Toral de los Guzmanes es un pueblo de Tierra de Campos, cuyo castillo ha sido testigo de antiguos días de esplendor, de luchas y penurias. Ahora dormita plácidamente como un León, pero cuidado... que siempre acaba despertando.
Llegamos una mañana de invierno con nuestros amigos Toño y Raquel dispuestos a no perder un detalle de todo lo que atesora de historia y belleza.
Toral aparece ya en documentos del año 980. Hasta bien entrada la época moderna se llamó Toral de la Vega, pasando después a denominarse de los Guzmanes, por ser éstos, durante mucho tiempo, los señores de la villa.
Estas tierras serán ocupadas por los suevos y luego los visigodos, recibiendo el nombre de "campos góticos". Hacia el año 833, Abd-al-Azíz llega hasta los márgenes del Esla. Alfonso III reconquista "La tierra de Campos" y la Ribera del Duero, pasando a pertenecer a la diócesis de Oviedo y permaneciendo en ella hasta épocas bien recientes (1955).
En las proximidades del siglo X llega Almanzor, que inicia sus correrías por la España cristiana, siendo Toral lugar de paso y saqueo de sus ejércitos. El principal papel repoblador lo lleva a cabo Fernando II de León (1157-1188). En el año 1027 el rey Vermudo II hace donación, con derecho hereditario, de la villa a Munio Fernández, recibiendo un caballo. A partir de este momento la historia de nuestra villa está intimamente ligada a la de Valencia de Don Juan. Los Condes de Valencia fueron también los de Toral, en tiempos de D. Enrique de Acuña, cuando tiene lugar un contrato de foro y censo perpetuo, en virtud del cual, Toral podia tomar y llevar agua de la villa de Valencia, a los molinos de Toral y Villa Palmar (encomienda templaria).
Señores de la Villa fueron los Guzmanes, uno de los más insignes y poderosos fue D. Ramiro Núñez de Guzmán, comunero de León, algo que hay que reivindicar entre aquellos que creen que los comuneros sólo eran de Valladolid.
Excluido del perdón que el 28 de Octubre de 1522 otorgó Carlos I a los que se habían opuesto a él en la Guerra de los Comuneros, se le condena a muerte, por lo que huye a Portugal. Entonces el Emperador ordena el secuestro de sus cuantiosos bienes y fortalezas. Su esposa Dña. Maria de Quiñones avisó a sus vasallos y leales, y saliendo de León, se dirigió a Toral, reparó los muros que rodeaban el Palacio, hizo acopio de víveres, y así preparada esperó la llegada de sus adversarios, oponiendo tal resistencia que no fue posible tomar la fortaleza.
En 1527, para solemnizar el alumbramiento de la emperatriz Isabel, Carlos I, concedió un gran perdón que alcanzó a Don Ramiro, y se devolvieron parte de los bienes confiscados a sus hijos.
El Palacio de los Guzmanes es una Joya de la arquitectura en tapial, construido en el siglo XIII; es un vasto cuadrilátero con torreones a los ángulos, de los que hemos recuperado tres que son iguales en dimensión y trazado, el cuarto torreón es aún de mayor envergadura que los otros y aunque sólo se conservan los cimientos hoy ha sido reedificado.
La puerta principal es un simple arco redondo, hecho de ladrillo con friso de esquinillas y recuadro, encima del cual están los escudos de armas de sus propietarios. Hasta hace unos años podía verse un profundo foso alrededor, hoy rellenado en su totalidad.
Restaurado y rehabilitado, acoge distintos servicios municipales: Casa Consistorial, Consultorio médico, Biblioteca y el Museo del Botijo que es uno de los atractivos más interesantes del mismo.
Se pueden ver más de 2500 ejemplares de toda España, de diversos coloridos y formas. Es algo genial.
Para acabar la excursión nos fuimos a comer a Villamañán, al restaurante del hermano de Miro. Aún estaban de vacaciones navideñas así que acabamos en otro, porque la oferta turística es abundante, debido a las bodegas que atraen a tanta gente...y luego dimos un paseito por el pueblo.
