Siguiendo nuestra etapa por el Viejo Camino de Santiago, dejamos Cegoñal por la calle del nogal, para internarnos en un hermoso bosque de robles. José nos va contando nombres de lugares de su pueblo, tan evocadores como “el hoyo de la espada” o leyendas de los pueblos próximos, hasta que desde un altozano divisamos Puente Almuhey.
Después de recorrer un pequeño tramo de carretera, nos desviamos a la izquierda y pasamos por un puente, por debajo de la vía férrea. Una casa semiderruida fue hace años la encargada de sacar el agua del río, con bombas a presión y conducirla a los lavaderos de carbón.
Enseguida llegamos a las primeras casas de la ciudad, donde nos espera ¡al fin! El primer café calentito de la mañana.
Puente Almuhey es una ciudad relativamente moderna, que había nacido al calor del negocio de la extracción del carbón, de las minas de la comarca y del tren, que lo transportaba al País Vasco.
Pasamos junto a un bloque de edificaciones y me contaron que en el año 1973, cuando un hombre desenraizaba un nogal de su propiedad, excavando encontró unos hermosos mosaicos romanos. Se avisó a los especialistas de la universidad y desenterraron nada menos que 32 m2 de una villa romana, datada en el siglo III, que hoy podéis contemplar en el museo de León.
¿Sabéis que nos dijeron que en 1972 ya se habían encontrado más restos?
Lo único que me apena de la historia es el hecho de que no se dejaran en el pueblo, en un pequeño museo o mejor, que se siguiera excavando hasta encontrar una villa romana como la de la Olmeda.
Seguimos a visitar La ermita de la Virgen de las Angustias, que está al final del pueblo siguiendo nuestro recorrido, o a la entrada si se viene de León. Ved fotos de la ermita.
Tiene una portada románica, así como una ventana en la que podemos admirar dos cruces de Malta, pues fueron estos caballeros los que se encargaron de mantener en la antigüedad un hospital de peregrinos. No sabemos dónde se encontraba el hospital para los peregrinos, aunque presumiblemente estaría junto a la ermita, para poder ser atendidos por los caballeros de Malta.
Luis, que vive en una casa cercana, se ofreció a abrirla para que la viéramos.
Al hablar con él, descubrimos que es un enamorado del arte. Nos enseña el retablo del siglo XIV recientemente restaurado y la imagen de la Virgen de las Angustias, que da nombre a la iglesia, del siglo XVII o principios del XVIII.
Vimos una pieza muy valiosa, el cordobán,(porque se hacían en Córdoba) aunque otros lo llaman Guadamecí, está recién restaurado.
Había piedras con inscripciones, un gran crucificado, que a mí me pareció forjado en hierro, la pila de agua bendita, muy curiosa, tallada en una piedra sillar.
Hay unas pinturas medievales en el techo, aunque no se han podido recuperar más que en parte y se aprecia que también tuvo esa ornamentación el muro que ahora acoge al lujoso retablo…
Frente a la ermita, en un jardincillo circular que hace las veces de rotonda, se encuentra una gran piedra con forma de prisma triangular, en cuya parte superior se pueden ver tres círculos, para poner los vasos y uno algo más grande para la jarra de vino.
Junto a ella se reunían los representantes de los tres concejos Valderrueda, Renedo y Almanza. Debatían e impartían justicia con su buen criterio y era además, una forma económica y rápida de resolver sus problemas.
Un poco más lejos, se encuentra el puente romano, fuera del alcance de nuestra vista, por estar tapado por otro más moderno, que permite el paso de los vehículos. D. Manuel Rabanal lo cita como de origen romano, en su obra sobre Las calzadas romanas en la provincia de León.
Todavía nos reservaba Luis otra sorpresa y cuando terminó de mostrarnos el entorno, nos invitó a visitar su particular museo de antigüedades, donde guarda un sin fin de utensilios de tiempos pasados, desde una estufa escolar, hasta las placas de los viejos vagones de tren y muchos utensilios, que de otra forma se habrían perdido.
Pinchad aquí para ver el Museo Etnográfico de Luis, porque verdaderamente es algo digno de ver.
¡Ah, señoras/es que hacéis el camino! No todo va a ser antigüedades e iglesias. Sabed que la calle que habéis transitado, lleva el nombre de Juan Ferrero, pues bien: este señor fue un célebre deportista de talla internacional, que nació en esta localidad en 1918 y en 1953 consiguió el título de “Mister Universo”.
Nosotros algo menos disciplinados que él, abandonamos puente Almuhey para seguir nuestro peregrinar hasta la Mata de Monteagudo en la Virgen de la Velilla, que es final de la ruta de hoy.
Texto y fotos de Rafael Cid
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