¡Enamorados de la montaña de León!
Queridos amigos del Camino de Santiago: Hemos aprovechado la etapa 12ª del Viejo Camino de Santiago para hacer una variante por la montaña. No pudimos evitar realizar esta ruta, porque estábamos invitados a conocer Sobrepeña, un pueblo que queríamos visitar, el pueblo de Teresita, nuestra amiga.
Su hermano, desde la añoranza en su residencia de Canarias, nos había mandado un relato que no tiene desperdicio, así que lo cuelgo íntegramente, aunque arropado por las fotos que hicimos en nuestra visita.
SOBREPEÑA: BREVE APUNTE
Desde La Ercina tomaremos la carretera que nos conduce a Sobrepeña: son 1,4 km. Nada más salir, a la derecha, podemos observar los restos de una antigua “tejera” con su chimenea todavía en pie, altiva y silenciosa. La carretera va ascendiendo lentamente por los parajes denominados “Agua de Riazo”, “Monte Peral”, “Pradón”, hasta alcanzar el pueblo que se encuentra en la cota de los 1.200m.
Lo primero que observamos es el conjunto religioso formado por la iglesia y su pequeño cementerio. Una inscripción en la pared del camposanto nos da la bienvenida como muestra del talante acogedor de un pueblo milenario.
En efecto, aparece documentada su existencia como “Superpenna” (Sobrepeña) en los albores del siglo XI (Cartulario del monasterio de Otero de las Dueñas). A mediados del siglo XIII figura ya como una parroquia en toda regla y perteneciente al arciprestazgo de Rueda. Tenía su patrono, su presentero y pagaba sus tributos al obispo de León. (Becerro de las Presentaciones).
La iglesia, con espadaña que se alza sobre el hastial de poniente, la planta y el abovedamiento, reproduce el modelo generalizado en la mayor parte de los pueblos de nuestra comarca.
En el interior podemos contemplar algunas tallas valiosas en madera policromada como la imagen de Nuestra Señora del Rosario, San Tirso, patrono del pueblo, de rasgos sencillos y bella ejecución, etc.…
El retablo de la Virgen del Rosario ha sido restaurado recientemente y cuentan que fue traído de un antiguo monasterio, hoy desaparecido, existente en Valsemana.
Un paseo por el pueblo nos permitirá comprobar cómo se han ido conservando y recuperando viejas casas de arquitectura tradicional.
Al mismo tiempo ha habido, por parte del pueblo, un afán decidido para la conservación y mantenimiento del patrimonio común. En esta tarea ha tenido un gran protagonismo la colaboración impagable de los componentes de “PROYECTO HOMBRE” de Valladolid.
A lo largo de diez años han desarrollado campos de trabajo estival, que han permitido recuperar la antigua Escuela, la Iglesia, el Cementerio, la Pila, la Pecina así como la reconversión del solar de la Casa Rectoral en un parque público para el disfrute de todos. En esta relación merece la pena destacar alguno de ellos, por lo que supuso de esfuerzo en llevar a cabo esos proyectos y la contribución económica para culminarlos.
• LA ESCUELA: La escuela se había convertido en una ruina. De ella apenas quedaban las cuatro paredes como consecuencia de varios incendios. Abandonada a su suerte, se encontraba perdida entre zarzas y maleza. Gracias a su rehabilitación se ha convertido en un “espacio multiusos” funcional y acogedor, tan apto para reuniones de “concejo”, celebraciones, albergue, como para llevar a cabo proyecciones y exposiciones de todo tipo.
Por ejemplo hace unos años, se realizó una magna exposición fotográfica retrospectiva por “troncos familiares”, tomando como base el árbol genealógico de cada familia del pueblo.
Hubo un trabajo documental previo que inicia su estudio a partir de los datos que figuran en el Catastro del Marqués de la Ensenada de 1752.
• LA PILA: Cerca de la escuela podemos ver el antiguo lavadero conocido como la Pila, que fue utilizado por las mujeres del pueblo hasta hace 40 años.
