Siguiendo la ruta del Viejo Camino de Santiago entramos en Renedo de Valdetuejar. Ved nuestro reportaje fotográfico de Renedo de Valdetuejar.
Renedo es el pueblo de Sabino y lo cito con cariño, para agradecerle su amabilidad. Siempre tiene tiempo para acompañarnos y mostrarnos hasta el último rincón interesante, es un enamorado de su pueblo y transmite esa sensación de acogida al peregrino, algo que deseamos encontrar en el camino.
Aquí le vemos con Eulogio junto a la Casa del Concejo.
También agradecemos a su prima Isabel, que en su bar de Renedo charlamos, al amor de la lumbre.
Isabel
tiene una cocina acogedora, con un hogar siempre encendido, al que
puedes acercarte a calentar los pies, o simplemente a mirar, para
embrujarte con el juego de las llamas.
En el banco
tradicional, las manos reposadas en el tablero, que se baja para que
sirva de mesa, estábamos charlando, dispuestos a tomar el bocadillo y
pedir una bebida que ella sirve a los clientes. En buen tiempo, se llena
el porche de la entrada y en invierno, los vecinos acuden como antaño a
la hila.
Al hablar de Renedo hay que mencionar a los Marqueses de Prado,
de nobleza muy antigua y aunque les han colgado el "san benito" de ser
despiadados con sus vasallos, hasta el punto de que a este territorio lo
denominaron “el valle del hambre”, el padre Eutimio Martino en su libro “la Huella de las legiones”
mantiene la hipótesis de que este nombre responde, no al hambre común,
sino al río, que forma este valle lateral del Cea. "Ambre" significa
“río” en el idioma céltico de los antiguos pobladores anteriores a la
conquista de Roma.
Acompañados
por Sabino pudimos admirar aún parte de los muros defensivos, con las
torres rematadas en su día, por dos soldados de piedra y nos dice que en
la actualidad se encuentran en el museo de Ampudia.
Visitamos también la iglesia,
aunque por estarla pintando, no era su mejor momento. Teníamos interés
por contemplar, eso si, a través de los andamios, un retablo barroco del
siglo XVIII, con un bonito sagrario, que se trajo del imponente oratorio que existía en el palacio de los marqueses.
También son muy apreciados las esculturas de tres de los cuatro evangelistas,
todos ellos de la escuela de Gregorio Fernández. Nos dicen que San
Marcos se rompió durante el traslado y es que las imágenes, al ser de
gran tamaño, son huecas y rompen fácilmente.
La nobleza de los Marqueses viene de tiempos muy antiguos. Unos dicen que de la época del Rey Fruela, que son descendientes del infante Nuño de Prado, hijo del rey Bermudo e
incluso no faltan los que afirman que el propio rey, en una de sus
correrías por la comarca, se prendó de la belleza de una pastora y la
tomó allí mismo: en el prado, dando a su descendiente el título de
Marqués de Prado.
Esto no es un invento mío, es el tema de la obra de teatro de Lope de Vega, "Los Prados de León".
Para saber más, podéis consultar el siguiente enlace: http://casarealrurikovich.com/antepasados/prado.pdf
De
todas formas, fueron señores muy temidos en todo el valle. De su poder y
riqueza nos queda constancia, a la vista de numerosas piedras que han
subsistido y escudos, que adornan las casas fuertes de todo el valle.
En la actualidad podemos contemplar parte de su palacio en la obra hospitalaria Nuestra Señora de Regla,
junto a la catedral de León. En su momento lució en Renedo, pero con
posterioridad fue comprado, para embellecer el santuario de la Virgen
del Camino, pero no conjugaba con el estilo modernista que se decidió
finalmente.
Se
pensó luego, utilizarlo para la construcción del conservatorio de
música en León, pero se impuso un estilo más funcional. Finalmente el obispo Almarcha,
que ya había trasladado los restos del monasterio de Eslonza para la
Iglesia de Renueva, compró las piedras ya desmontadas por 800.000 Pts. Y
gracias a eso se salvó totalmente de la ruina y hoy lo podemos admirar
en Nª.Sª. de Regla.
Así es que ni los marqueses, ni el palacio, habitan este bonito pueblo, pero os diré, como dato anecdótico, que el último administrador de sus bienes, era bisabuelo de Sabino,
nuestro acompañante. Así consta en los documentos antiguos, que él tuvo
la amabilidad de mostrarnos, antes de subir con nosotros al Santuario de la Virgen de Velilla.
Después de ascender una pequeña cuesta y reponer fuerzas en la casa rural, pudimos visitar el impresionante al Santuario de la Virgen de Velilla., que concentra la devoción de los habitantes de estos valles.
Cuenta la tradición que en el año 1470 un hidalgo, pariente de los marqueses, Diego Prado, encontró la imagen entre unas piedras. Un resplandor llamó su atención y descubrió una bella imagen dorada, la llevó a su casa, pero comenzaron a ocurrir desgracias a su familia, lo que le hizo comprender que debía de construir una iglesia en el lugar donde la había descubierto.
La ermita perduró hasta 1615 y en este tiempo ocurrieron muchos hechos maravillosos, entre los peregrinos que acudían a pedir ayuda a la virgen.
En el siglo XVIII se construyó la magnífica iglesia actual. En su torre podemos contemplar las imágenes de dos jóvenes San Miguel y San Cipriano ¿de Antioquia?
En la explanada nos recibe un crucero de piedra de Boñar y en la fachada cercana a la cabecera del templo preside la imagen del Apóstol Santiago. Todos ellos símbolos de peregrinación a Santiago.
Ya en el interior, llama nuestra atención una lápida conmemorativa, que indica que allí reposan los restos de San Guillermo.
El retablo de la cabecera es del siglo XVIII con imágenes de San Nicolás de Bari y Santo Domingo de Guzmán. Desde lo alto nos contemplan las imágenes de San Froilán y el lobo. En los retablos laterales podemos admirar magníficas imágenes del Cristo y la Inmaculada.
Pasamos tras el altar mayor, al Camarín de la Virgen. Allí el humilde ciudadano queda obnubilado por la suntuosidad de esta capilla privada de los Marqueses.
El retablo mayor con altas columnas salomónicas doradas tiene una lujosa decoración con abundancia de ángeles coloreados predominantemente en azul y rosa.
Junto a esta finura exquisita se presentan dos tenantes muy feos, que dicen representar a Adán y Eva que soportan el peso del retablo.
Sobre el altar hay una imagen de la Virgen, aunque se trata de una copia, pues la original fue robada en 1973.
Aún completan la decoración barroca dos retablos, con imágenes de san Antonio y San Juan de Sahagún, así como el suntuoso suelo marmolado y la piedra donde apareció la Virgen.
Texto y fotos de Rafael Cid
No hay comentarios:
Publicar un comentario