.229 quienes tomaron Cáceres.
En las conquistas del reino de León es de señalar que en el año 1.213 se había tomado Alcántara, a la que convirtió en la sede de la Orden Militar de San Julián de Pereiro, posteriormente llamada Orden de Alcántara.

Aquí comienza la vida de las órdenes militares. La Orden de Santiago se forma con trece bravos comandados por Pedro Fernández de Fuente Encalada, (hoy un pueblecito de la provincia de Zamora, próximo a la Bañeza) por el rey Fernando II, para proteger la recién conquistada ciudad de Santiago y defenderla de sus enemigos agarenos que subían por el Camino de la Plata.

Uno de los fundadores se separó, para crear la de Santa María de Montegaudio, conocida después como de Monfragüe.

Cuando el rey conquista Cáceres en 1169 encomienda la ciudad, a los Fráteres de Cáceres, que no son otros que los Caballeros de Santiago de la Espada. Pero pierden la ciudad a manos de los almohades.

Volvería a recuperarla Alfonso IX definitivamente en 1229.

La corona de Castilla también avanzó en la reconquista y en el año 1186 el rey Alfonso VIII funda la ciudad de Plasencia sobre un asentamiento anterior, para así garantizar y asegurar la posesión de Gredos y del Valle del Jerte.

En 1175 el papa Alejandro III aprueba la Orden Militar de Santiago y Alfonso VIII les concedió Uclés.

Alfonso IX de León llevó a cabo también la conquista de Mérida, muy importante para los monarcas leoneses por ser sede episcopal del obispado visigodo, con lo cual se entronizaba la antigua tradición eclesiástica mozárabe.

Badajoz sería reconquistada por Alfonso IX el 19 de marzo de 1230.

Desde entonces Extremadura está muy unida a los leoneses, que en aquellos lejanos años la pueblan llenándola de torres y casas fuertes, que habrán de soportar las acometidas guerreras de sus enemigos y la transforman de tierra asolada en próspera empresa, sobretodo ganadera.

Hasta hoy en día, o al menos hasta hace poco, en que los leoneses de la montaña bajaban con las ovejas a pasar el invierno a la "serena" y subían a los jugosos pastos de "los puertos" a pasar el verano, muchas familias repartieron sus cariños entre León y Extremadura durante siglos y eso queda en la sangre.

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En Extremadura convivieron Islam, Judaísmo y Cristianismo, llamadas las tres culturas, hasta que los Reyes Católicos, después de finalizar la llamada Reconquista decretaron la conversión al Cristianismo o expulsión, a quien no aceptara la nueva doctrina oficial.

Hoy se cree, que a pesar de que la propaganda oficial mantenía, que se pedía limpieza de sangre, la expulsión de estos españoles dio como resultado la emigración masiva a América. Fue durante los Siglos XV y XVI un rasgo cáracteristico de la región extremeña, llevando el espíritu de la caballería allende los mares.

La fama ha alzado a varios extremeños como: Hernán Cortés, conquistador de México, Francisco Pizarro, quien anexó los territorios Incaicos al Reino de España y Pedro de Valdivia, conquistador de Chile, que rebautizó el actual Chile como Nueva Extremadura, cuya capital era Santiago de Nueva Extremadura y otros muchos que los acompañaron y que no podríamos citar ahora.

En la Dehesa de Guadalupe( que significa río escondido) se produce la aparición de la Virgen de Guadalupe. Muchas cosas están escondidas allí y una intuición clara da pistas de la enorme alegría que se respira en el entorno.

En los alrededores de su iglesia surge el nucleo de población La Puebla de Guadalupe, que Alfonso XI en 1348 otorgaría a su confesor, el converso D. Toribio Fernández de Mena, como prior del monasterio.

Desde entonces es centro de peregrinación, de los más importantes de España. La devoción a la Virgen de Guadalupe fue llevada a América por los conquistadores de México, desde allí irradió su fama que se conoce en el mundo entero.




30 noviembre 2008

Noceda del Bierzo

Noceda del Bierzo es un pueblecito de la provincia de León, en lo alto de la Sierra de Gistredo, donde nacen fuentes de aguas medicinales, que se esparcen por senderos entre robles y abedules.
Teníamos ganas de conocer este pueblo desde cuando fuimos a Burbia y oímos hablar de él.
Noceda está ubicada en un valle que estuvo rodeado de importantes núcleos astures de lo cual ha quedado constancia en la zona. A parte de disfrutar de las propiedades mineromedicinales que se le atribuyen a sus aguas, realizamos un recorrido de gran belleza y contemplamos el paisaje, vegetación y fauna característica de la zona.
cascada
La Fuente del Rubio, a la cual se puede acceder desde El Mouro por un sendero que se eleva en zig-zag entre robles, escobas silvestres y urces, tiene propiedades oligominerales y es bicarbonatada sódica. Hay quienes aseguran que este agua fortalece los huesos, es saludable para el reuma, previene la caries y da mucha vida.
Desde La Fuente del Rubio se divisa, al norte, El Mirador de la Gualta como un castro o castillo romántico. Al sur se atisba una parte de Noceda: los barrios de Río y San Pedro, y al fondo se entreve el barrio de Vega. La impresionante Sierra de la Guiana raya el horizonte.

La Fuente del Azufre, se encuentra en un paraje selvático, donde hay una cascada espectacular. El agua bicarbonatada mixta de esta fuente tiñe y salpica de color rojizo a quienes se acercan a echar un trago. Se dice que quien bebe este agua, acaba teniendo un apetito comparable al de un león.

El manantial de la Salud, también conocido como el manantial de la Doncella, pues el agua brota a chorros por entre un manto de musgo. Basta asomar el morro al caño, clorurado y salutífero, para sentirse a gusto.

Los senderistas, no satisfechos con los manantiales, pueden dejarse arrullar por la catarata de "La Gualta". Un poderoso chorro de agua cae a plomo desde unos treinta metros de altura sobre un pozo. Se puede acabar coronando el mirador de La Gualta, donde el viento de la sierra alivia el sudor del caminante. Desde esta posición privilegiada se puede contemplar el hermoso y sublime valle de Noceda.

A lo largo del recorrido nos encontramos con otras fuentes, que si bien no tienen las mismas propiedades medicinales, si tienen un agua refrescante. Estas son: Juan Álvarez, La Fuente Mía, La Fragua, La reguera y la fuente "El Canalijo".

Al llegar al pueblo nos estaba esperando el presidente que nos enseñó un molino y una bodega, dando toda clase de detalles nostálgicos sobre su funcionamiento y utilidad.
Luego nos fuimos al restaurante o casa rural, que han restaurado y decorado con un gusto excelente a la entrada del pueblo, para reconfortarnos antes de regresar a casa.

27 octubre 2008

Faedo de Ciñera, excursión de la Jcyl

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Aprovechando la mágica estación otoñal, hemos visitado el Faedo de Ciñera. El grupo de la Junta iba bien aprovisionado de información sobre las características ecológicas y socio-culturales de la zona, pero además de eso, fuimos recibidos por representantes del Ayuntamiento y acompañados por la guía que nos deleitó con numerosos detalles.


Íbamos dispuestos a pasar un día de compañerismo, compartiendo paseo y opípara comida.

Por supuesto, antes de llegar al bosque, le hicimos homenaje a estas tierras mineras, escuchando los pormenores de la formación del pueblo de Ciñera, del pozo 50 y observando las instalaciones del pozo Ibarra.

Avanzábamos hacia el Faedo, cargados de ilusión por descubrir de nuevo este bosque encantado, con su maravillosa mezcla de colores, amarillos de los chopos y salgueros, que bordean el arrollo junto a la campa, verdes de las encinas, que dominan sobre la roca caliza y marrones de los troncos o rojos, de las hojas de las hayas.

Mirábamos los árboles con admiración, porque estas hayas se han adaptado a su medio, consiguiendo unas formas poco habituales en otros lugares, consiguiendo unos troncos más gruesos y cortos y unas ramas configuradas como copas de vino, quizá para soportar el peso de la nieve, que suele cubrirlas más que en otras zonas.

Las cámaras de fotos inmortalizaron algo de lo que admirábamos en tan variados puntos de interés...

Y luego vino la hoz, con la roca blanca, ennegrecida en hilitos, de las escorrentías de agua filtrada en minerales, del interior de la tierra. Subíamos por una senda empinada o por el puente de palos, cuando el espacio era tan estrecho que no había más que roca viva. El arroyo bajaba repartido en pequeños remansos, los llamados “marmitas de gigante” y había conseguido, a través de miles de años, formar cuevas y modelar cúpulas en las dos peñas que lo limitaban. P1030304En una de esas pequeñas estancias nos contemplaba un rebeco, que acabó posando para nuestras fotos, como si nos comprendiera.

Seguimos subiendo en espacios más abiertos, desde donde se veía la vertiente que venía de Villar del Puerto y accedimos a la carretera que acababa en La Vid. Fue un paseo descendente, por un valle amplio y soleado, que nos dio la oportunidad de fotografiar largos estratos en las montañas, praderías con ganado bovino, otro bosque de hayedos y muchos rincones con hermosos chopos de hojas doradas tililando al sol.

Al llegar al río Bernesga tomamos una senda que en pocos pasos nos llevó a Ciñera, donde nos esperaba el autobús que nos acercó a Vega de Gordón. Comimos placidamente, compartiendo nuestras impresiones y aún disfrutamos de la sobremesa y del paseo por los alrededores del pueblo.

P1030375Estábamos paseando cerca de la vía, cuando un sonido nos previno de la llegada del tren. Visto y no visto, pasó por nuestro lado como una exalación y con las mismas, nosotros tomamos el camino hacia casa, eso sí, en el mismo autobús que nos había traído.