Con la llegada del agua corriente cayó en el abandono. Una vez más la intervención de los vecinos en “hacendera” ha servido para recuperar este lugar tan entrañable y lleno de historia. La Pila representaba un auténtico foro de relaciones sociales en el que no había lugar para la distinción de clases.
• LA PECINA: Se trataba simplemente de un hoyo excavado en la tierra, alimentado por el agua de la Pila, sin muchas exigencias en su acondicionamiento, donde abrevaba el ganado.
Se encuentra frente al parque. Al restaurarse se adornó con un conjunto “rocoso” y una pequeña fuente.
Quedan pendientes de ultimar algunos detalles ornamentales. Una placa conmemorativa evoca su antigua ubicación con estos versos:
“Entrañable abrevadero / de juncales y de estrellas.
Un mar que quiso ser charca / prendado de Sobrepeña”.
• EL PARQUE PÚBLICO: Ocupa el antiguo solar de la Casa Rectoral propiedad del obispado. Hace unos años la Junta vecinal la adquirió para convertirla en un parque.
Se encuentra en el centro del pueblo y constituye un excelente mirador sobre la Vega.
• Al fondo observamos la Peña que es como el último espinazo roquero de los Picos de Europa… Como puede observarse, se trata de un parque atípico todavía sin concluir. En él conviven armoniosamente un pasado de resonancias agrícolas y un mundo infantil. Los viejos instrumentos de trabajo quedan transformados por el toque lúdico y la magia del color.
La vida económica del pueblo ha girado, tradicionalmente, en torno al área de influencia de la minería. En todos nosotros resuenan nombres épicos inolvidables : Veneros, Casetas, El Peñón, La Perla, La Única, Sotillos, La Herrera, Malaquías…
Sin embargo, los recursos de la minería no eran suficientes para poder sobrevivir en aquellos tiempos difíciles. Al llegar a casa, después de una dura jornada de trabajo, el minero se hacía agricultor, ganadero y pastor en este pueblo de trigales de secano, tierras centeneras y prados abiertos...
Recostado en la solana de Peña Bermeja aprovecha, para su asentamiento urbano, un terreno improductivo de cayuela y, de esta forma, dejar libre la Vega, el Pradón, Los Arroyos, la Barrera, donde crecen los mejores pastizales del municipio... su modesto “oro verde”. Todo era necesario para sacar a flote unas economías familiares, que a duras penas llegaban a final de mes para pagar lo que ya se había consumido en el economato de Casetas o en la tienda de Amalia y Rufino en La Ercina.
Hoy día, Sobrepeña es un pueblo “despoblado” como tantos otros de la España rural… En verano se llenan todas las casas, pero el resto del año sólo viven dos familias… ¿Es el precio de la modernidad?...
No importa, estas gentes que acuden para verse en la época estival se conjuran para seguir afirmando que existen como pueblo, que conservan su memoria histórica, al tiempo que rinden homenaje sentido a sus antepasados, cuando mantienen las tradiciones que ellos nos legaron. ¡Con paisanos como éstos hay pueblo para rato!
Concluimos la visita y nos encaminamos al final del pueblo para tomar el sendero del “Valle de las fuentes” que nos conducirá hacia La Devesa o La Losilla.
A lo largo de su recorrido nos veremos rodeados por una vegetación extraordinariamente variada, acompañados por un paisaje de silencio, robledales, pinos y brezales cuajados de una humilde belleza incontaminada.
Buen camino y hasta la vista.
Ángel García Martínez
Amigos, el pueblo es verdaderamente bonito, muy cuidado, tiene hasta lo que es difícil de ver, quizá una curiosidad propia del libro de Guiness: Un árbol con vestido de ganchillo. Si no lo creéis, preguntar a nuestra amiga Teresita.
Sobrepeña es un lugar que te sobrecoge y te conquista, quizá fuera en otro tiempo un punto de observación privilegiado de toda la vega que se extiende ampliamente a sus pies.
Aprovechamos esta ocasión para agradecer la acogida de Manolo y Felisa, que nos enseñaron los rincones del pueblo, su casa y sus artísticas manualidades.
Ved nuestro reportaje fotográfico, pinchando aquí.
Fotos de Rafael Cid
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