La librería Casla ha sido la anfitriona de Eleuterio Prado y de un montón de amigos de la montaña leonesa que se han reunido en torno a él, ayer viernes por la tarde. Estábamos los socios de las distintas Asociaciones, que siempre nos encontramos apoyando los actos que potencian nuestra cultura leonesa. Buenos amigos que siempre da gusto encontrar.
Fue con ocasión de la presentación de su libro "Nanas del Abuelo".
En el salón donde la librería realiza periódicamente la Animación a la Lectura, ya esperaban los niños a que Teyo nos descubriese sus poemas, sonidos, recuerdos. Todos los que tenemos un corazón de niño, cantamos y reímos con él...
Una vez que Joaquín, el representante de la Editorial Rimpego y Manuel Rdz Pascual, socio de nuestra Asociación de Amigos del Camino de Santiago de León "Pulchra Leonina" y experto en Cañadas y pastores,
hicieron la presentación del autor y del libro, Teyo estaba dispuesto a
tomar la palabra, pero Telvi, el hada de las actividades de la
libreria Casla, le anunció que algunos de todos aquellos niños que
ocupaban el primer plano absortos, iban a darle una sorpresa de dos a
dos.
Así que en el hermoso pupitre, enfrente del público de la sala, se sentaron dos niñas que leyeron sus poesías favoritas, mientras que Teyo, venciendo su emoción y sorpresa, cantaba con toda la audiencia el estribillo:
"Cigüeña mareña.."
Los asistentes aplaudíamos cuando dos niños ocuparon los sitios que dejaron las niñas al levantarse y volver a su alfombra. Ellos eligieron también sus dos poemas favoritos y de esta manera el público tuvo un contacto real con los fans del autor y sus preferencias.
Entonces le llegó el turno a Teyo. Los recuerdos que Prado tiene de su juventud en la vertiente meridional de los Picos de Europa, rodeado de paz y pastores, recitando nanas y versos, provocaron que ahora escribiese este libro, editado por Rimpego, para evocar aquella antigua vida.
Escribir es una vocación que descubrió Eleuterio gracias a su abuelo y a su madre, quienes recitaban romances a diario en el calor del hogar, cuando era un niño, lo que provocó que se despertase en él su amor por la poesía y la escritura.
Durante su vida adulta, en la que se dedicó al mundo empresarial, dejó apartada esta actividad, pero tras su jubilación ha querido retomarla. «Lo que más me gusta de escribir sobre la temática del pastoreo es que me traslada a mi infancia», asegura.
Y es que Prado le narra estas Nanas del abuelo y otros poemas a sus nietos, esos que, acostumbrados a la ciudad, desconocen lo relativo a la vida en el campo. Quiere transmitirles las canciones de Prioro, su pueblo natal. Ese es el legado que pretende inculcarles. «Yo fui el primero en romper la generación y alejarme del mundo pastoril, por lo que quiero hacerles conocer ese modo de vida —explica— que conozcan los juegos de mi infancia y mi relación con los animales. Como dicen ellos, contarles ‘batallitas’ de abuelo».
Eleuterio Prado fue ‘motril’ en su infancia, ayudando a cuidar rebaños trashumantes en un valle cercado por las cumbres de los Picos de Europa. Aprendió a silvar como hacían los pastores cuando querían demostrar su fortaleza frente a los lobos, que aullaban tratando de acercarse al rebaño. Los mastines leoneses ladraban con su potente sonido bronco y en la noche ese estruendo mezclado subía hasta los cielos negros. Para rememorarlo con nosotros la sala se transformó en puertos de montaña y los allí presentes aullamos, ladramos y silbamos según el personaje que nos asignó Teyo y la verdad que daba angustia el concierto...¡Qué bien lo pasamos, qué vital es!
Al final nos acercamos a que nos pusiera un autógrafo en el libro, que luego el abuelo de mi casa contará a nuestros nietos.
Podéis saber más del autor en:
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