01 julio 2014

11ª etapa: Igueña a Congosto VCS en LNC, verano 2014

11ª etapa: De Igueña a Congosto del Viejo Camino Santiago, en La Nueva Crónica, verano 2014

Los peregrinos en el Bierzo se quedan extasiados por la belleza que se contempla desde el Santuario de Nuestra Señora de la Peña
En Igueña nos aprovisionamos de Viandas para comenzar la jornada. Fue una agradable sorpresa compartir viaje con Jacinto Prada, al que no veíamos desde nuestro paso por la localidad de Barrillos de las Arrimadas. Nos contó que habían realizado esta etapa el año anterior sus amigos, peregrinos de la Asociación de Amigos del Camino de Santiago de Vizcaya. ¡Qué sorpresas nos depara el camino! a veces lo recorremos en la más absoluta soledad, otras conocemos a quien nos hace compañía,  quizá nosotros no somos más que instrumentos del gran protagonista: el Camino. Mientras hablamos una flecha amarilla nos señala  un desvío  a la derecha que nos introdujo en una pista forestal, pues por allí nos encontraríamos con la antigua ubicación de la Cruz Cercenada, junto al desaparecido monasterio de San Martino, cuyo nombre conserva un arroyo y se encuentran huellas de una antigua necrópolis.
La Cruz  se cita en el documento del año 902 que recoge “Vexu Kamín” de  Julián González, en el peregrinar de Leodegundia, hermana de Alfonso III, que dice “por las lomas rojas fueron hasta la cruz alta, donde todos los peregrinos dejaron un canto como recuerdo”.
Desde la altura contemplamos una maravillosa panorámica de Quintana de Fuseros, donde debió ubicarse la antigua ciudad de Taurón, reconstruida por templarios para proteger a los peregrinos. En el caserío abundan las flores adornando balconadas y ventanales.
Charlamos con un vecino, Jose, que era de Villar de Santiago y con él hablamos de S. Justo, el eremita que vivió en el Villar. Pues hubo una noticia en la prensa hace poco, en la que se daba cuenta de la publicación de un libro sobre un manuscrito del siglo XVI,  que habla de este santo genuinamente leonés, aunque era nada más ni nada menos, que hijo del mismísimo rey de Persia. Cambió su nombre en honor de Justo, que con su hermano Pastor fueron martirizados en Alcalá de Henares. Cansado de la vida disipada de la corte se retiró como eremita en Villar de Santiago, donde realizó milagros durante su vida y después de su muerte.
La devoción a San Justo, típicamente medieval, se manifiesta en los pueblos que encontramos a continuación.  Cabanillas de San Justo y San Justo de Cabanillas, en cuyas iglesias se observan piedras milenarias.
Un miliario de granito encontrado por Gómez Moreno en su Iglesia atrajo nuestra atención. No debió de ser esta su ubicación original pues se cree que se llevó hasta el pórtico al reedificar la Iglesia en el Siglo XVI y quizá procedía de Bembibre o Torre. Se traduciría así: «Siendo emperador Tito Vespasiano, César, hijo del divino Vespasiano, augusto, pontífice máximo, con potestad tribunicia por novena vez, emperador por décima quintar, padre de la patria y cónsul por octava vez; siendo césar Domiciano, cónsul por séptima vez, hijo del divino Vespasiano, fue hecha la vía nueva desde Astorga á Braga—, bajo Cayo Calpetano Rancio Ouirinal Valerio Festo, legado augustal y propretor.—Milla XXIII.»
El sol calentaba fuerte al pasar por Labaniego y Arlanza. Labaniego tiene iglesia de Santiago escoltada por olivos centenarios. Poseía una antigua talla de madera del apóstol, recogida en el “Museo de los Caminos” en Astorga. Aún se conservan restos del convento de San Fructuoso,  en la espesura del bosque, entre viejos robles. Otro cartel a la derecha de la carretera, anuncia la “Ruta de la Susiella”.
Pasamos bajo un tupido bosque de pinos y divisamos muchos alcornoques hasta que la Ermita del Cristo nos anunció que llegábamos a Losada. Tomamos fotografías en la Plaza de la Fuente y en la fuente la Pallarina.
Unos muros de piedra rebosantes de flores nos avisan de que entramos en Rodanillo. En el parque luce el antiguo carro, que es como un símbolo de la profesión de sus habitantes. Aquí nos detuvimos a descansar, al encontrar gentes con las que disfrutamos en amena conversación, puntualizando sobre las hermosuras del pueblo, la ermita de S. Benito y la iglesia de S. Antolín, la casa del que fuera “dueño del pueblo” y sobre el libro recién editado que narra la historia y recuerdos de este pintoresco pueblo.
Seguimos una sirga que nos condujo a Cobrana y de allí a Congosto, desde donde subimos una pronunciada cuesta hasta el renombrado Santuario de la Virgen de la Peña, como lo hicieron antes los peregrinos medievales, ya que si estaban enfermos podían ganar el jubileo allí, como si hubieran llegado a Santiago.
Embelesados contemplamos el magnífico paisaje berciano.
Nosotros lo dejamos también aquí, mientras degustamos un exquisito botillo regado por un buen vino del bierzo y haciendo las anotaciones en nuestro cuaderno de bitácora.
Blog de Excursiones de Rafa y Rosi
Foto 1 miliario romano: Rafael Cid
Foto 2 Virgen de la Peña: Rafael Cid