07 junio 2012

En Dublín


Llegamos a Dublín a la hora en punto, por eso en el avión sonó una música triunfal y luego el mensaje de que la compañía llegaba en punto en el noventa  y cinco de sus vuelos. Son unos figuras, primero pasaron vendiendo periódicos y revistas, luego bebidas y piscolabis, rifas, de todo, casi no había tiempo para desplegar todo su programa de negocio, pero a nosotros no nos importaba porque lo que queríamos era un vuelo rápido y barato.

Irlanda

Nosotros teníamos de los primeros asientos del avión y salimos primero que nadie, ya que no teniamos maletas facturadas. Cuando llegamos aprovechamos a mirar un poco el vestíbulo, había una oficina de turismo donde pedí algún folleto y me dieron un plano de la ciudad y algunos trípticos. También hablé con Rafa tras comprobar que tenía cobertura en el móvil y quedamos de esperarle allí mismo, donde había una tienda simyo, a la que Rafa había hecho referencia, pero creyéndola de movistar. Él estaba aparcando y luego nos explicó dónde podíamos esperarle la próxima vez. Después de cruzar la calle, bajo el reloj, se pasa por el hall del aparcamiento y se sale a otra calle, me parece que allí están las paradas de autobuses, allí es buen sitio para que Rafa pueda recogernos y evitar el parking.

Antes de llegar a casa paramos en el Super y compramos algunas cosas para preparar la cena.

Cuando llegamos, Inés ya estaba en casa. Rafa estaba dispuesto a cocinarnos todas las especialidades que había ido contándonos por teléfono y que nosotros habíamos añorado probar, así que poco a poco nos irán agasajando con sus cocinitas. Hoy cocinó alitas con patatas guisadas, que eran una delicia.

De segundo plato hizo unas sopas de ajo, a su estilo, creo que quería competir con las de papá, pero claro el pan no era lo mismo. En todo caso estaban muy buenas y las alitas más. Eran muy apreciadas  entre los compañeros de Inés, pues cuando las llevaba para comer en el trabajo ellos las envidiaban ya por el olor.

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