Rafa y Rosi

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21 octubre 2008

El Faedo de Ciñera

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Hay placeres que no tienen precio, como contemplar una puesta de sol, un amanecer en la playa o en este caso, visitar un hayedo...
Nosotros lo disfrutamos esta primavera, entre remolinos de agua en los montones de hojas rojizas que yacían por doquier.
Ahora volveremos en otoño, con su maravillosa mezcla de colores, amarillos de los chopos, verdes de los pinos, marrones de los castaños y rojos de las hayas. Si además, la visita es guiada y acompañados de buenos amigos ¿qué más se puede pedir?.
Armados de mochila y chubasquero, dejamos el autocar en la localidad de Ciñera, cuyo topónimo según D. Pio Cimadevilla puede provenir de Cinis (ceniza) y Aria (era) debido posiblemente, a la explotación en la antigüedad de una veta de mineral de hierro. Otros topónimos la harían provenir de “cenia” (molino) o del latín “ciñere”(ceñir) justificado por las rocas y peñas que rodean al pueblo. El termino Faedo proviene del bable astur-leonés y quiere decir hayedo.
Salimos por el camino del cementerio, siempre junto al río, vamos dejando los últimos huertos hasta encontrarnos con una bocamina abandonada con sus vías y vagonetas. Podemos recordar su pasado reciente... y es que si hasta la primera mitad del siglo XIX el pueblo vivió gracias a la agricultura, a partir de 1840 comienza la explotación del carbón hasta convertirse en el primer productor de la provincia de León. Aunque las primeras minas habían comenzado a funcionar en el s. XIX, no es hasta 1919 cuando la Hullera Vasco-leonesa se decide a comenzar los trabajos del primer pozo de extracción, que con 150m. de profundidad y 31,5 de altura, se terminaría de construir en 1930. Estuvo en servicio hasta 1996 y resistió la dinamita que trataba de destruirlo en la guerra civil. Junto a él se fotografiaron generaciones de mineros y al igual que Fagus, resiste el paso de los años, formando parte de la historia y del paisaje.P1000043
Antes de ponernos en camino habíamos leído el cuento de Dª Josefina Diez, vecina de Ciñera y el librito “El carbón de Haeda” con el que nos habíamos hecho una idea de la magia del lugar, con bruja buena incluido. Me impresionó leer en el libro que, hace unos 400 millones de años, este lugar constituía el fondo de un mar poco profundo y salpicado de islas. En la parte dedicada a la geología, nos cuenta Dª Esperanza Fernández que todos los cambios bióticos han quedado reflejados en las rocas, que ahora contemplamos a lo largo del camino. En principio dos tipos de roca: Una, la constituida por cantos de arena y limos, que se destruyen por los efectos del hielo y la lluvia, que generan luego valles y colinas cubiertas de vegetación, y otra, la constituida de rocas calizas, formadas por carbonatos y calcio disueltos por el agua de ese antiguo mar, que genera las peñas grises, que se van alternando con las zonas verdes, debido a los movimientos del fondo marino del paleozoico. Como consecuencia de los choques, las rocas se rompieron en trozos alargados en dirección este-oeste a lo largo de todo el valle. Según caminábamos iba reconociendo lo que había leído.
La capa de debajo del arroyo, que la autora del reportaje nos dice que recibe el nombre geológico de Formación Oville, procede de arcillas de 500 millones de años de antigüedad, está ahora cubierta por un manto de tierra y hierba: Es rica en fósiles trilobites.
Siguiendo por el camino observamos luego capas de carbón pertenecientes a la Formación Pastora, del Carbonífero Superior (310 M.M de años) con abundantes fósiles vegetales que fueron depositados en aquella época en pequeños lagos rodeados de vegetación.
Más adelante nos encontraremos con un farallón de tonos rojizos y grises, calizas de Formación Láncara. Los fósiles aquí son de invertebrados que constituyeron uno de los ecosistemas más antiguos de nuestro planeta. Pequeñas conchas de braquiopodos, trilobites y “carpoideos”.
Nos encontramos después una zona amplia con vegetación, es una Formación Huerga del Devonico, (380 M.M. de años) que se formó en una gran falla. Al final de la cual empezamos a distinguir el faedo.
El sustrato es aquí de naturaleza calcárea. La caliza se erosiona por disolución y no genera suelo, salvo pequeños depósitos de arcilla en las fisuras, favoreciendo la germinación de las semillas de hayucos. Después las raíces se van sujetando mejor en las rocas.
Reconozco que nunca me había interesado mucho por la geología pero este artículo de Dª Esperanza Fernández Martínez me impresionó por su claridad didáctica, a la hora de comprender el terreno por el que me movía.
Habíamos cruzado un par de puentes muy bien reconstruidos por la asociación ADELFA. En realidad el camino que ahora seguíamos era el mismo que seguían antiguamente los mineros para acudir a su trabajo desde Villar del Puerto y el valle de Vegacervera.
Sentimos la agradable sensación de pisar la alfombra de hojas secas y nos fotografiamos junto a "Fagus", el haya de 500 años de antigüedad y más de 23 metros de altura, que con más de 6 de ancho tiene el honor de estar entre los 100 árboles más singulares de España.P1010925
Continuamos por el sendero hasta el “puente de los palos” que da acceso a la hoz y pudimos contemplar las “marmitas de gigantes”, una especie de spá que la naturaleza y el río han diseñado de forma caprichosa, para que los jóvenes del lugar pudieran utilizarlo a modo de grandes bañeras relajantes.
Si tenemos suerte, siempre acompañados por los trinos de las especies de pájaros que pueblan el bosque, habremos contemplado también el majestuoso vuelo de algún buitre leonado, buscando las corrientes de aire caliente o algún animal muerto para comer.
Madrugando un poco (ese no es nuestro caso) veremos nadar en el río al desmán ibérico. Este animalito, de la misma familia de los topos, se adaptó a la vida acuática hace 15 millones de años. En la actualidad sólo se conservan dos géneros: el galemys ibérico y el desmán ruso, por lo que estamos ante un tesoro biológico, en peligro de extinción, que hay que conservar.
Con la proliferación de coches y autocares las costumbres cambiaron, el puente de los palos y el camino del faedo cayeron en el olvido, hasta que un grupo de gentes emprendedoras lo rescataron de nuevo. Hoy este entorno se encuentra dentro de la reserva de la Biosfera del alto Bernesga y en el año 2007 fue galardonado con el premio del Ministerio de Medio Ambiente, como el “bosque mejor cuidado”. Y es que Haeda, la bruja buena sigue cuidando del lugar y sus gentes.

¡Ah! ¿Qué no conocéis esta historia?
Pues, érase que se era … en un tiempo muy lejano de grandes nevadas, cuando los niños jugaban por estos valles, mientras sus padres buscaban comida y leña para protegerse del frío invierno. Había también una bruja que, como todas las brujas, tenía que realizar una maldad nueva cada día para alimentarse y seguir viva. Pero a nuestra bruja le gustaban las vocecillas de los niños mientras jugaban y correteaban en su valle, ella se sentía feliz. Así que al llegar la noche, para que no se enfriaran, Haeda juntó unas piedras y haciendo acopio de magia ¡Zas! Con un rayo las prendió e hizo un fuego y todos pudieron dormir calentitos.
Al día siguiente, vinieron aún mas niños para corretear y reír contentos por el valle y Haeda volvió a prepararles las rocas para hacer un fuego mayor aún que el de la noche anterior, pero ella notaba que al realizar esta buena acción su cualidad de bruja se iba debilitando. Al no haber realizado maldades los días anteriores, iba perdiendo sus podres.
Así que, llegado el tercer día, haciendo acopio de todas las fuerzas que le quedaban preparó toda la montaña que rodeaba el valle para que nunca, nunca les faltase carbón a las buenas gentes del lugar. Ella se esfumó en el aire, junto al haya centenaria. Se sacrificó por ellos, pero los niños de todos los colegios del valle siguen viniendo para, con sus voces y su juegos, hacerla feliz para siempre.
Rosi y Rafa

06 septiembre 2008

Sayago, mis raíces...

Rafa y yo cogimos el coche y nos fuimos a Sayago, pensando en visitar a la familia en Argañín, conocer los alrededores y disfrutar del Parador de Sayago, que hay en Muga y del que nos habían hablado Segurado y Mari, que habían estado allí.

Consultamos el libro Por los pueblos de Sayago de J.Luis Valdueza Morán, del que extraemos muchos datos que recogemos aquí. Sus fotografías nos incitaron a recorrer estos singulares monumentos.

Nos interesaron mucho sus datos sobre Geología: Los amantes de la geología encontrarán en Sayago una amplia gama de rocas y minerales componentes o asociados para su observación o estudio.
El paisaje sayagués guarda recuerdos de la historia de nuestro planeta y presenta formas muy bellas. Berrocales graníticos, rocas redondeadas por la erosión, encabalgadas, dan lugar a espectaculares berruecos.
Gneis.- surge del granito sometido a fuertes presiones y elevadas temperaturas, mostrando curvas.
La belleza de diaclasas, como las de Almeida, son grietas en los granitos, donde el agua que se filtró por esas fisuras, descompuso los feldespatos, los transformó en arcillas y al desaparecer el feldespato, que sirve como elemento de cementación los restantes minerales se disgregaron en productos de arenización.
En las proximidades de los Arribes las cizallas de la Era Hercínica (320-280 m.a.) concentraron minerales con yacimientos explotables: oro, wolframio, estaño, hierro...
En el 270 m.a. se forma la cordillera Hercínica de Galicia a Andalucía, que hace emerger los granitos afectando a las rocas encajantes, formando gneises, cuarcitas, esquistos micáceos y pizarrosos, areniscas genísicas y otros materiales metamórficos a lo largo del río Duero. Aureolas en las que el granito engulló en su emergencia a las areniscas que le cubrían transformándolas en cuarcitas. Hay curiosas estructuras como la Aureola de Pelazas, semejante a un árbol fosilizado.
La cordillera Hercínica se fue rebajando y convirtiendo en penillanura.
Los granitos del Este de Sayago, línea de Peñausende-Tamame-Pereruela, ricos en feldespatos, formaron grandes depósitos de caolín, explotados desde la antigüedad; para encalar los de Peñausende y Tamame y para cerámica los de Pereruela y Tamame.
Hubo finalmente procesos de opalización en las diaclasas de granitos. Las mejores silcretas (rocas silicificadas) del mundo, conforman la roca del Castillo de Peñausende.
En la Era Primaria se producen las fracturas.
La que separa las pizarras alistanas de los granitos sayagueses, servirá de cauce al río Duero, que girará bruscamente al llegar a Tras Os Montes, para adaptarse a la fractura norte-sur, cuando sirve de frontera. La fractura suroeste-noroeste sirve para alojar al Tormes.
En la Era Secundaria transportará sedimentos al Este, hacia un mar poco profundo, el Thetis.
En la Era Terciaria, con la Orogenia y el Plegamiento Alpino, originó el cambio de sentido de los ríos, que hasta ese momento vertían hacia el este, ocasionando mayores erosiones en sus cauces, excavando lechos cada vez más profundos.
En el Período Mioceno, con el transporte de materiales, ahora hacia el oeste, se formarán abanicos aluviales. El punto de partida de estos materiales será el Teso Santo (hoy con 985 m.) y los Sierros contiguos con él alineados. Formarán numerosos cerros-testigo, que configuran el paisaje sayagués, pues resistieron la erosión fluvial debido a su impermeable capa de tierras fojas arcillosas, mezcladas con cantos rodados.
Una vertiente hacia el Duero-Frontera, tiene riveras de curso corto y rápido, con espectaculares cascadas, como la de Mámoles y otra de curso lento y largo discurre hacia el Tormes.

