11 noviembre 2012

Tabuyo del Monte, reencuentro


11.11.12
Aquella mañana de otoño nos fuimos a Tabuyo del Monte, a vivir el reencuentro, pues aún en nuestro corazón estaba el recuerdo de otros días en este pueblo, con el gozo de los éxitos logrados en sus pinares, con las iniciativas de retomar la explotación de la resina. Pero ahora volvíamos con el ánimo solidario de agasajar a sus gentes, entristecidas por el terrible incendio de este verano.

Nos acercamos hasta el edificio donde se ubica el aula de la naturaleza y ahí mismo ya había pinos que estaban produciendo resina.

Tabuyo, reencuentro

La resina se derramaba generosamente, dejando su huella sobre la corteza áspera y rugosa del pino. Los cazos de plástico habían sustituido a los que años antes hicieran los jiminiegos con su famoso barro cocido, algunos de los cuales yacían en el suelo.

Tabuyo, reencuentro

El aula micológica estaba cerrada, pero en el jardín de la entrada pervivían las setas de madera, ajenas a los cambios climáticos de cualquier estación.

Tabuyo, reencuentro

Conocimos al ebanista del pueblo, que amablemente nos enseñó su taller y muebles que había hecho para su casa.

Tabuyo, reencuentro

Hacía cosas preciosas con las maderas, de las que sabía muchas características y las estudiaba, hasta a través de internet. De muestra la propia puerta de su casa, que veis aquí.

Dejamos el coche junto a la fuente de la pinada y caminamos sobre el puente que hay sobre la presa del embalse, siempre admirando el Teleno nevado al fondo.

En la mañana soleada el agua azul limitaba con arenas relucientes, sobre las que se alzaban los verdes pinos, el gris de las rocas y más allá las cumbres azuladas del Teleno vestidas de nieve. Como de costumbre, alguna nube se reclinaba suavemente sobre las cimas...

Tabuyo, reencuentro

Las setas del Teleno, famosas en el mundo entero.
Aquí se nos ofrece una lección para los que nos acercamos al monte, no sólo la realidad de los setales, sino también el Aula de Interpretación que han preparado.

Fuimos a comer al "Comedor del monte", donde nos recibieron las mujeres empresarias, agradecidas de recibir nuestras condolencias tras el incendio del bosque. Con las cabezas juntas, cerrando un lazo de amistad, susurramos nuestros pesares, comentamos los detalles del siniestro y los planes de futuro que tiene el pueblo.

Tabuyo, reencuentro

Como siempre, como si nada hubiera pasado, ellas con su entereza, nos dieron un exquisito menú aderezado con setas. Las alubias siempre exquisitas, la carne con el aroma de los níscalos en su justo punto, el mousse de frambuesas, que les han hecho famosas no faltaron en los postres y hasta las pastas del café¡ con harinas de hongos! Todo en plan delicatessen.

Tras la comida nos despedimos de estas mujeres emprendedoras, símbolo del buen hacer de las gentes de Tabuyo. Con gran cariño, deseamos que les siga yendo muy bien con sus iniciativas. Compramos los productos que elaboran y embotan, con su estilo tradicional y que se han hecho famosos, en parte a través de sus ventas on line.

Después de comer paseamos entre los pinares tocando las castañuelas, queriendo alegrar a los árboles, a las matas que los circundaban e incluso a algunas setas, que encontramos al pasar.

Cuando nos encontramos con varias personas, que iban paseando al sol tibio, que ya caía oblicuo en la tarde fría, cantamos y tocamos castañuelas con ellas. Sabían tocarlas muy bien, no es de extrañar, en los pueblos de la maragatería y alrededores se ufanan de mantener la tradición. Cantan, bailan y tocan los instrumentos tradicionales, no sólo la gente mayor, que lo vivió en su mocedad, sino también los jóvenes, que ahora van al Conservatorio a dignificar los antiguos saberes.

Tabuyo, reencuentro

Seguimos el paseo escudriñando el campo y el paisaje. La diminuta seta vimos que nace de una piña...¡qué generosa es la naturaleza!

Tabuyo, reencuentro

El tocón se ha convertido en una estrella, anidada en la tierra. Las setas, como casas de los enanitos están relucientes entre los musgos.

Tabuyo del Monte

Rafa no renunciaba a fotografiar la basílica y en vista que ya no íbamos a acercarnos a verla la sacó desde la lejanía y le quedó muy bien.

Tabuyo, reencuentro

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