25 diciembre 2006

Las Merindades, provincia de Burgos

Recordando anteriores excursiones, pusimos nuestra atención en los espléndidos paisajes del norte de Burgos, que vamos recorriendo desde el autobús. violetas en el campo de SantiagoEn este viaje tuvimos ocasión de contemplarlos en unos días soleados y templados, como pocos, pudimos disfrutar de varios lugares hermosos, sobre todo desde el punto de vista ecológico.

Brillan en la memoria las hermosas hoces del Ebro y del Oca, tapizadas de la verde vegetación de sus bosques de ribera, que siguiendo el curso de ambos ríos, para arriba y para abajo recorrimos cada día. Surgen en el recuerdo los roquedos y crestas en sus zonas altas, marcando línea con el cielo, moteadas de escorrentías y repisas en las que anida el buitre...

Disfrutamos del monte de Santiago, con sus hayedos y “sendas de enanitos”, que es como llaman a una especie de calzadas formadas por diaclasas troceadas en losas. En este parque natural visitamos la trampa de los lobos, muy bonita, al estar presentada con grandes figuras de cartón piedra, donde nos fotografiamos. Caminamos tranquilamente por el bosque hasta llegar al espectáculo final.

Fue sorprendente, al encontrarnos de improviso en aquella planicie, ante aquel precipicio, el exuberante salto del Nervión, donde incluso pudimos contemplar un nido de buitres con sus pequeñas crías.

Medina de Pomar: Debe su nombre a los emigrantes mozárabes del S.X y fue el principal enclave de la comarca de las Merindades hasta caer bajo el poder de los Velasco.En tiempos de Felipe II la sede judicial fue trasladada de aquí a Villarcayo y comenzó su declive económico. Aunque en la actualidad podemos seguir admirando su magnifica estructura urbana en una loma junto al Río Trueba.

De esta parte antigua, pudimos admirar la puerta de la Cadena, las torres de los Velasco aunque nos faltaron las finas yeserías mudéjares de su interior.

A propósito, este palacio fue mandado construir en el S.XIV por Pedro Fernández de Velasco con piedras de las casas pertenecientes a sus enemigos los Salazar.

El nombre vasco del que procede Salazar significa Viejos Palacios, los cuales tenía esta familia en tierras del norte de Castilla.

Los Salazar se instalaron en Extremadura cuando el rey FernandoII de León pidió a sus nobles la tarea de conquistar y poblar esas tierras de frontera.

D. Bernalte, vizconde de Cabrera y señor de Aguilar, dona a Ruy González Quijada, al casarse con Juana Sánchez, la Aldea de Valdepalacios, no lejos de Esquivias, donde Cervantes encontraría a Catalina Salazar.

cartel de la casa del Escritor del pueblo Cervantes¡Qué curioso, las familias relacionadas con el Quijote se nos aparecen en cada rincón del antiguo reino! Esto nos hace seguir investigando en las encontradas corrientes de opinión, sobre su origen "en las montañas de León", que el mismo Cervantes pone en boca del personaje del Cautivo. Seguiremos su pista...

Fijándonos en las palabras del guía recuperamos el ritmo de sus explicaciones. Pasamos ante la Iglesia de la Santa Cruz de portada barroca, con pilares de un gótico primitivo.Vimos el convento de San Pedro también de portada barroca.

Visitamos el Convento de Santa Clara, mandado construir en el S.XIV también por los Velasco y utilizado como panteón familiar. Entramos a la iglesia por una puerta gótica con arco carpanel. Ya dentro, pudimos admirar las capillas laterales destinadas a enterramientos y el altar mayor con un magnífico renablo barroco. Merece especial mención la Capilla de la Concepción mandada realizar por D. Pedro Velasco y su esposa Dª Mencia de Mendoza y finalizada por Dª Juana de Aragón, hija natural de Fernando el Católico. Posee una espectacular bóveda estrellada diseñada en su día para ser cubierta con cristales. Además de los sepulcros de D. Bernardino, esposo de Dª Juana y de sus otras esposas, merece la pena contemplar un Cristo yacente de Gregorio Fernández. El retablo de estilo Vigardy estofado por León Picardo, pinturas, relicarios forman un conjunto de gran belleza.

precipicio del salto del Nervión
Partimos para hacer la ruta del Salto del Nervión y desde el mirador de la cascada, contemplamos el impresionante salto del rio sobre un frente calizo de la Sierra Salvada, en una cascada de trescientos metros de altura.

Un camino forestal nos conduce al mirador del cañón del Nervión y el mirador de la Esquina Ruben nos permite divisar paisajes de Álava y Vizcaya.


Al día siguiente empezamos la ruta en Oña: Su nombre parece provenir de "oni" que significa pie (al pie de la montaña). Lo cierto es, que desde antiguo, fué un emplazamiento celta y posteriormente romano. Fernán González le concede fueros y su nieto el conde Sancho García lo elige para fundar en 1011 un monasterio para su hija Tigridia.

Visitando el monasterio, contemplamos los restos de sus torres medievales y la fachada barroca del S XVIII.
Nos recibe el párroco y con gracejo sin igual nos muestra todos los detalles. En el interior de su iglesia contemplamos los bellísimos sepulcros del conde Sancho García, su esposa Urraca y su hija, la reina Dª Mayor. El último conde de Castilla, García Sánchez, el Rey Sancho el Mayor de Navarra y el Rey Sancho II de Castilla.

El párroco, movido por su vocación pedagógica y su buen humor, nos da una clase de música cuando sube al órgano y toca alegremente, mientras nos explica su funcionamiento y la importancia que tuvo en su época.
En la capilla al fondo del retablo barroco está San Iñigo, Abad del monasterio.