viernes
Nuestra primera parada fue cerca del embalse de Ricobayo. Visitamos S. Pedro de la Nave, monumento del s.VII, trasladado en 1939-32, para evitar quedar bajo las aguas del embalse.
La piedra, que no procede de canteras próximas, debió de llegar por el río, en una nave..., de ahí su nombre.
La nave de la iglesia es multiforme, trata de unificar estilos, de aunar tendencias: en principio de planta basilical, gracias a dos recintos junto al presbiterio se convierte en cruz latina y mantiene las diferentes alturas de las naves.
Las columnas del crucero son de mármol, la del lado del evangelio, veteada, de una belleza soberbia. Se aúnan el estilo oriental de arco de herradura y el de medio punto, en el arco toral, así como los materiales: ladrillo y piedra. También es significativo la existencia de una cúpula. Los capiteles, muy representados en libros de arte, mantienen la temática isidoriana del sacrificio de Isaac y otros, Daniel con los leones, así como rostros que identifican con santos.
Incrustados en el presbiterio aparecen grecas con motivos pre-romanos. Hay un gran simbolismo en los motivos: racimos, aves en círculos de tallos, rosetas estrelladas y molinillos, rueda solar simbólica... Aparece grabado en un sillar el horologio solar, tablas numéricas para calcular el año litúrgico...
Se quejaban los guías, de que las estelas romanas que tiene el templo se han pulido y viajan a exposiciones por medio mundo, mientras que los santos, que carecen de interés, permanecen en lamentable estado, sólo reclamados por las preces de los fieles.

Luego continuamos nuestro camino por la N-122 a Muelas del Pan. En el pueblo de Ricobayo cogimos una carreterina, Za-3216, hasta el pueblo de Villalcampo, allí cogemos otra carreterina, la Za 3272 hacia el salto, que nos llevó hasta las profundidades del Duero, que cruzamos por la misma presa de Villacampo.
Al cruzar el río, nos encontramos en Sayago, la carretera cambia de nombre, Za 324 y de allí a Moralina, siempre serpenteando carreteras destrozadas.

Moralina está en el cruce de dos calzadas, la de Pino- Ledesma, Zamora- Miranda. Se conserva una pila próxima a una vieja noria, que es sarcófago romano.
Es la última localidad sayaguesa en abandonar la actividad tradicional de mayor raigambre: el telar. Me parecían preciosas las albardas con rayas, que llevaban los burros y yeguas de mi tía María. Me acuerdo de niña, que las veía en la casa, que pendían del balaustre de la escalera y a lo largo del muro, los sacos de telas hermosas llenos de grano.
Hay una bonita excursión por la rivera de Moralina para apreciar aspectos geológicos(p.104 del libro citado)

Pasamos por Argañín cuando ya anochecía. Dicen que su nombre procede del árabe y significa iglesia, puede ser que en otros tiempos fuera una especie de cabeza de diócesis, pues su pendón es principal en Fariza. El templo actual es renacentista con retablo del s. XVI, coronado por Cristo de la misma época. Me gusta su camerino y bella espadaña.
El pueblo se estira en diferentes barrios y las casas se alternan con los huertos y los cortinos, mezcladas con abundantes fresnos, encinas y negrillos. La rivera procede de Monumenta y discurre entre berrocales y atractivas piedras caballeras.
Sin parar en el pueblo de mi padre, que era el objetivo de nuestra excursión, continuamos para descansar y dormir en Muga.

Muga tiene un parador que es verdaderamente una maravilla. Cenamos en un comedor renacentista, con estucos y lámparas de mucho lujo. En el sótano hay un comedor con bóvedas románicas, están pintadas con escenas de la vida y lugares sayagueses, el herrero, los pendones de Fariza, los puentes romanos, el cigüeñal,...La habitación también estaba muy lujosa, sobre todo el baño con su ducha de hidromasaje.

sábado
Por la mañana fuimos a Miranda do Douro, para hacer la ruta del catamarán por los Arribes del Duero. Habíamos leído sobre D. Quijote en Sayago y de D. Diego de Miranda, el caballero del Verde Gabán, así que íbamos a descubrir una ficción.
En el catamarán Toño nos deleitó con sus explicaciones de la ruta y yo tuve un búho real amaestrado en mis manos, pues era parte de la atracción del evento.

Vinimos a comer a Argañín, a casa de Mari, que había invitado a la familia en su casa, para que pudieramos disfrutar juntos.
Luego fuimos a la Resbalina, unas peñas en las que es costumbre resbalar sentados sobre una escoba y un pedrusco. Nos animaba José Luis, así que gracias a su pericia nos bajó a los niños y a mí, Rafa se animó solo. Merodeamos los alrededores y vimos los restos de un molino, con su piedra sobre el césped, llena de musgo y verdín. En el libro de Valdueza nos habla de alguno en el sitio de Renacual, claro que con ese nombre no se puede negar que hubiera ranas cantarinas y molinos por ahí. La rivera, que procede de Monumenta, discurre a través de un atractivo entorno, entre berrocales y piedras caballeras como Peñala Campana, Rita Escusa, Molos de Campiel o Peña Corporales, pero la más arepresentativa es Peña Resbalina, próxima a la raya con Monumenta. Las aguas de pequeños cauces o riveras fluyen por la comarca, aunque presentan un régimen temporal con prolongados estiajes, están limpias y sin contaminar lo que les confiere una excelente calidad para plantas y animales. También hay charcas y fuentes repartidas por toda la comarca, que proporcionan vital importancia para numerosas especies.
Regresamos del largo paseo, preocupados de si era mucho andar para Ana y recordando los nombres de cruces de caminos, de molinos (hubo 6), de fuentes y de la rivera. Nos despedimos hasta otra ocasión y volvimos a dormir a Muga, acompañados por Jose Luis y Alfonso, que nos enseñaron el ambiente de tapeo, que había allí.

Muga tiene unos restos históricos de lejanas épocas, desde cuarcitas achelenses del paleolítico y su nombre parece proceder de pueblos indoeuropeos. También romanos, como el sarcófago, que actualmente es abrevadero en la Fuente Nueva y no es de extrañar, pues venía una calzada de Muga a enlazar con la del Norte de Cibanal.
Ha sabido conservar su folclore en el traje típico, el baile charro y el baile de la bandera. Pueblo religioso, conserva algunas cruces del Vía Crucis que seguía a la desaparecida Ermita del Humilladero. La Virgen de la Asunción, permanece en el mes de mayo en la iglesia parroquial y es trasladada a la Ermita de Fernandiel, que conserva unas interesantes pinturas murales, donde el pueblo acude en romería el Lunes de Pascua.
Muga es un pueblo emprendedor. Sus comerciantes han negociado por la comarca y es interesante su feria de ganado, el primero de cada mes. El hotel donde nos alojamos es una sorpresa para nosotros por su lujo y distinción.
El Instituto, fue una institución educativa regida por el párroco con gran éxito y la labor social realizada no podrá ser pagada suficientemente.

domingo
Regreso a casa, aprovechando una ruta, que nos permitiera conocer nuevos paisajes.
Desde Muga fuimos a Fariza.Vimos en el cantil la ermita de la Virgen del Castillo, que cristianiza un castro, a donde acuden en procesión el primer domingo de junio, desde la parroquia de Fariza, con pendones o “viriatos” ocho localidades, Fariza, Cozcurrita, Badilla, Mámoles, Palazuelo, Zafara, Tudera y Argañín, que procesiona junto a la Virgen, pues se considera que fue de su propiedad.
En el cantil, junto al Duero, se encuentran Los Castrilluzos, posible asentamiento de épocas Cogotas I y hierro. Permite admirar la adaptación al entorno de un poblamiento primitivo. Desde aquí se contempla el Duero y sus arribes, adornados de enebros, del bosque de Cozcurrita.
En Fariza está el Puente Grande, romano en sus pilares, con arcos apuntados y hacia la carretera de Badilla, el Puente de la Poza, de lancha única de pontón a pontón.
De la ermita a Cozcurrita va su camino desgranando molinos (se cuentan 20) y un hermoso puente, (barquiformes) que veremos otra vez, como le Batán, la Cascada y el Pozo Rechano, repleto de tesoros, que una enorme piedra en su boca ocultaba.
La Fragua: antigua mina, también se encuentra próxima.

Luego pasamos por Badilla, antiguo vado por el que se tributaba ante una pequeña barca para acceder a Miranda, pero nosotros ya estuvimos ayer y hoy sólo decimos adiós. Antiguamente hubo un castro arriba del arroyo. Aún se conservan huertos con cigüeñales y 3 molinos comunales, 3 fuentes y varios puentes. Los pastos del Arribanzo nutrían cabras y ahora ovejas. La carretera sigue la calzada romana que unía Fariza con Torregamones
Al pasar vimos sobre el prado 6 u 8 alimoches que alzaron el vuelo.
En el cruce a la derecha cogimos la carretera a Torregamones, donde viven Ana, Toño con Sara y Javier. No paramos, pero en el libro Por los pueblos de Sayago, J.L. Valdueza Morán nos habla de varias rutas que nos gustaría conocer: El Santo: dólmen, chiviteros, molinos y fuente.
Entramos por un desvío a Villardiegua. Tiene junto a la iglesia un berraco traído del poblado de S.Mamed, que quieren considerar una yegua, aunque el nombre del pueblo en lengua céltica significa villa de agua. Hay 20 estelas documentadas, empotradas en viviendas. Sería interesante visitar el Castro, a 5 Km sobre el cerro coronado por la Peña Redonda, en la antigua dehesa de Bozón donde se han expoliado piedras de murallas para cerramientos de cortinas y arrayos (propiedades privadas dentro de zonas comunales). Se hallan indicios de culto a la serpiente. Pueden visitarse molinos y cascada.
Por Villadepera seguimos a Pino en busca del Puente Requejo, entre Sayago y Aliste. Hasta la construcción en el 1914 de este audaz puente, sólo era posible el paso entre ambas orillas a través de frágiles barcas, que con gran riesgo, osaban cruzar el Duero. Se cuentan arriesgadas historias de contrabandos, cargadas de angustias y soledades.

