En anteriores excursiones, entre Moreruela y Zamora, habíamos observado unas ruinas, que despertaron nuestra curiosidad. Están cerca de Fontanillas de Castro, se trata de Castrotorafe, ved aquí las fotos de nuestra visita,
Empezamos recopilando una documentación.
Vimos que ya en la antigüedad, en la época de los romanos, existió en ese lugar Vicum Acuarium situada a LXXII millas de Asturica (Astorga) y LVII de Salmantica (Salamanca), junto a un puente sobre el río Esla, en la ruta de la plata.
En 1129 Alfonso VII de León, le concede los fueros de Zamora y establece su demarcación. (Se dice también que posteriormente este rey la mandó asolar y sembrar de sal, por haberse rebelado contra él).
A la muerte del monarca reparte el reino entre sus hijos. Fernando II va a ser rey, sólo de León, su hermano Sancho III hereda Castilla, tras un breve reinado y su pequeño hijo Alfonso VIII después.
Se suceden varias guerras entre estos reinos, por cuestiones de límites y por las familias Laras y Castros, tutores del niño rey.
Así dice la wikipedia:
Después de la separación de los reinos de León y de Castilla en 1157, la población creció en importancia y Fernando II de León potenció la villa.
En 1176 la Orden de Santiago, fundada un año antes, recibe Castrotorafe de manos del rey (villam dictam Castro Toraf per terminus novinssimos et antiquos), y en 1178 otorga fuero a la villa. Años después, Urraca de Portugal, viuda del monarca, concedió la mitad del portazgo por el paso de su puente (el cual se derrumbó en el siglo XVI) a la Catedral de Zamora para las obras del claustro.
Para defender las fronteras Fernando II, rey de León crea una orden militar de "frares soldados", al cargo de Pedro Fernández de Fuente Encalada. En un principio proclama la Encomienda en Castrotorafe y luego pasa a Cáceres. Los frares de Cáceres son los que cambian su nombre y toman el de Órden de Santiago.
En 1.181 Fernando II, regala la villa de Destriana a la orden de Santiago. Dice así: "Os entrego, pues, y os confirmo la Iglesia de San Salvador de Destriana con su población y con las iglesias que le pertenecen en el valle del Duerna, dentro y fuera, y con las sernas que hay en Valduerna, pobladas o sin poblar, y Priaranza y Ferrera totalmente y con todas las propiedades que pertenecen a San Salvador de Destriana". El rey estaba en Castro Toraf. (Julio González, "Regesta de Ferando II", Pags 308-310).
Con la mitad del portazgo recaudado por cruzar el puente, Dª Urraca, Viuda de Fernando II mandó en 1209 ampliar la catedral de Zamora , con el tiempo llegó a adquirir tanta importancia que se la llamó “Zamora la Vieja”.
Castrotorafe será la encomienda principal de la Orden de Santiago, ubicada como está en un lugar estratégico y una plaza fuerte inespugnable.
En 1351 el Maestre de dicha Orden se la entrega al rey Pedro I, en los años convulsos de las luchas fraticidas.
La fidelidad a este rey motiva que sea arrasada por su rival, el hermano vencedor, Enrique II.
Volvió a ser reconstruida, porque en 1475 es atacada de nuevo por Alfonso V de Portugal en su lucha a favor de Juana “la Beltraneja”. Sus tropas consiguen penetrar la muralla exterior pero no son capaces de tomar la fortaleza, que resiste hasta la llegada de los soldados de Fernando el Católico.
Pasó de nuevo a la Orden de Santiago y el comendador, Alfonso de Palencia, ordena una nueva restauración.
En el Siglo XVI se repara el castillo por orden del Conde de Benavente.
En el Siglo XVIII se cayó definitivamente el puente del Siglo XII.
El nombre de Castrotorafe procede del
También puede ser, según he leido en internet, que podría proceder del arabe “hins al turab” que vendria a traducirse como “Castillo del Polvo”, no hay que olvidar que muy cerca de este lugar se encuentran las tierras denominadas “de la Polvorosa”. Los pueblos próximos llevan el sobrenombre Castro, por haber pertenecido a Castrotorafe.
Todo esto nos fue haciendo comprender la importancia del lugar y decidimos hacer un alto en el camino, para visitarlo.
Hay que reconocer que aunque el camino está señalizado, su importancia histórica se merece una entrada más amplia y un trato mejor.
Al fondo, recortándose en el horizonte, observamos restos de las murallas del recinto exterior muy deterioradas. Nuestra sensación de pena aumenta al contemplar que, el cartel que indica la historia del lugar, es utilizado como diana, para practicar el tiro por los desaprensivos...
El recinto amurallado es hoy un immenso campo de trigo y pasto para los rebaños de ovejas, que allí las vimos nosotros.
Si las hubiera visto aquí D. Quijote, no sería descabellado que las confundiera con ejércitos.
Nos acordarnos aquí de nuestro héroe literario, porque estamos en los dominios, que fueron entonces del Conde de Benevente, protector de Cervantes y muy cerca de lugares, cuyos topónimos cita el autor.
No está lejos la Ruta del Quijote en Sanabria que nosotros hemos escrito en este enlace y que defienden algunos autores, dando a nuestra historia una nueva perspectiva.
No podemos evitar el sentirnos literatos y nos atrevemos a recrear una escena:
– Esas que ves ahí Sancho, son los caballeros de Santiago que habitaban el castillo.
- “Mire bien vuesa merced, que son ovejas y allí está un pastor malencarado que nos vigila”
- ¡Ese, Sancho, no es otro que el gran maestre Pedro Fernández de Fuentencalada, que a sus freires protege!”.
El paisaje de secano cambia al llegar a la fortaleza principal del fondo.
Aparece el río Esla majestuoso, con el agua embalsada, como si se tratara de un castillo junto al mar, en un profundo acantilado.
La magia del lugar y el ambiente de misterio nos van atrayendo poco a poco, haciendo que el tiempo se detenga, para soñar con un sin fin de leyendas, y para hacer hermosas fotos.
Dejamos el lugar pensando que su abandono se debe a la destrucción del puente antes mencionado, pero yo creo que por la fuente de ingresos que proporcionaba, merecía la pena ser restaurado.
Tuvo que tratarse de otras causas, estratégicas, miltares, sociales y económicas las que provocaron la ruina. Se trataría de potenciar otras vías de comunicación en detrimento de las antiguas o el desprecio de este lugar esplendoroso... ¿por qué no pensarlo también, la desidia de sus responsables?
Mientras volvía para León recordé que hace poco visité otro despoblado, el de Bécares, cerca del puente de la Vizana y no puedo por menos de preguntarme si esa desidia de los ciudadanos y la despreocupación de nuestros políticos no acabarán también con las señas de identidad de nuestro pueblo. En este caso la solución al enigma está ahora en nuestras manos.
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