15 enero 2006

El valeroso soldado Svejk

Es muy posible que en nuestra reciente visita a Karlovy Vary, no fueran las fuentes de aguas termales, los jardines llenos de colorido, ni las estrellas del festival de cine del mismo nombre, el cual se celebra todos los años en esa bonita ciudad checa, lo que captó el interés de nuestras cámaras de fotos. Lo que más llamó nuestra atención fue un simpático soldado, tullido, vestido con un viejo uniforme verde y que ayudado por una silla de ruedas y unas muletas junto a una mesa, descansaba plácidamente a la puerta de una cervecería. El color de su cara y el volumen de su cuerpo denotaban su afición al preciado líquido.

Por supuesto, yo no quería ser menos que mis compañeros y me senté a su lado para cumplir con el ritual de la foto, como si fuera un turista japonés. Entre el clic de la máquina y el bullicio de la gente, cual no sería mi sorpresa, cuando oigo al soldado que sin cambiar de postura, (parecía no incomodarse ante los flases) me dice:


- Hacía tiempo que no veía tantos españoles por aquí –
El hecho de que se dirigiera a mí en el idioma materno me sobresaltó, pues llevaba unos días escuchando el checo, que por ser una lengua cirílica, me resultaba incomprensible.

- Ah, habla usted muy bien mi idioma, señor Schwejk - Le contesté.

- Ya me enfada que no sepas pronunciar mi nombre: ¡Di Svejk, como se dice en checo! es mucho más bonito y musical. Y respecto a mi buen español, como ya debías de haber intuido, me comunico contigo a través del pensamiento. Pero ya que has balbuceado mi nombre, intuyo que me conoces. Tengo curiosidad por saber lo que sabes de mí.

El corazón me latía con fuerza, ¿sería por el sol o por el abarrotado autobús que me habían obligado a tomar, para acercarnos a esta ciudad balneario? No obstante le conté lo que había aprendido en el bachiller:
"Que yo creía que se trataba de un personaje de ficción creado por la pluma de uno de los más singulares escritores checos, el pragués Jaroslav Hasek. (1883-1923). Como bohemio y anarquista, este autor, estuvo siempre dispuesto a ridiculizar cualquier tipo de autoridad, trabajó como periodista, pero fue sobre todo un prolífico autor de cuentos humorísticos y satíricos. Entre unos 1.200 que se le calculan, destaca "El buen soldado Schwejk. y otras historias asombrosas".(perdón por escribir tu nombre en alemán, pero era norma obligada en la época, cuando se denostaba el checo).

- Aquí te equivocas de nuevo, mi autor, antes de ser escritor, trabajó como empleado de banca igual que tú y tus amigos, hasta que yo comencé a inspirarle mis aventuras. Pero no sólo hice eso, es verdad que en 1912 creó al personaje que le haría famoso en todo el mundo, pero, un año antes, ya había fundado una asociación política cuya única finalidad era ridiculizar al sistema electoral austro-húngaro. Al estallar la guerra fue reclutado y enviado al frente de Rusia. Capturado por los rusos después de la revolución de octubre, trabajó para los bolcheviques. La experiencia de la guerra inspiró a Hasek su obra más conocida: "Aventuras del buen soldado Schwejk en la Guerra mundial" entre 1921 y 1923.

- Mis amigos y yo no trabajamos en la banca, somos cajeros, montes de piedad, Saving -Bank... o como se diga en checo - atajé yo- orgulloso de mi profesión.

- No me digas más. Ahora me vas a contar la historia de los dos frailes franciscanos que en la Italia del Siglo XVI cambiaban el dinero de los ricos por oraciones, para llevarles directamente al cielo, eso es más divertido que mis aventuras - dijo Svejk con sorna.


- Eso ya se discutió hasta la saciedad- le contesté- incluso se celebró un concilio para definirlo convenientemente. En todo caso, creo que ahora el dinero ya no lo manejan los curas, si no que lo hacen los políticos de turno. Pero volvamos al señor Hasek...

-Al estallar la guerra fue reclutado y enviado al frente de Rusia. Capturado por los rusos después de la revolución de octubre, trabajó para los bolcheviques. - me dijo mientras guiñaba el ojo izquierdo- La experiencia de la guerra inspiró a Hasek su obra más conocida, ya citada: "Aventuras del buen soldado Schwejk en la Guerra mundial"

-Más que una novela se trata de una serie de historias humorísticas unidas por el hilo conductor de tu propia persona- puntualicé- Perdona, pero el protagonista Svejk, es un soldado, que con su estupidez, tal vez fingida, provoca el caos en el ejército austro-húngaro.

-No me quejaré por eso. Las aventuras no sólo cautivaron al público de mi país, sino que pronto se convirtieron en el libro más traducido a otros idiomas.

-¡¡Al autobús, nos volvemos para Praga!!- El aviso de la guía me sacó del ensimismamiento en que me encontraba. Miré de nuevo al soldado, que seguía impasible ante los fotógrafos, mirando burlón desde su silla de ruedas, siempre dispuesto a contar su historia a quien tuviera tiempo de escuchar, como otrora lo hicieran en las tabernas de su ciudad.

- Bertolt Brecht hizo una versión teatral: “Schwerjk en la II Guerra Mundial”- le comenté- , pero no es lo mismo, no tiene nada que hacer frente a la obra original, es como comparar el Quijote de Cervantes con el de Avellaneda. Si quieres que te diga más, incluso en España hemos podido disfrutar tus aventuras con una serie emitida por la televisión. Yo mismo he leído algunos de tus libros.
- Aufidersen, Herr Schwerj- dije mientras caminaba hacia el autobús- Considero un honor el haber hablado con usted.

-Adiós hijo. Oye... ¡Ahora vas y lo "cascas"!

Dedicado a mi amigo Dínsula

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