Vamos por una carreterucha de vistas panorámicas, mientras admiramos este puente Pino, de la escuela de Eiffel y la majestuosidad de los arribes. Seguimos de Pino a Fonfría y recorremos ya pueblos de la comarca de Aliste. Para coger gasolina fuimos a Alcañices y pisamos el Puente de Pérez Fadón, luego volvimos sobre nuestros pasos, o mejor dicho sobre nuestras rodadas para en Fonfría tomar (Za 941) otra carreteruca hacia el Castillo de Alba.
Cubren sus ruinas el alto de un risco, donde hubo un castro, una encomienda templaria, abajo el río Aliste. Se ve la torre del homenaje, desmochada. En 1445 Enrique IV lo cede a D. Enrique de Guzmán con el título de Conde de Aliste de Alba.
Llegamos a un cruce donde cogemos la (Za 903) a Carbajales de Alba, pasamos el puente del Manzanal, sobre el río Aliste, con su área de recreo. El puente es de una sola dirección, aunque hay zonas más amplias, para efectuar paradas.
En Manzanal del Barco contemplamos el viaducto de Martín Gil, para ferrocarril, que tuvo en su día el arco más grande de hormigón del mundo, con 209m.
Aquí dejamos las embalsadas aguas del Aliste y Esla en la presa de Ricobayo y llegamos a parajes de jaras y genistas.
La carretera sigue por Palacios del Pan y Andavías.
Ya tenemos hambre y cansancio y ganas de llegar a Zamora, pero aún está la parada de Hiniesta, donde queremos contemplar el templo que encontró Sancho IV, persiguiendo una perdiz. Es muy hermoso el pórtico protegido por profundo porche de época de los reyes Católicos, el mejor de escultura gótica de la provincia, junto con Toro.

Llegamos Zamora tan próximos al Restaurante D. Sancho, que no nos fue difícil reponer fuerzas. Aunque, como estaba a tope de gente, por bodas y bautizos, no pudimos comer el arroz a la zamorana, que deseábamos, pero no nos faltaron exquisitos manjares.
Luego la ruta fue sin paradas hasta casa.

29 agosto 2008

Castrotorafe, Fontanillas de Castro, Zamora




En anteriores excursiones, entre Moreruela y Zamora,  habíamos observado unas ruinas, que despertaron nuestra curiosidad. Están cerca de Fontanillas de Castro, se trata de Castrotorafe, ved aquí las fotos de nuestra visita, 

Empezamos recopilando una documentación.
Vimos que ya en la antigüedad, en la época de los romanos, existió en ese lugar Vicum Acuarium situada a LXXII millas de Asturica (Astorga) y LVII de Salmantica (Salamanca), junto a un puente sobre el río Esla, en la ruta de la plata.

En 1129 Alfonso VII de León, le concede los fueros de Zamora y establece su demarcación. (Se dice también que posteriormente este rey la mandó asolar y sembrar de sal, por haberse rebelado contra él).

A la muerte del monarca reparte el reino entre sus hijos. Fernando II va a ser rey, sólo de León, su hermano Sancho III hereda Castilla, tras un breve reinado y su pequeño hijo Alfonso VIII después.

Se suceden varias guerras entre estos reinos, por cuestiones de límites y por las familias Laras y Castros, tutores del niño rey.

Así dice la wikipedia:
Después de la separación de los reinos de León y de Castilla en 1157, la población creció en importancia y Fernando II de León potenció la villa.
En 1176 la Orden de Santiago, fundada un año antes, recibe Castrotorafe de manos del rey (villam dictam Castro Toraf per terminus novinssimos et antiquos), y en 1178 otorga fuero a la villa. Años después, Urraca de Portugal, viuda del monarca, concedió la mitad del portazgo por el paso de su puente (el cual se derrumbó en el siglo XVI) a la Catedral de Zamora para las obras del claustro.

Para defender las fronteras Fernando II, rey de León crea una orden militar de "frares soldados", al cargo de Pedro Fernández de Fuente Encalada. En un principio proclama la Encomienda en Castrotorafe y luego pasa a Cáceres. Los frares de Cáceres son los que cambian su nombre y toman el de Órden de Santiago.

En 1.181 Fernando II, regala la villa de Destriana a la orden de Santiago. Dice así: "Os entrego, pues, y os confirmo la Iglesia de San Salvador de Destriana con su población y con las iglesias que le pertenecen en el valle del Duerna, dentro y fuera, y con las sernas que hay en Valduerna, pobladas o sin poblar, y Priaranza y Ferrera totalmente y con todas las propiedades que pertenecen a San Salvador de Destriana". El rey estaba en Castro Toraf.  (Julio González, "Regesta de Ferando II", Pags 308-310).

Con la mitad del portazgo recaudado por cruzar el puente, Dª Urraca, Viuda de Fernando II mandó en 1209 ampliar la catedral de Zamora , con el tiempo llegó a adquirir tanta importancia que se la llamó “Zamora la Vieja”.

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Castrotorafe será la encomienda principal de la Orden de Santiago, ubicada como está en un lugar estratégico y una plaza fuerte inespugnable.

En 1351 el Maestre de dicha Orden se la entrega al rey Pedro I, en los años convulsos de las luchas fraticidas.

La fidelidad a este rey motiva que sea arrasada por su rival, el hermano vencedor, Enrique II.

Volvió a ser reconstruida, porque en 1475 es atacada de nuevo por Alfonso V de Portugal en su lucha a favor de Juana “la Beltraneja”. Sus tropas consiguen penetrar la muralla exterior pero no son capaces de tomar la fortaleza, que resiste hasta la llegada de los soldados de Fernando el Católico.

Pasó de nuevo a la Orden de Santiago y el comendador, Alfonso de Palencia, ordena una nueva restauración.

En el Siglo XVI se repara el castillo por orden del Conde de Benavente.

En el Siglo XVIII se cayó definitivamente el puente del Siglo XII.

El nombre de Castrotorafe procede del
También puede ser, según he leido en internet, que podría proceder del arabe “hins al turab” que vendria a traducirse como “Castillo del Polvo”, no hay que olvidar que muy cerca de este lugar se encuentran las tierras denominadas “de la Polvorosa”. Los pueblos próximos llevan el sobrenombre Castro, por haber pertenecido a Castrotorafe.

Todo esto nos fue haciendo comprender la importancia del lugar y decidimos hacer un alto en el camino, para visitarlo.

Hay que reconocer que aunque el camino está señalizado, su importancia histórica se merece una entrada más amplia y un trato mejor.

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Al fondo, recortándose en el horizonte, observamos restos de las murallas del recinto exterior muy deterioradas. Nuestra sensación de pena aumenta al contemplar que, el cartel que indica la historia del lugar, es utilizado como diana, para practicar el tiro por los desaprensivos...

El recinto amurallado es hoy un immenso campo de trigo y pasto para los rebaños de ovejas, que allí las vimos nosotros.

Si las hubiera visto aquí D. Quijote, no sería descabellado que las confundiera con ejércitos.

Nos acordarnos aquí de nuestro héroe literario, porque estamos en los dominios, que fueron entonces del Conde de Benevente, protector de Cervantes y muy cerca de lugares, cuyos topónimos cita el autor.


No está lejos la Ruta del Quijote en Sanabria que nosotros hemos escrito en este enlace y que defienden algunos autores, dando a nuestra historia una nueva perspectiva.

cartel de la casa del Escritor del pueblo CervantesNo podemos evitar el sentirnos literatos y nos atrevemos a recrear una escena:

– Esas que ves ahí Sancho, son los caballeros de Santiago que habitaban el castillo.
- “Mire bien vuesa merced, que son ovejas y allí está un pastor malencarado que nos vigila”
- ¡Ese, Sancho, no es otro que el gran maestre Pedro Fernández de Fuentencalada, que a sus freires protege!”.


El paisaje de secano cambia al llegar a la fortaleza principal del fondo.

Aparece el río Esla majestuoso, con el agua embalsada, como si se tratara de un castillo junto al mar, en un profundo acantilado.

La magia del lugar y el ambiente de misterio nos van atrayendo poco a poco, haciendo que el tiempo se detenga, para soñar con un sin fin de leyendas, y para hacer hermosas fotos.

Dejamos el lugar pensando que su abandono se debe a la destrucción del puente antes mencionado, pero yo creo que por la fuente de ingresos que proporcionaba, merecía la pena ser restaurado.

Tuvo que tratarse de otras causas, estratégicas, miltares, sociales y económicas las que provocaron la ruina. Se trataría de potenciar otras vías de comunicación en detrimento de las antiguas o el desprecio de este lugar esplendoroso... ¿por qué no pensarlo también, la desidia de sus responsables?

Mientras volvía para León recordé que hace poco visité otro despoblado, el de Bécares, cerca del puente de la Vizana y no puedo por menos de preguntarme si esa desidia de los ciudadanos y la despreocupación de nuestros políticos no acabarán también con las señas de identidad de nuestro pueblo. En este caso la solución al enigma está ahora en nuestras manos.

