Como todos los años empezamos las excursiones de UCECA con la Espicha del 2009.
Podéis ver nuestras fotos aquí.
Nunca nos la perdemos porque aprovechamos la parada en Oviedo para visitar a Tere y Jose.
Les llevábamos los regalos de cumpleaños de Tere y santo de Jose y ellos nos dieron los suyos, como solemos hacer siempre.
Rafa prepara datos de historia, de literatura o de actualidad, que suelen documentar el artículo de recuerdo y para amenizar el autobús, ahora escuchándolo a través de los auriculares del mp3.
Nos acompañaba Víctor (no os perdáis su relato) pero Lu tuvo que quedarse y mis hermanos la echaron de menos, porque el año pasado había venido también.
Salimos a dar una vuelta con mi hermana, mirando tiendas de ropa de etiqueta y luego nos fuimos hacia el Calatrava, edificio moderno que piensa albergar el Palacio de Congresos, aunque de momento funciona como Centro Comercial y allí nos esperaban los autobuses.
Como en toda espicha de UCECA que se precie, no faltó la atracción de que se perdiera el conductor.
Rafa decía que seguramente alguien habría pagado para que no faltara esta atracción, que a falta de gaiteros, que animaran la sobremesa, se hacía indispensable para abrir el apetito.
Me acuerdo del año que paramos en Gijón, no sólo se nos abría el apetito, sino que ya eran casi las cuatro y andábamos dando vueltas a la carretera y por supuesto al estómago. Pero ese problema se solucionó cuando decidieron citar a los comensales frente al autobús a las 2 de la tarde, para que diera tiempo a jugar por las carreteras.
La verdad es que, de todos los años que yo he ido, sólo el año pasado no nos habíamos perdido y yo, ingenua de mí, pensé entonces que los organizadores habían puesto los puntos sobre las íes y que aquello ya no se repetiría más, pero qué va.
¡La búsqueda de laberintos y nuevos caminos hacia el Quelos va en aumento!
Esta vez el conductor salió por la autopista hacia León y dio la vuelta en Mieres. No contento con este bucle, cuando ya íbamos por el camino correcto, llegó a la salida de Bobes- Granda pasó de largo y entramos por una vía posterior, en la que nos encontramos con la gasolinera en la que habíamos girado ¡hasta 6 autobuses! un año de esos pasados, ¡tan desesperados que pisando la línea continua!
¡Que tiempos aquellos! Ahora sólo dos autobuses íbamos a la deriva cuando avanzábamos hacia León, pero en estos momentos tan sólo nuestro conductor merodeaba las lindes de los polígonos industriales próximos a Colloto.
Volvimos sobre nuestros pasos, como siempre en el autobús había cachondeo, un compañero quiso ayudar, pero el chofer le advirtió que tenía GPS... ¡Ay madre mía, con lo bien que llegamos a destino aquella vez que el del autobús paró a preguntar en la gasolinera de la autopista y nos escoltaron los policías de tráfico que a la sazón llegaron allí!.
Volvimos a la autopista de Santander, para coger luego la salida anterior a la que correspondía y después de hacer un ocho o dos y de estar pendiente del móvil que seguramente le iba indicando, el buen hombre llegó al restaurante y todos los pasajeros nos ubicamos en los huecos que quedaban vacantes en el comedor, donde ya los compañeros degustaban los largueros de embutidos, los huevos cocidos, el cabracho y, por supuesto, la joven sidra del año, que estaba buenísima.
Todo resultó muy bien, pero lo mejor, la imprescindible búsqueda del restaurante, entre risas nerviosas y la adivinanza del tiempo final de arribada. ¡No pienso perderme la de la próxima temporada, ya os la contaré!
Podéis ver nuestras fotos aquí.
Nunca nos la perdemos porque aprovechamos la parada en Oviedo para visitar a Tere y Jose.
Les llevábamos los regalos de cumpleaños de Tere y santo de Jose y ellos nos dieron los suyos, como solemos hacer siempre.
Rafa prepara datos de historia, de literatura o de actualidad, que suelen documentar el artículo de recuerdo y para amenizar el autobús, ahora escuchándolo a través de los auriculares del mp3.
Nos acompañaba Víctor (no os perdáis su relato) pero Lu tuvo que quedarse y mis hermanos la echaron de menos, porque el año pasado había venido también.
