22 septiembre 2010

Tierras de Burgos y Soria

Hemos pasado un fin de semana de lujo, recorriendo tierras de Burgos y Soria, admirando hermosas vistas, acompañados de buenos amigos y disfrutando de sabrosos manjares.

El punto de encuentro fue la villa rachela, es decir Covarrubias.


Covarrubias
Torreón desde el ArlanzaDesde que fue declarada Conjunto Histórico Artístico en 1965 ha ido mejorando su aspecto sin interrupción y constituye una atracción turística constante debido a su cuidadosa oferta gastronómica.

La villa presume de su belleza, como la de la judía Raquel, que la presta su nombre. Una de las estampas más hermosas del conjunto urbano, se ofrece al visitante desde el puente del río Arlanza, cuyas aguas enriquecen la villa desde antiguo.

Las cuevas de los oteros que protegen el valle, dan nombre al poblado, así como las tierras rojizas de ricos sedimentos que colorean el paisaje. Las casas se arraciman creciendo en altura.

Sobresale el torreón tronco-piramidad de Dña Urraca a la esquina de la muralla medieval.

DCP_4192En las plazas irregulares lucen las casas de arquitectura tradicional con piedra en la planta baja, la fachada de adobe encalado, contrastando con el negro reluciente del entramado de madera y en el amplio soportal y en la balconada superior, los geranios de flores intensas ponen una nota de color.

Si paseamos por sus callejas empinadas la historia nos sale al encuentro.

La portada elegante y sobria de la Colegiata fundada por el conde García Fernández para su hija doña Urraca, primera de un Infantado que da vida a la villa bajo el mandato de sus señoras abadesas.

Otra Urraca, hija de Fernando I y la reina Sancha, otorga fueros al lugar en el año 1148. La casa de los Condes de Lara conserva aún una portada románica, en lo que hoy es el Ayuntamiento.
casa del médico del rey
Covarrubias vuelve a tener protagonismo en el reinado de Felipe II.

De aquí procede su médico de cámara el “Divino”, cuya casa se conserva y bajo su influencia, el rey traslada de Burgos el Archivo del Adelantamiento de Castilla ubicado en puerta de entrada a la villa.

No se puede dejar de citar a la joven princesa Kristina de Noruega,  que vino a casarse con el hermano del rey Alfonso X, el sabio y que murió en Sevilla, sin descendencia.

Sus restos reposan en la Colegiata desde el s. XIII. Se divulga la leyenda de quien toque la campanilla, que hay sobre su tumba, se casará en breve. A través de la princesa se ha establecido un hermanamiento con su ciudad natal, que supone una celebración anual de actos culturales.


ColegiataPero la Colegiata conserva importantes tesoros.

Entre otros, su órgano del s.XVII y el tríptico flamenco de la Epifanía del s. XV de Gil de Siloé, pieza sorprendente por su belleza y por la amorosa presentación de su cuidador

Santo Domingo de Silos

Después de la comida teníamos concertada la visita al monasterio de Silos. Siempre sorprende la perfección formal de este claustro románico, sus capiteles historiados, sus bajo relieves de final de los tramos, tan instructivos, cargados de inocencia y a la vez tan refinados y simbólicos. Los techos, testimonio auténtico de pequeños detalles cotidianos, de la flora y de la fauna, de ropajes, oficios y otras menudencias constituyen  una biblioteca abierta y colorista. El famoso ciprés literario, la luz y el sosiego del reducto central completan los elementos necesarios para una sintonización con el ideal.

Tuvimos la suerte de poder asistir a los cánticos de los monjes.
Nada que ver con su misma música escuchada en casa a través del CD, pues los ruidos ciudadanos nos obligan a subir el volumen a gusto del consumidor. En la quietud de la iglesia, con la resonancia de las naves, las notas se desgranaban suavemente, como susurros silbantes, redondos por la modulación de las palabras. Los silencios se sentían y se compartían, los arrullos de las vocales y vaivenes de notas ascendentes y descendentes, nos trasportaron a un estado de placidez y quietud, de ensoñación y deleite.