26 agosto 2008

Argañín de Sayago, fiesta de S. Bartolomé

El día 23.08.08 estuvimos en Argañín celebrando la fiesta de S. Bartolomé y mi santo. Bueno mi santo el sábado y S. Bartolomé el domingo, je, je.
Yo quería encontrarme con los lugares y con la gente que conocí de pequeña y por eso anduvimos callejeando toda la tarde.
Desde casa de Teresa, ella y yo fuimos hacia la iglesia y pasamos por la casa del quinto de mi padre, Sebastián, que venía a la fiesta de Barcelona, o Vascongadas. Le visitábamos en su casita pequeña, con el banco de piedra a la entrada y aún está igual.
Luego vimos la antigua escuela, que es ahora la Casa de Cultura. Tiene un local para los jóvenes, donde trasnochan festejando todas las fiestas de los alrededores. La cofradía de S. Bartolomé también se reúne en ella y los niños tienen actividades de dibujo y demás.
Tanto Sara y Javier como Marta y Elena tenían las bicis tiradas a la puerta de Loli, la amiga de Mari, que viene de Barcelona, donde habían estado comiendo.
Seguimos a casa de Mari, donde tomamos café y esperamos a Toñi, Loli y Rafa para iniciar el recorrido por el pueblo.
Primeramente fuimos a la casa de los tíos María y Manuel y nos hicimos unas fotos allí mientras que yo iba desgranando antiguos recuerdos:
El hermoso portalón daba entrada a un corral fascinante, por el que las gallinas corrían cuando se las ofrecía el trigo y huían cuando lanzábamos el agua de la palangana. Las flores de grandes geráneos, que crecían en antiguos baldes y calderos, la recibían agradecidas.
Tras el portalón esperaba un mundo de sensaciones, primero el carro y los apeos de las mulas y alforjas, luego sol y calor en el centro, dependencias oscuras y frescas al rededor, que eran el taller y las cuadras. Antes de la entrada había un porche pequeño, con dos bancos de piedra. En el lado derecho estaba el pozo, con la tapa de hierro y su roldana. También había una piedra de afilar, que yo giraba. ¡qué placeres!
La casa escondía mil maravillas. El comedor, estaba según se entraba y era como un gran salón de donde salían las habitaciones y desde donde subía una escalera al sobrado. A la derecha antes de la puerta de la cocina estaba el lavabo, con su bolsita bordada para los peines y el peinador colgado de una punta, al lado del espejo y las jarras del agua junto al palanganero.
Más allá de la cocina estaba la puerta de la bodega, que estaba oscura y fresca, por lo que yo prefería quedarme fuera, mientras el tío sacaba jarras de vino con deleite.
Para comer, todos nos sentábamos en torno a una mesa redonda, con un hule en el que estaba pintado el mapa de España. Jugaba con el tío Manuel o con el tío Alejandro Carrascal, que yo consideraba mi abuelo, a localizar las ciudades, los ríos y hasta los accidentes de las costas, que eran los únicos que conocía en esas fechas.
La cocina tenía un ventano que daba al comedor y sobre él, la única bombilla proyectaba sombras que se mezclaban con el resplandor de las llamas del hogar, con su campana, en su interior grandísima y ahumada, en los laterales, adornada con el vasar, donde lucían platos de porcelana con grandes flores. En el suelo. un montón de pucheros de hierro, con sus trípodes, de distintos tamaños, uno muy chiquitito, hacían mis delicias, a pesar de que no podían tocarse, pues abrasaban. Y tampoco podía cogerse la cadena que pendía del interior de la campana, ni se podía uno arrimar lo necesario para ver el cielo en lo alto de la negrura, porque aquella lumbre parecía no apagarse jamás. No hay que olvidar el amplio escaño, donde siempre aguardaban tomates y pimientos, que podían comerse así sin más, con tan sólo limpiarlos en el mandil de tía María. En las paredes encaladas para la fiesta, la mica brillaba al sol, aún en la penumbra de la siesta y las moscas zumbaban acercándose a las uvas que pendían de la viga. Había dos o tres mesitas pequeñas con un único cajón donde se guardaba un plato con un resto de chorizo o lomo y en otra el pan.
Sentados en el muro de una cortina, unos vecinos nos saludaron. Allí estaba Matías, su hermana, su mujer Pilar con los que disfrutamos desgranando recuerdos. Se sabía hasta un chascarrillo de los que contaba mi madre, que, por supuesto nos contó. Yo le recordé aquel regalo que me hizo: un monito de peluche, una marioneta, que me trajo de África, donde yo creía que había hecho la mili, pero no, estuvo en el cuartel del Cid y en Almansa, pero sí había viajado a África con un pedido militar.
Fuimos hasta la casa de Laura, creo recordar, que una verja de hierro limitaba la entrada del resto del corral. Más estrecho que el de los tíos estaba más sombrío y fresco. Había un aire de elegancia, los objetos de la casa eran refinados. Laura me regaló una copa de cristal que aún conservo.
Nos encontramos con Eugenia, la madre de Celso, que tantas ganas tenía de conocer, desde que hablamos por teléfono. Se encargaba de unas ovejas y corderitos, que tenía en una cortina enfrente de su casa, mientras que el marido se ocupaba de las grandes con las que llegaría a casa al anochecer. Unas vecinas se nos juntaron al pararnos. Hablamos de la abuela Pascuala, cuando vivía en la casa del primo Aquilino, de Mateo, que vivía en Tudera, de su hermana que marchó a América y otra que murió. De los primos: Pepe y Ester, Nati y Sofía, que lleva el nombre de mi madre.
Seguimos admirando las costrucciones del pueblo, las puertas de las casas se adornaban con una parra que le hacía de marco, tampoco faltaba nunca la higuera.
Fuimos hasta la era, donde se hacía el baile el día de la fiesta. Allí llegaba el coche de línea y mientras que se bajaban los equipajes, mercancía y correos, mi padre entraba a la tienda de la Muda, de las gemelas, a saludar y tomar un refresco. Yo, por supuesto no me lo perdía. Había un sitio muy amplio para descargar el autobús, algo así como una era y aún está el garaje, donde dormía el autobús que de madrugada deshacía el camino hasta la capital. Mi primo José esperaba nuestra llegada con un carretillo y nos acompañaba a casa de sus padres.
Seguimos viendo el pueblo extendido en barrios, alternando casas con cortinas, fuentes y caminos sin asfaltar cubiertos de hierbas secas como de oro. Están preparando una casa rural. Es un extranjero, que se ha enamorado del pueblo. También hablan de otra persona que se ha instalado en él y que limpia de malas hierbas las calles y hace una buena labor. Belleza incombustible: Las paredes de los huertos, las fresnedas, las encinas, caserío e iglesia y el cielo azul y de noche plagado de estrellas.
El pueblo posee numerosas fuentes y puentes. Aún se usa el cigüeñal, sistema de riego, sencillo e inteligente, que suministraba el preciado elemento a cada huerto. Si la finca era grande, se usaba la noria, que movía el burro y con la que gozábamos la chiquillería.
Estuvimos con la nieta de Laura, Maribel, que se acordaba de que mi madre siempre le llevaba bonito con tomate a Laura por la fiesta. Yo también lo había guisado y siguiendo la tradición fui a obsequiarsélo.
Teresa recogió leche de casa de su vecino, el alcalde, que recordaba un viaje que habían hecho mis padres con él, cuando llevaba un viaje hasta Asturias el lunes y vuelta el martes. Quizá Matías les informó de esta posibilidad tan cómoda de venir a Argañín.
Ya era hora de cenar y nosotros no queríamos dejar de celebrar el cumpleaños de Sara, que había sido el día 21, así que estuvimos todos juntos en casa de Teresa y luego nos fuimos al baile, en la plaza de la iglesia.
Al día siguiente, domingo, día de la fiesta, estuvimos en la misa y la procesión. Al finalizar se dio a besar la reliquia del santo y primero las mujeres, luego los hombres, iban posando su limosna. Sentí no poder escuchar al hombre que tocaba la flauta y el tamboril, que aún anda por el pueblo y también eché de menos al sacristán, que con tanta severidad nos miraba cuando al retrasarnos nos incorporábamos a la procesión sin haber entrado en la iglesia, creo que con sus 103 años sigue tan pancho. La cofradía ofreció en la misa pan y vino al santo. Luego se reparte a los cofrades una botella con el membrete de conmemoración, en la Casa Cultural.
Después tomamos el vermut bajo la carpa, que había puesto el Ayuntamiento, admirando a todos los vecinos engalanados.
En la pared de la espadaña se juega aún al juego de pelota. Por la tarde jugaban la final, pero nosotros ya no estaríamos aquí. En el muro hay un asiento corrido desde donde se contempla, pero de niña andábamos tras la morera o al bar, que había enfrente a tomar un butano con una aceituna.
De aquí marchamos a la casa de Margarita. Mª Luisa me enseñó sus bonitas pinturas sobre tela, cristal, espejos y Nicolás recordó a mi hermana Pili y sus hijos, a mamá que le hospedó en casa de los de la joyería del Carmen. Ví la hermosa casa y huerta, conocí a las tres hermanas de Mª Luisa y a sus dos cuñados y saludé a su hermano el bibliotecario.
En la comida conocí a un matrimonio, amigos de mis primos, con los que negociaron ovejas en otros tiempos y que viven en Villardiegua. Conocieron a mis padres, en el año que habían cumplido las bodas de oro y deseaban que nosotros les visitaramos en el día de la fiesta de su pueblo o cuando pudieramos. Sentí que no vinieran a comer Pepe y Esther, a los que esperábamos, otra vez será. Comimos opíparamente, ensalada de arroz con frutas y frutos del mar, cochinillo y sandía. Después nos despedimos con la alegría de que pronto volveríamos a vernos.

21 agosto 2008

Mi amigo José y el Benabrín


Mirando esta foto de José Rojo, los chicos pequeños que están a su lado creo que son su hijo y su sobrino, el hijo de Emiliano y el jovencito era yo; los recuerdos bonitos de la infancia en Palacios de la Valduerna vuelven a mi memoria.

A pesar de la diferencia de edad siempre me ha unido una gran amistad con José. Cuando yo era pequeño, esperaba a que él pasara a trabajar por delante de la puerta de casa de mis abuelos. ¿desayunaste ya? -me preguntaba- yo asentía con la cabeza sonriendo-¡pues monta en el carro, que voy para el "Benabrín"! .

Los Fontanones, el Pedrón, el Benabrín, el Gamonal o las Adoberas, eran los nombres más comunes de los lugares, donde solía ir a trabajar la Gente de Palacios, pero a mi el Benabrín, me gustaba especialmente, porque mientras araban la tierra, a veces salían a la luz grandes trozos de piedras, que delataban los restos de un poblado ya desaparecido.

Mucho tiempo después, leí que, antiguamente, cerca de ese lugar había vivido una joven doncella, que era guapísima, tan digna de admiración y adornada de virtudes era, que durante la invasión musulmana del año 711, un joven caudillo agareno que pasó por el lugar, se enamoró de ella y la pidió matrimonio.

A ella le gustaba el joven caudillo, pero les separaban una serie de barreras casi infranqueables: la cultura, la religión, la guerra…. así que le puso como condición para desposarse, que adjurara del Islam y que abandonara las armas. Tanto era su amor por ella, que terminó cediendo a sus peticiones y no solo eso, sinó que además construyó un hermoso palacio al estilo de los de las Mil y una Noches para vivir juntos su amor en ese lugar que les había unido.

Así fue como en el palacio de Ben-Abrin vivieron los enamorados y sus hijos y después los hijos de sus hijos. Hasta que…. Muchos años mas tarde otro caudillo arabe, Almanzor pasando por aquí de camino a Santiago, contempló el palacio y quiso conocer la historia.

Cuando supo la historia del que consideró un renegado caudillo, montó en cólera y mandó destruirlo completamente y es por esto, que hoy encontramos unas piedras que ya no nos dan idea de su pasada grandeza. Sólo nos queda su sonoro nombre Ben-Abrin.

La historia no es mía, la cuenta Conrado Blanco, el cronista de la Bañenza en uno de sus libros, pero yo os la cuento aquí por si no la conocíais, con la esperanza de que os guste y de que os anime a contarme vosotros otras también.