Salimos a dar una vuelta con mi hermana, mirando tiendas de ropa de etiqueta y luego nos fuimos hacia el Calatrava, edificio moderno que piensa albergar el Palacio de Congresos, aunque de momento funciona como Centro Comercial y allí nos esperaban los autobuses.
Como en toda espicha de UCECA que se precie, no faltó la atracción de que se perdiera el conductor.
Rafa decía que seguramente alguien habría pagado para que no faltara esta atracción, que a falta de gaiteros, que animaran la sobremesa, se hacía indispensable para abrir el apetito.
Me acuerdo del año que paramos en Gijón, no sólo se nos abría el apetito, sino que ya eran casi las cuatro y andábamos dando vueltas a la carretera y por supuesto al estómago. Pero ese problema se solucionó cuando decidieron citar a los comensales frente al autobús a las 2 de la tarde, para que diera tiempo a jugar por las carreteras.
La verdad es que, de todos los años que yo he ido, sólo el año pasado no nos habíamos perdido y yo, ingenua de mí, pensé entonces que los organizadores habían puesto los puntos sobre las íes y que aquello ya no se repetiría más, pero qué va.
¡La búsqueda de laberintos y nuevos caminos hacia el Quelos va en aumento!
Esta vez el conductor salió por la autopista hacia León y dio la vuelta en Mieres. No contento con este bucle, cuando ya íbamos por el camino correcto, llegó a la salida de Bobes- Granda pasó de largo y entramos por una vía posterior, en la que nos encontramos con la gasolinera en la que habíamos girado ¡hasta 6 autobuses! un año de esos pasados, ¡tan desesperados que pisando la línea continua!
¡Que tiempos aquellos! Ahora sólo dos autobuses íbamos a la deriva cuando avanzábamos hacia León, pero en estos momentos tan sólo nuestro conductor merodeaba las lindes de los polígonos industriales próximos a Colloto.
Volvimos sobre nuestros pasos, como siempre en el autobús había cachondeo, un compañero quiso ayudar, pero el chofer le advirtió que tenía GPS... ¡Ay madre mía, con lo bien que llegamos a destino aquella vez que el del autobús paró a preguntar en la gasolinera de la autopista y nos escoltaron los policías de tráfico que a la sazón llegaron allí!.
Volvimos a la autopista de Santander, para coger luego la salida anterior a la que correspondía y después de hacer un ocho o dos y de estar pendiente del móvil que seguramente le iba indicando, el buen hombre llegó al restaurante y todos los pasajeros nos ubicamos en los huecos que quedaban vacantes en el comedor, donde ya los compañeros degustaban los largueros de embutidos, los huevos cocidos, el cabracho y, por supuesto, la joven sidra del año, que estaba buenísima.
Todo resultó muy bien, pero lo mejor, la imprescindible búsqueda del restaurante, entre risas nerviosas y la adivinanza del tiempo final de arribada. ¡No pienso perderme la de la próxima temporada, ya os la contaré!
4 comentarios:
Hola, amigos:
Sólo quería haceros una pregunta: ¿quién es Víctor?¿Vuestro hijo? He visitado su blog y no me parece muy afín a vosotros, justo lo necesario para ser hijo y padres. ¿Me equivoco?
Un abrazo muy fuerte del Sargento.
Vete aprendiendo amigo:
Poema “Tus hijos” de Kahlil Gibran
Tus hijos no son tus hijos, son hijos
e hijas de la vida, deseosa de sí misma.
No vienen de ti, sino a través de ti,
y aunque estén contigo, no te pertenecen.
Puedes darles tu amor, pero no tus pensamientos
pues ellos tienen sus propios pensamientos.
Puedes abrigar sus cuerpos, pero no sus almas,
porque ellas viven en la casa del mañana,
que no puedes visitar, ni siquiera en sueños.
Puedes esforzarte en ser como ellos, pero
no procures hacerlos semejantes a ti,
porque la vida no retrocede, ni se detiene en el ayer.
Tú eres el arco del cual tus hijos,
como flechas vivas son lanzados.
Deja que la inclinación en tu mano
de arquero, sea para la felicidad.
Kahlil Gibran
Gran poema el que has puesto... Y gran poeta también.
Salu2 del Sargento (que tiene el corazón un poco gastado, jejejeje)
;)
Yo creo q ahora es cuando tu corazón está nuevo, cuídalo. Un abrazo
RyR
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