Llegamos una mañana de invierno con nuestros amigos Toño y Raquel dispuestos a no perder un detalle de todo lo que atesora de historia y belleza.
Toral aparece ya en documentos del año 980. Hasta bien entrada la época moderna se llamó Toral de la Vega, pasando después a denominarse de los Guzmanes, por ser éstos, durante mucho tiempo, los señores de la villa.
Estas tierras serán ocupadas por los suevos y luego los visigodos, recibiendo el nombre de "campos góticos". Hacia el año 833, Abd-al-Azíz llega hasta los márgenes del Esla. Alfonso III reconquista "La tierra de Campos" y la Ribera del Duero, pasando a pertenecer a la diócesis de Oviedo y permaneciendo en ella hasta épocas bien recientes (1955).
En las proximidades del siglo X llega Almanzor, que inicia sus correrías por la España cristiana, siendo Toral lugar de paso y saqueo de sus ejércitos. El principal papel repoblador lo lleva a cabo Fernando II de León (1157-1188). En el año 1027 el rey Vermudo II hace donación, con derecho hereditario, de la villa a Munio Fernández, recibiendo un caballo. A partir de este momento la historia de nuestra villa está intimamente ligada a la de Valencia de Don Juan. Los Condes de Valencia fueron también los de Toral, en tiempos de D. Enrique de Acuña, cuando tiene lugar un contrato de foro y censo perpetuo, en virtud del cual, Toral podia tomar y llevar agua de la villa de Valencia, a los molinos de Toral y Villa Palmar (encomienda templaria).
Señores de la Villa fueron los Guzmanes, uno de los más insignes y poderosos fue D. Ramiro Núñez de Guzmán, comunero de León, algo que hay que reivindicar entre aquellos que creen que los comuneros sólo eran de Valladolid.
Excluido del perdón que el 28 de Octubre de 1522 otorgó Carlos I a los que se habían opuesto a él en la Guerra de los Comuneros, se le condena a muerte, por lo que huye a Portugal. Entonces el Emperador ordena el secuestro de sus cuantiosos bienes y fortalezas. Su esposa Dña. Maria de Quiñones avisó a sus vasallos y leales, y saliendo de León, se dirigió a Toral, reparó los muros que rodeaban el Palacio, hizo acopio de víveres, y así preparada esperó la llegada de sus adversarios, oponiendo tal resistencia que no fue posible tomar la fortaleza.
En 1527, para solemnizar el alumbramiento de la emperatriz Isabel, Carlos I, concedió un gran perdón que alcanzó a Don Ramiro, y se devolvieron parte de los bienes confiscados a sus hijos.
El Palacio de los Guzmanes es una Joya de la arquitectura en tapial, construido en el siglo XIII; es un vasto cuadrilátero con torreones a los ángulos, de los que hemos recuperado tres que son iguales en dimensión y trazado, el cuarto torreón es aún de mayor envergadura que los otros y aunque sólo se conservan los cimientos hoy ha sido reedificado.
La puerta principal es un simple arco redondo, hecho de ladrillo con friso de esquinillas y recuadro, encima del cual están los escudos de armas de sus propietarios. Hasta hace unos años podía verse un profundo foso alrededor, hoy rellenado en su totalidad.
Restaurado y rehabilitado, acoge distintos servicios municipales: Casa Consistorial, Consultorio médico, Biblioteca y el Museo del Botijo que es uno de los atractivos más interesantes del mismo.
Se pueden ver más de 2500 ejemplares de toda España, de diversos coloridos y formas. Es algo genial.
Para acabar la excursión nos fuimos a comer a Villamañán, al restaurante del hermano de Miro. Aún estaban de vacaciones navideñas así que acabamos en otro, porque la oferta turística es abundante, debido a las bodegas que atraen a tanta gente...y luego dimos un paseito por el pueblo.
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