31 julio 2008

El Río Curueño, 2008



Llegamos a casa de Luciana, para buscar a Tania y Primo a las 6 de la tarde, preparados con los bocadillos que pensábamos comer en el campo. Salimos de Villaquilambre, por la carretera paralela al río Torío, río de Tor y Orión, lleno de concomitancias antiguas, íbamos en dirección norte.

La montaña azulada por la luz de la tarde, contrastaba con un cielo brillante, nítida al sol, nos invitaba desde lejos. El pico Polvoreda o Correcillas, que brillaba con su cima piramidal acostada hacia el este, nos hizo recordar la hazaña de los vecinos de Correcillas, que dicen treparon con pedruscos para levantar los pocos metros que le faltaba al monte para alcanzar los 2000 y poder ser catalogado en los mapas con un punto geodésico. Más allá estaban las que formaban las famosas Hoces de Vegacervera y donde se esconden las admiradas Cuevas de Valporquero, pero nosotros no íbamos a emprender esa ruta, sino que, mirando el cordal que sigue al Polvoreda, nos dejaríamos seducir por las montañas que le siguen en la perspectiva, las de Aviados y la Vecilla.

Mientras rodaba el coche, mirando los lujosos chalets, con sus fincas de árboles frutales, salteados todo a lo largo de la carretera, nos parecía una lógica continuación de las numerosas villas romanas, que hubo en la antigüedad y que ahora son sustituidas por ellos, quizá de una forma atávica.
Fuimos recordando la herencia romana, no sólo en las ruinas de Navatejera, que acabábamos de pasar, sino en el nombre de los pueblos... y el más sonoro, quizá es Pardavé, "pueblo partido en dos por el río". Ahora le han hecho una carretera de circunvalación que ha terminado con la penosa travesía por el estrecho puente.

A la entrada de Matallana nos despedimos del río Torío, para tal y como habíamos pensado al ver las montañas a la salida de León, seguir el cordal a la derecha. El paisaje se abría en la Valcueva con un "Campo hermoso". No sólo el pueblo que lleva este nombre se muestra como un campo hermoso todo el territorio es feraz, con altos chopos y bosques de encinas entre prados y con los riscos de Aviados a la izquierda de la ruta.

Con dificultad se veía el castillo de Aviados, propiedad de la casa de Luna, que tuvo una gran importancia histórica en la provincia y eso nos dio motivo de conversación con respecto al apellido de Tania. Ella recibe el apellido por un descendiente que marchó a Brasil desde Portugal. También Uceda procede parece ser, de Burgos, de la Villa de Uceda, en la provincia de Guadalajara, de Villagatón en León, pero luego se difundió mucho en América.

Entre estos comentarios históricos llegamos a la Peña Morquera y hablamos de su influencia comercial antigua, bajo la protección de Mercurio, cuando los romanos tendían sus calzadas por allí. Después se recuperó a través de Valdecésar, en el camino de Santiago, en la Edad Media, cuando S. Froilán cristianizaba y repoblaba con cenobios estos territorios de frontera. Hoy en día es una senda escondida con un arroyo cantarín que desemboca en la cascada, tan conocida próxima al pueblo de Nocedo.

Al llegar a la Vecilla hicimos el giro a la izquierda siguiendo el río Curueño. Este río al que tenemos un cariño especial, corría brillando entre grandes piedras y arbustos sombríos. En su margen izquierda aún iluminaba el sol a árboles y montañas que estaban en sombra a la derecha y, las peñas en lo alto, a derecha e izquierda, resplandecían con la luz del ocaso.

Paramos frente a Montuerto para ver la Cascada, que viene de Valdecésar reuniendo humedades de Correcillas, Peña Valdorria, Morquera. En esta cascada te sientes como en un lugar mágico, al que acuden sin cesar niños y adultos, siempre encontramos a alguien conocido. Rincones llenos de alegrías, en los recodos del río las truchas se deslizan pausadamente ajenas a nuestras fotos y sorpresas.

Al pasar junto a Valdorria, recordamos la ermita de S. Froilán que allí se venera, en lo alto de la Peña, tras 365 escalones de piedra, que edificó el santo con ayuda de su burro primero y, tras comérselo el lobo, con la ayuda de esta alimaña.

Paramos en el abandonado balneario de Nocedo, que espera como el arpa, la mano que sepa sacar de él tanto lujo y placer, como dio en sus buenos años, en los que el aprovechamiento de aguas medicinales no iba como ahora, directamente al río. Claro que, aunque nos pese, esta situación tiene sus ventajas, pues los habitantes, los animales y plantas reciben estos beneficios gratuitamente y por igual, como es todo en la naturaleza gentil y generosa.

Empezamos el recorrido de las Hoces de Valdeteja, con su sorprendente zig-zag de montañas y río. La estrecha carretera compartía el pequeño paso en el fondo del tajo, que el río había oradado en la montaña. Las paredes calizas, agujereadas por hilillos de agua, dejaban colgar sus residuos minerales tiñendo la blancura del roquedo en distintos tonos gris-azulados. Se apreciaban erosiones de tiempos antiguos, de otras eras geológicas, en las que el río había hecho remolinos, que ahora parecían bóvedas elevadas. Por todas partes se veían entradas de cuevas, que mostraban de qué manera, aquellas duras rocas no eran más que esponjas comidas por el agua, tanto dentro como en su exterior.

Llegamos a una venta, que antiguamente fue villa romana "Masmino", luego poblado medieval, ermita y quizá monasterio, pero que ahora todo eso queda reducido a una cruz en su recuerdo. La venta es, claro está, una casa rural y muchos coches aparcados daban cuenta de lo necesario que es hacer paradas en estos lugares tan hermosos.

Seguimos un poco más allá, donde sale la desviación para el pueblo de Arintero. Aquí era obligado recordar a la Dama de Arintero y su historia atrevida. Existió realmente la heroína que va a la guerra disfrazada de varón, para sustituir en sus obligaciones a su padre anciano, el conde García, que sólo tenía hijas. Se llamó Juanita García y sirvió a los reyes católicos en sus luchas contra la Beltraneja, tanto en el cerco de Zamora en 1476, a cargo del propio rey Fernando, como en el frente de Toro, en Pelea Gonzalo, bajo el pendón morado de S. Isidoro. Después de esta victoria fue descubierta: -¡mujer hay en la guerra!, gritaron y a la que era conocida bajo el nombre del caballero Oliveros se la dejó libre de armas y con privilegios y dineros que llevaría a su casa.

Volvimos a nuestra ruta para buscar la amplitud del valle, que nos fue dado contemplar en Tolibia. Los prados se extendían a las márgenes del río y los rayos del sol caían sobre ellas filtrados por las hojas vacilantes de los chopos, las fresnedas y los salgueros, que se alternaban entre las sebes. Nos acercamos a rendir homenaje al maestro, que tiene un busto que el pueblo le hizo en agradecimiento, porque estos detalles son muy de admirar.

Hubieramos seguido a Valdelugueros, cápital del valle, cabeza de Tercia, tierra de los Argüellos, cuyas casas se veían a continuación, desde la explanada de la iglesia, pero ya de las nubes bajaba el Cierzo, como una cortina espesa, posando sobre las casas su niebla húmeda y fría, con lo que nuestra retirada fue eminente.

A pesar de la grandiosidad de la naturaleza y de la riqueza que ella encierra, para que los hombres la puedan extraer, se necesita bravura. El rigor del clima y la aspereza del terreno han obligado a muchos, a abandonar estas tierras y sólo algunos habitantes, apodados "Los bravos", como el título de la novela que aquí se desarrolla, continúan intrépidos apostando por sus recursos naturales.

Enseguida estábamos en el camping de la Vecilla, comiendo el bocadillo. Mirábamos la ribera del río recordando la obra "El León de España", de Pedro Becilla Castellanos, hermosa narración de Porma y Curueño, los ríos que corren por esta zona y que recuerdan a dos personajes astures que lucharon contra los romanos.

La bella Porma es raptada la víspera de sus esponsales y se inician una serie de escapadas y luchas. El aguerrido Curueño lucha para liberarla. No pudo ser, murieron en la sangrienta refriega. Sus cuerpos alejados, sólo convirtiéndose en ríos pudieron juntarse, al encontrarse en Ambasaguas, pueblo cercano al Barrio de Nuestra Señora.

cartel de la casa del Escritor del pueblo CervantesEl libro de "El León de España", fue muy famoso en su época y D. Quijote lo tuvo en su biblioteca, pero se fue al fuego en un apresuramiento, porque no llegó a ser visto por el cura y el barbero, como puntualiza Cervantes en su obra inmortal.

Verdaderamente sorprende la erudición de Cervantes, conocedor de tantas  historias  del antiguo reino de León. Quizá sea debido, como Cervantes dice, por boca del personaje del Cautivo, porque nació o tuvo su origen "en las montañas de León" y una parte de los investigadores defiende esta procedencia. Ved nuestros estudio sobre El Quijote en el Reino de León.


En el frescor de la ribera nos detuvimos hasta que se oscureció. Fuimos a la cafetería para entrar en calor, antes de iniciar el viaje a casa.

Se habían encendido las luces de la calle y aunque había luna llena, no la vimos brillar roja y hermosa, hasta llegar a León.

17 junio 2008

BÉCARES

En el último viaje a Alija con ocasión de los carnavales hacíamos mención al despoblado de Bécares y nos parecía que este lugar merecía una visita a parte. Recogimos para ello datos de la web oficial del Ayuntamiento y en el nº 22 de la revista Tierra de León nos informamos de parte de la historia de su iglesia. Leímos que Bécares, como apellido toponímico lo ostentan en la actualidad 1.293 personas. Nadie nos daba razón del itinerario exacto a seguir y buscamos la ruta en el Sigpac. Luego hicimos un pequeño resumen para comentar por el camino.

Nos enteramos de la existencia del asentamiento en el Siglo XIII. D. Abundio García Caballero piensa que perteneció al Monasterio de Nogales, siendo entregado posteriormente a D. Alonso Enríquez, Almirante de Castilla en 1368 y luego al Conde de Benavente en 1496. Se mencionan como propietarios a los miembros de otras familias, como los Acuña o los Marqueses de Campo de Villar. El Vizconde de Castaosa figura como propietario a partir de 1696-97. En la actualidad una parte de la Dehesa pertenece a los vecinos de Alija y la otra a dos señoras de Sahagún. Todo un símbolo si tenemos en cuenta que en una época fue de los romanos, en otra del clero, después de la nobleza, pasando por los templarios y finalmente, en nuestro siglo tan feminista, es de las mujeres.