Desfiladero de la Yecla
Es uno de los principales puntos de interés geológico de Burgos. Es un cañón muy angosto de 1,2 kms de longitud por donde fluye un arroyo del río Mataviejas.
Se ha producido por desgastes de calizas cretácicas, a causa de una fractura que ha acelerado la disolución de materiales, con el consiguiente desplome de bloques. Son procesos que tienen una antigüedad de alrededor de 100 millones de años.

Los leoneses tenemos algo parecido, aunque no en tamaña estrechez, en las hoces de Vegacervera y en las de Valdeteja. Estos fenómenos geológicos atraen un turismo cultural a nuestra provincia, desde los confines de Europa.

San Leonardo de Yagüe
Después de una jornada bien aprovechada nos esperaba el hotel. Estaba a la salida de este pueblo pinariego, que honra con su recuerdo al general y ministro Juan Yagüe.

Al pasar contemplamos los restos del castillo, destacando sobre el otero y el caserío, con las típicas balconadas corridas. Pero lo que llamaba poderosamente la atención, eran las frondosas masas arbóreas de pino albar, del tan escaso pino pudio y de sabinas.
También es de admirar, lo bien que tienen publicitados sus itinerarios a pie.

Las lagunas de Neila
Los pinares alcanzan aquí su máxima expresión, gracias al aporte de cierta cantidad de humedad climática y de suelo. Algo comprensible por la abundancia de lagunas de origen glaciar.

El paisaje indescriptible de las lagunas altas, bajo la cumbre del pico Campiña, 2048m. La laguna de los patos, Larga, de la Cascada y la laguna Negra de Neila, invitan al paseo, a pesar de los vientos racheados que amenazan lluvia.
Al agua tranquila bajan a beber una bandada de patos salvajes que luego levantan el vuelo por donde habían venido. Otros animales disfrutan de este ecosistema privilegiado de la Sierra de la Demanda como ciervos, lobos y hasta el águila real.

Molinos de Duero
Este pueblo pertenece a la Real Cabaña de Carretería, desde su formación por los Reyes Católicos.


Aquí se hacían los carros utilizando los árboles más apropiados y usando los molinos, que mueve el Duero, recién nacido en Salduero.
Estos ingenios quizá fueron heredados de los romanos, pues por aquí discurría una vía romana.

La riqueza de estos artesanos que movían sus mercaderías por la geografía nacional, se refleja en sus viviendas que aún hoy muestran casas de piedra sillar, grandes y majestuosas, aún superiores a las que edificaran nuestros arrieros maragatos en Castrillo de los Polvazares de la provincia de León.

Comimos en el Ayuntamiento, edificio noble del s. XVIII que, Martín Ximenez donó como hospedería para fines piadosos.

Los restauradores del lugar compiten por obsequiar a sus clientes con suculentos corderos y otros manjares del lugar.

Lerma
Ya de regreso hicimos una visita a esta pequeña ciudad renacentista, promovida por el duque de Lerma, valido de Felipe III.

Tuvimos ocasión de admirar la Colegiata. Templo famoso que, para su inauguración se prepararon fiestas a las que asistió el rey, nobles y escritores, como Lope de Vega que escribió La burgalesa de Lerma,  justo para la ocasión.

Después de contemplar el monumento al cura Merino, héroe de la Guerra de la Independencia, paseamos por la galería de los Arcos, que se alza sobre el río y la vega del Arlanza.

Enseguida llegamos a la amplia Plaza mayor, cerrada por el Palacio Ducal, el Escorial Castellano, como se dice comúnmente, hoy, al Parador.

Comprando los dulces de las Monjas Clarisas, en esta ciudad toda monasterios, nos despedimos de los compañeros y pusimos rumbo a nuestro hogar.

Para saber más:
www.aytocovarrubias.com