No falta S. Froilán con su lobo, conocido bien por los turistas leoneses, que estamos en el grupo y gracias a eso, se gana el premio que ofrece el cura por descubrir al santo: un caramelo. A pesar de la nimiedad del regalo la risa del grupo alegra el recinto.

Nos encanta el carácter chispeante de nuestro guía, del que hace gala en la sacristía, enseñándonos el tamaño de los cajones en los que se guardan las vestiduras sagradas, que podían compararse a los modernos pisos que se ofrecen hoy. Entre bromas y veras llegamos al claustro, donde encontramos los sepulcros de los Condes de la Bureba, junto a ellos, sus hazañas escritas en pergaminos de piedra. Cerca de la puerta, la venerada imagen de la virgen de Oña, glosada por Alfonso X en sus "cantigas".

Tras un descanso continuamos ruta hacia Frías.
Contemplamos desde lejos esta hermosa localidad, con su castillo, con la torre del homenaje en el risco, sus altas casas como colgadas de la roca. Fue la capital de Tobalina hasta que Felipe V concedió la exención de las aldeas del valle, del señorío de los Velasco, Duques de Frías.

En la parroquia de San Vicente nos estrañamos por su torre moderna. La Asociación de vecinos nos explican que no tuvieron más remedio, en su día, que vender la portada románica al Museo del Claustro de Nueva York, pero que actualmente hay gran interés en recuperar el patrimonio de este templo con diversas acciones de voluntariado. En pocos años, ellos mismos han restaurado los muros del edificio y parte de las vidrieras.

La guía nos explicó muchas curiosidades al visitar la muralla, sobre la vigilancia que realizaban los propietarios de las casas adosadas a ella y como estaban edificadas.

Pasamos muy buen rato en el castillo, subiendo a la torre y contemplando el amplio escenario, que desde allí se divisa, fotografiando el caserío convertido en un puzle de tejados y la línea quebrada de almenas de murallas.

En el Barrio de abajo, se ve otra iglesia, la de San Vítores con portada gótica y el antiguo monasterio de Vadillo convertido en almacén.

Abandonamos la ciudad, sin dejar de contemplar a los lejos, la hermosa figura del puente medieval sobre el Ebro, con su gran torreón en el centro, que en su día sirvió para el cobro del peaje.

En Espinosa de los Monteros nos esperaba una guía malhumorada, porque nuestro retraso la obligaba a realizar una explicación apresurada. Tampoco nosotros nos encontramos muy a gusto, cuando descubrimos que ignoraba que antes que reyes castellanos, estas tierras estuvieron gobernadas por reyes leones, que las dieron fueros y las defendieron de enemigos. Pero parece ser, que lo políticamente correcto, obliga a empezar la historia de Castilla y León por los años de la independencia de Castilla. ¡Que algunos aunque ahora no haya guerra se esfuerzan en crear vencidos!

Bueno, pues rencillas a parte, Espinosa de los Monteros es una localidad hermosa, con ese marco de montañas majestuosas y ese aire frío y seco que regalan.

Cuentan los libros que históricamente está ligada a los "monteros" guardianes del sueño del rey ,desde que un caballero del lugar descubriera el intento de asesinato del conde Sancho García.

Visitamos la iglesia de Santa Cecilia con sus altos pináculos góticos. Admiramos el palacio del Marqués de Chiloeches inconfundible por su blasón de enormes dimensiones.
Visitamos también la Torre de los Azulejos de corte renacentista con placas de cerámica. La casa de los Cantimplor, de estilo gótico y otra s muchas que nos dan idea del antiguo esplendor de esta villa.
A la salida del pueblo, como en otros lugares , nos encontramos un precioso castillo cercado por chopos que en otro tiempo pudieron ser lanzas de soldados haciéndole guardia.


Contemplamos las riberas del Ebro recordando a Alberti:

Quisiera quedarme mimbre
en las laderas del Ebro
agua con rumbo a la mar
quisiera, pero no puedo

Y llegamos al enclave natural del Ojo de Guareña. Impresiona la ermita rupestre de San Tirso y San Bernabé erigidas sobre un santuario anterior de origen incierto. Nos llamó la atención otra cueva natural constituida en sala de reuniones del antiguo concejo de Sotocuevas, adornada con pinturas alusivas al martirio de San Tirso.

Cuenta la leyenda que, hace mucho tiempo, un príncipe bajó a las cuevas mas profundas en busca de un fabuloso tesoro escondido, pero nunca volvió.
Lo sigue buscando y es que estas cuevas fueron excavadas por el agua durante miles de años y han servido de habitáculo a nuestros antepasados del neolítico, impresionó a los cronistas árabes de la Edad Media y para que nos hagamos una idea, en la actualidad con 100 Km explorados todavía no las conocemos completamente.

Ya de regreso comimos en Villarcayo, la villa de Arcadio. En 1560 Felipe II la designa cabeza de la merindad de Castilla, por lo que tiene Torre del Corregimiento con la casa del Corregidor, el archivo de las merindades y la cárcel, se guardan también aquí las pesas y medidas que hacían ley en el mercado.

En las guerras carlistas esta ciudad sufrió un incendio que destruyó sus más importantes palacios, por eso la plaza mayor con su Ayuntamiento son del S XIX .

Su iglesia es también de construcción reciente, pero se conserva un rico tesoro artístico y objetos de culto que pertenecían al monasterio de Santa María la Real de Vileña y que fueron trasladados en 1970.

Podemos admirar, gracias a eso, un sepulcro de Dª Urraca , gótico del S.XIII y otro de la familia Rojas del S.XIV y otras tallas y documentos históricos del antiguo monasterio.

En cuanto a la comida, no puedo decir más que fue deliciosa....

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