Según D. Maximino Descosido, en el mencionado artículo publicado en el nº 22 de Temas Leoneses, al consultar los datos de un libro de cuentas, encontrado en los archivos municipales de Quintana del Marco, nos cuenta sobre la villa de Bécares y la iglesia de San Román, que la torre y el pórtico de la Iglesia son del año 1.692 y fueron construidos por el maestro Domingo Salmón Rasino. Las pinturas de los frontales para el altar del Santo Cristo y el marco para el altar mayor se adjudicaron al pintor leonés Martin Mesías. Vemos aquí otros pagos realizados para el mantenimiento de la iglesia y el culto.iglesia Bécares

Por los actuales guardas de la dehesa, Santiago y Paquita pudimos saber que D. Abel, su antecesor había fallecido. D. Abel cuidaba de la finca y de la iglesia cuando en el año 1971 varios sacerdotes se presentaron en el lugar, con la intención de llevarse el retablo, cosa que trató de impedir el guarda. Los clérigos forzaron la puerta de la iglesia y se fueron con el retablo y las campanas de la torre, pensando, creo yo, que todo esto pertenecía a la Diócesis de Astorga. En este caso se equivocaron, ya que esta iglesia parece ser, que siempre pertenecio a los nobles propietarios de la finca. Este lamentable suceso dió lugar a un pleito entre el obispado y los dueños. El resumen del mismo nos lo facilita D. Maximino en este artículo. La Diócesis basa sus derechos en que fue una parroquia y los dueños en que ostentaban la titularidad dominical sobre la misma. Analizando también una sentencia de Tribunal Supremo de 28/12/59 parece que la razón sería de los últimos y que en la epoca de la desamortización de Mendizabal se dispuso que quedaban desamortizados todos los bienes de la Iglesia excepto los que se dedicaran al culto, siempre que se incluyeran en un inventario que se elaboró a tal efecto. Bécares no figuraba en el inventario, así que en aquella epoca no se dedicaba al culto público ni pertenecia a la Iglesia. Por todo esto, la Dirección General de Bellas Artes en marzo de 1.974 ordenó la incautación temporal de las tablas y su depósito en el museo arqueologico de León.

Santiago y Paquita desconocían el lugar donde se encuentra la cueva de la Loba, que trato de localizar, porque posiblemente se trata de una antigua mina de hierro, según supone el Padre Cesar Morán, en su "Excursión arqueólogica por tierras de León" (Archivos Leoneses nº 7 año 1950) y tampoco nos dieron razón de la ubicación del cementerio, aunque se cree que está al suroeste, según se sube para la Iglesia. Pero si nos indicaron donde se encontraba una fuente cubierta que dicen de la época de los romanos, a la que se baja por una escalera con peldaños de piedra labrada y que a mí me recuerda a las que ví por Tabullo y Destriana. El diccionario de Madoz supone la desaparición del pueblo en 1.500 y el Catastro de Ensenada nos lo señala abandonado en el Siglo XVIII. El escudo nobiliario está fechado en 1837 por lo que yo pienso que la casa que queda en pie pudo ser utilizada por sus propietarios y criados para cazar.

Merece la pena la visita de la iglesia abandonada, con su aire misterioso, buscar la cueva de la loba, donde yo creo que el bañezano Méndez Luengo recibió su inspiración para escribir las aventuras que refleja en su libro "Llanto por un lobo muerto" o bajar hasta la fuente cubierta, para ver sus aguas cristalinas e impregnarnos de la soledad del entorno. Dice mi amigo Victor que todo esto perteneció a los templarios y que aquí, en estas hermosas explanadas, se entrenaban en sus prácticas militares. Hicimos el camino de regreso divagando sobre las causas del abandono del lugar por sus habitantes ¿fue la temida peste, que asoló pueblos y ciudades en épocas pasadas? ¿Se agotó el mineral de la cueva de la loba?¿no sobrevivieron a la falta de una mano fuerte que los dirigiera, tras la marcha de los Templarios? Quizás el monte lleno de jaras y milenarias encinas y el silencio casi sagrado del lugar nos permita oir la respuesta. Porque como dice la canción: "La respuesta está en el viento"

30 abril 2008

La Valdería y Castillo de Valdavido

Después de leer la novela de Méndez Luengo, como en anteriores ocasiones, planeamos una excursión a Valdavido, junto con Anita y Ángel, en busca del castillo del "Último templario".

Así que el sábado cinco de abril de 2008 nos pusimos en camino por los hermosos parajes de la Valdería. De la Bañeza a Nogarejas y a Castrocontrigo.
-Aquí teníamos que parar,- digo yo-, porque siempre me gusta comprar el chocolate y hacerme una foto en la fuente.
-De esa fuente sé yo mucho,- contestó Ángel-, (porque se hizo en la fábrica de azulejos, que es hoy de su propiedad).
En Castrocontrigo encontramos el río Eria, mítico, con el embrujo modesto de lo desconocido, callado, silencioso... y seguiríamos su curso ascendente hasta Corporales y la Peña Aguda.

Hicimos la primera parada en Torneros de la Valdería, donde tiene su casa la madre de Jose, el yerno de Anita y Ángel, donde la animada población se reunía en grupos, por calles y plazas. El pueblo a primera hora de la tarde, estaba muy concurrido.

Allí nos hablaron de la cueva de San Benito, que prometimos visitar en otra ocasión, pues prometía un lugar lleno de misterios y recuerdos romanos de la extracción del oro. Nos contaron también que en el Campo de San Miguel hay un lugar llamado "El Emboriaco" donde hace un siglo se ubicaba un convento de monjas hoy desaparecido, pero en el que se encuentran trozos de pucheros, porcelanas y tejas. Como todo pueblo tiene su leyenda. Dicen que un miembro de una familia apodados "los divinos" cavó y cavó hasta encontrar un trozo de tela, siguió cavando hasta que sacó ¡El cuerpo incorrupto de una monja!. Asustado "el divino" se fue corriendo a contárselo al cura, que cuando comprobó el milagro dijo: No tenemos dinero para llevarla a los altares y si se la damos al vecino pueblo de Castro, ellos nos quitarán las tierras de San Miguel así que si quitaste dos carros de piedra, le pones cuatro encima y la tapas de nuevo porque así seguiréis vosotros con las tierras.

Aunque Ángel preguntó por si sabían donde encontraríamos el castillo de Valdavido, nadie conocía su existencia, así que nos fuimos guiados por nuestra intuición.
Rafa y Castillo de ValdavidoCuando llegamos al pueblo supimos, que en la alta peña que domina todo el contorno estarían los restos del castillo. Nos sorprendió una gran imagen del Sagrado Corazón en lo alto de esa montaña, visible desde la carretera. A través del potente zoom de nuestra cámara de fotos, pudimos encontrar los restos del castillo en la base y alrededores del monumento.
Es aquí en esta peña de Valcaliente de 1367 m. de altura donde se encuentran las ruinas del castillo del conde de Peña Ramiro, con los restos de un torreón de 6x6, erigido durante la dominación visigoda, sobre las ruinas de un castro de la época de los romanos. Sobre esta construcción una colosal estatua llamada del Sagrado Corazón, que bendice el valle, se erigió en 1957, hecha por el escultor Larrea .

Paralelo a este torreón se encuentra una formación irregular de 5,5x4 m. Se conservan también restos de unos muros que circundan el torreón principal y en el interior del recinto amurallado dos oquedades, posiblemente restos de enterramientos.

El pueblo aunque con varias casas restauradas da una sensación en esta época de fantasmagórico al no tener apenas vecinos. La iglesia parroquial conserva esculturas, pinturas y platería del Siglo XVI, pero está cerrada a cal y canto sin nadie que nos dé noticias de quién nos la pueda mostrar y lo mismo sucede con la ermita de san Roque junto a la carretera. Ya veis, se consigue más visitando las páginas de internet que viajando.

Aunque Truchas, con su aire de pequeña capital, animaba a hacer de nuevo una parada, seguimos entre los cruces de caminos, buscando el nuestro, para llegar a Corporales. El conocido campamento y la iglesia majestuosa nos decidieron a parar y contemplarlo todo al detalle. Degustamos un café departiendo con las gentes del lugar y paseamos por el pueblo, prestando atención a sus viviendas nuevas y tradicionales.

Subimos hasta el Puerto, para asombrarnos de las tortuosas curvas por las que los parroquianos llegan al Bierzo, a Puente Domingo Flórez o siguiendo el río Cabrera acceden a la Baña.

Por el camino de regreso, Ángel me contó que en Morla existen fuentes de aguas medicinales, a las que acudían las gentes de la comarca en busca de salud, pero eso es otra historia, tema para otra excursión...

27 abril 2008

El Ultimo templario

Los templarios, con su enigmática historia y su triste final, siempre me han llamado la atención. Muchas personas se han interesado por este tema, pues hay un río de tinta al respecto, donde puedes sumergirte y tomar o cambiar de opinión al respecto.

Yo siempre había creído que el úlimo templario fue Jacques de Molay por ser el ultimo en subir a la hoguera, así que estaba un poco receloso de los libros que proliferan sobre el tema. Citando de memoria recuerdo "El Ultimo Templario" escrito por Edwar Burman en que un freire del Temple se encarga de cumplir la amenaza del Gran Maestre, o "la Herencia del Último Templario" de Jorge Molins, aunque aquí el periplo geográfico tiene lugar en la costa mediterránea. Hasta, si me apuráis un poco, también se dice que el último templario es Tomás, el hospitalero del pueblo de Manjarín, que a veces, incluso se disfraza de caballero del Temple, para atraer la curiosidad de los peregrinos que después de subir a la Cruz de Ferro inician el Camino de Santiago hacia el Bierzo.

bañezanosAunque el título me hiciera desconfiar por la proliferación de historias de últimos templarios que circulan por las librerías, el "Último Templario" del autor bañezano Ernesto Méndez Luengo me gustó mucho, aunque me dejó sin desvelar las mismas incógnitas que tenía cuando empecé a leerlo.

La primera es que si D. Pedro el Cruel fue tan malo como algunos nos cuentan y después hubiera querido saber más sobre la historia de los últimos templarios del reino de León y su intervención en la vida política del momento, aunque el titulo me hiciera desconfiar por la proliferación de historias de últimos templarios que circulan por las librerías.

Yo sabía que Pedro I era hijo de Alfonso XI y María de Portugal, pero su padre había tenido varios hijos bastardos con Leonor de Guzmán. En 1350 le sucedió en el trono y tuvo que hacer frente a numerosas dificultades: un gobierno débil por las luchas de poder entre su madre, sus primos los infantes de Aragón, sus hermanos bastardos y la alta nobleza.

En 1353 se concertó su matrimonio con la francesa Blanca de Borbón cuando Pedro ya era amante de Dª María de Padilla. A sólo tres días de la boda, encerró a su esposa en el Alcázar de Toledo, lo que le privó del apoyo de los franceses en las luchas intestinas. Circunstancia que aprovecharon los nobles para, unidos a las oligarquías municipales y al antiguo favorito, Juan Alfonso de Alburquerque, obligar al rey a ceder poderes y se le confinó en Toro.

Recuperó pronto la iniciativa, comenzando una guerra civil en la que fue tomando ciudades y ejecutando a los sublevados. Atacó luego a Pedro IV de Aragón. Inglaterra tomó partido por D. Pedro el Cruel y Francia se alió con D. Enrique de Trastamara.

Muertas la reina y Dª María de Padilla, D. Pedro proclamó herederos a los hijos que había tenido con la última. La guerra se reavivó, pero esta vez con la suerte favorable para D. Pedro.

Francia, que deseaba el apoyo castellano para su lucha contra Inglaterra, envió a Beltrán Duguesclín, con sus compañías blancas.
D. Pedro, apoyado por el Príncipe Negro y las tropas inglesas derrotó a los franceses junto a Nájera en 1367.
Enrique II puso sitio a Toledo y al mismo tiempo sorprendió a D. Pedro en Montiél. El resto es sobradamente conocido: mientras negociaban la paz en la tienda de Dugesclin y con la ayuda de este, D. Enrique asesinó a D. Pedro asentando en el trono a la dinastía Trastámara.

Sin embargo no todos habían visto a Pedro I como "cruel", otros le llamaron "El Justiciero". Durante su reinado florecieron las artes y las letras y al pueblo, que recelaba de la nobleza, las venganzas del monarca parecían a sus ojos actos de justicia, así que la poesía y la tradición popular lo representaron como el justiciero.

Las aventuras del "Ultimo templario" de Méndez Luengo se llevan a cabo en parte, como ya nos tiene acostumbrado el autor, en la zona que nos gusta, Cabrera, alrededores de la Bañeza y otros topónimos que hemos señalado en letra negrita...

Valiéndose del rapto de la sobrina del último templario del Bierzo, Don Ofrén Roldán señor de Valdovino, nos narra una serie de batallas en las que interviene a favor de D. Enrique de Trastámara, contra D. Pedro I el Cruel, aderezando las verdades históricas con un poquito de ficción literaria.

La historia comienza cuando el "jabalí de Priaranza" acude a una llamada de su amigo Iñigo Arista, capitán de la guardia del señor de Valvavido, para revelarle un secreto muy importante. El Jabalí es buen conocedor de toda la comarca.

De camino a Valdavido da muerte a un fraile corrupto que trataba de engañarle mientras le denunciaba a la justicia del rey y salva de una paliza, que intentaban propinar a otro protagonista, Ramiro, dos frailes del monasterio de San Miguel de Destriana.
Cuando al fin llegan al punto de encuentro, El capitán Arista informa a Jabalí de que debe de conducir hasta la frontera francesa, al bastardo D. Enrique que se ha refugiado en el castillo de Valbavido.

Mientras tanto, en la ermita de San Pelayo, junto a los ríos: Duerna, Peces y Tuerto el Rey Pedro pide al ermitaño, el pergamino que siglos antes había dejado un peregrino de Bretaña que terminaba con la frase:

"Encerrarse ha en la Selva
y allí morirá dos veces
una al mundo y otra a Dios".

Este pergamino, que es histórico, fue encontrado entre los documentos de D. Pedro en su Alcázar de Sevilla.
Este rey, que ostentaba el dudoso récord de haberse desposado tres veces, en tres años, con tres mujeres, en 1352 con Dª María de Padilla, en 1353 con Blanca de Borbón en Valladolid y en 1354 en el castillo de Cuéllar con Dª Juana de Castro, hermana de Dª Inés, todas ellas bendecidas por el obispo de turno.
Su padre Alonso onceno, había dejado al morir ocho hijos naturales, habidos con Dª Leonor de Guzmán, sobrina de Guzmán el Bueno. D Enrique, Señor de Trastámara; D Fabrique, gran Maestre de la Orden de Santiago; D. Fernando, señor de Ledesma; D. Tello, Señor de Vizcaya; Sancho, Juan, Pedro y Beatriz.
Muerto D. Alfonso, su esposa Dª María instiga a D. Pedro para que encierre a Leonor en el castillo de Castrojeriz, donde la reina madre consigue que un escudero mate a la noble dama, con lo que provoca el descontento de sus hermanastros y la posterior guerra civil.
Pero volvamos a nuestra historia, en el castillo de Valdavido, construido sobre un antiguo castro celta, vivía con el templario D. Ofrén su bella sobrina Isabel. Da la casualidad de que, disfrazado de simple caballero, D. Pedro pernocta en este lugar de paso para Galicia enamorándose de Dª Isabel.
Corría además el rumor de que el fabuloso tesoro del Temple, nunca encontrado a la disolución de la Orden era custodiado por el viejo templario leonés desde la promulgación de la Bula "Vox in excelso" en la que Clemente V dictara la abolición de la Orden y excomulgara a quién se negase a acatarla.
Ya los antepasados de D. Ofrén hicieron grabar a buril en la entrada de la fortaleza junto al escudo representado una encina y un oso andante:
"yo soy aquel que vedó
el que los moros entrasen
y que de aquí no pasasen
porque así lo mando yo".
D. Pedro pensó que el mejor momento para raptar a la sobrina del tozudo templario sería durante una cacería que este organizó en su honor y para ello se valió de la banda del "tuerto de Villamorico". Senén de Priaranza les sigue la pista hasta Mayorga de Campos, donde al no ceder a las proposiciones amorosas del falso caballero, D. Pedro organizó un proceso inquisitorial a Dª Isabel vengándose a la vez del excomulgado comendador del Temple.
En el Proceso dª Isabel para salvarse de la hoguera pide un juicio de Dios. Para que haya proceso tiene que haber testigos. El primero un arquero de la fortaleza de Castrillo de Cabrera, dio fe de que la vio pasar volando a caballo de una escoba. El ballestero, que acompañó al falso caballero en su visita a Valdavido, informó fraudulentamente, con pelos y señales, de los extraños ritos celebrados en una sala subterránea, en los que adoraban a un ídolo con cuernos llamado Baphonet y escupían en la cruz, besándose en las partes más sucias, etc.
Pero durante el proceso dan tiempo al Jabalí y a Roberto, disfrazados de monjes, para acercarse al lugar del juicio, mientras las mesnadas del capitán arista toman posiciones junto a la villa.
En el Juicio de Dios, Men García de Benavente es vencido por el defensor de la dama, un caballero no identificado, vestido de negro, por lo que recibió el apodo de "La Muerte Negra". Así al presidente del tribunal no le queda otro remedio que liberar a Isabel.
Ya solo falta vengarse de los perjuros que declararon en el juicio. Consigue que confesaran que trabajaban al servicio de D. Pedro I, por lo que D. Ofren y sus mesnadas, junto con el Jabalí, se decantan a a favor del bando de D. Enrique.
Se enfrentan los dos reyes, junto a Montiel, que en tiempos de la reconquista se llamó "La selva"." Se encerrará en la selva y morirá dos veces" decía el pergamino. Debido a un fallo de estrategia D. Pedro se encierra en el castillo de Montiel y empiezan a escasear los víveres, por lo que piensa que lo más conveniente es negociar, sobornando al francés Beltrán Dugesclin. Enterado D. Enrique, le ofrece el doble. El final de la historia fraticida, lo aprendimos casi todos de niños: "Ni quito ni pongo rey pero ayudo a mi señor" decía Dugesclin apuñalando a D. Pedro...
Se cuenta en la novela que en este momento, D. Enrique concede a la "Muerte Negra" el título de conde de Boca de Huérgano. A los hombres del Jabalí el indulto real y una jugosa paga y a Senén lo nombra Guarda Mayor de la Corona de Castilla. A Iñigo Arista lo nombró Alcaide perpetuo de la fortaleza de Balboa. A Ramiro le concedió el mando de una compañía de lanceros a caballo y se distinguiría en la guerra contra el Duque de Lancaster, que casado con una hija de D. Pedro había invadido España. Al morir el fratricida, su hijo Juan I dio a Ramiro la Baronía de Murias de Paredes por los servicios prestados en combate.
Ya solo queda a D. Ofren vengar la felonía del jefe de los perjuros en el juicio contra su sobrina D. Diego Manrique de la Hoz, Señor de Castrillo de Cabrera, partidario de Pedro I incluso hasta después de su muerte, para lo que preparó meticulosamente el asalto a la fortaleza rival con todos los instrumentos de asedio al uso de la época construidos por un ejercito de armeros, herreros, guarnicioneros y carpinteros preparando escaleras, catapultas, torres de asalto, arietes y lo mas importante: los vehículos para transportarlos desde Corporales por los canos junto a los precipicios con el río Cabrera al fondo hasta Castrillo.
Mientras tanto, alertado D. Diego, con 4000 hombres de armas esperaba en su castillo el inminente ataque sin haberse dignado pedir perdón a D. Enrique como aún hacían multitud de prelados y nobles antes adictos a la casa de D. Pedro. Su lema era: "Entre penas y tormentos fui lanzado/mas nunca de vencimiento sojuzgado.
Vemos luego a través de la narrativa de Méndez Luengo casi con precisión cinematográfica como sería un asedio en la Edad Media: Las luchas a campo abierto, la toma de la primera muralla de argamasa que rodea el pueblo. Los sitiados luchan con tesón, pues hasta ellos ha llegado la noticia de la entrada a España por Zamora de un ejercito Anglo-Portugues del Duque de Lancaster, esposo de Dª Constanza la primogénita del Justiciero. Pero el templario estrecha el cerco y con la caballerosidad propia de la época deja salir de la fortaleza a la esposa y familia de D Diego antes del ataque final con las torres y arietes.
D. Diego al verse derrotado se encierra en la torre del homenaje quemando todos los muebles y desde lo alto, rodeado por las llamas grita: Misericordia pido a Dios por mis pecados pero maldigote a ti Ofrén porque alzaste tu espada contra el rey.
Para evitar más sufrimientos, un ballestero de Arista llamado"El zurdo de Miñambres" disparó una certera flecha contra el castellano que cayó mortalmente herido.
"Consumatum est" dicen que dijo el ultimo templario mientras volvía grupas a su castillo de Valdavido precedido por el famoso Baucent o banderín del Temple.