Excursión a Turquía
En esta ocasión vamos un poco más lejos de lo que viene siendo habitual de nuestros viajes en el blog, pues hemos decidido viajar a Turquía, con nuestros excompañeros de trabajo, como en otras ocasiones lo hicimos a Praga Budapest o Londres.
Contábamos con Pedro Monzú como guía a acompañante de la agencia, veterano compañero de aventuras de muchas excursiones, que aseguraba la buena solución de cualquier problema que se pueda presentar.
En casa habíamos bajado varios documentales de Internet, todo ello aderezado con algunos libros de arte y guías de viaje de la biblioteca pública. Teníamos también algún que otro prejuicio cultural por causa de las películas, que habíamos visto durante nuestra infancia: “El expreso de media noche” “Alejandro Magno” (la de Richard Burton) “Topkapi”… Y también pensábamos que los tulipanes eran de Holanda, el Yogurt búlgaro y que el arca de Noé se encuentra varada en el monte Ararat.
Gracias a que tuvimos un guía local fantástico, Ozgur, que para evitar problemas de pronunciación nos
permitió llamarle Óscar, fuimos conociendo la realidad de Turquía, ese hermoso país.
permitió llamarle Óscar, fuimos conociendo la realidad de Turquía, ese hermoso país.
En todas las ocasiones nos fue desgranando la historia, la cultura, la religión, la gastronomía, las tradiciones. Admiramos juntos el arte de los monumentos y la belleza de los paisajes. Ahora, al contemplar el álbum fotográfico nos damos cuenta de la gran cantidad de cosas que ha sabido transmitirnos y le echamos un poco de menos.
Así que vamos a escribirte rápidamente un correo, para charlar contigo y nos digas si se nos olvida algo. Ah, y por anticipado ¡Desi crederim!
Aquí pernoctamos en el lujoso hotel Icale, para, al día siguiente, visitar el Museo de las Civilizaciones de Anatolia mirad en inglés esta página del museo y el mausoleo de Ataturk.
El museo recoge la historia de Ankara, se encuentra situado en un edificio del Siglo XV que originariamente fue un mercado. En 1968 terminaron las obras de acondicionamiento del mismo y en 1997 fue premiado como el Museo de Europa.
Una vez dentro, (para ver nuestras fotos del museo pincha aquí) pudimos contemplar una excelente colección de objetos utilizados por los hombres del Paleolítico, hasta los frigios, pasando por los hititas y asirios, que hacen de él uno de los museos más importantes del mundo.
Y para muestra, un botón: pudimos contemplar un mural procedente de Capadocia del año 6200 a C. que presenta en primer plano una casa de la época y al fondo un volcán humeante, se cree que es el de Hasandag.
Continuamos luego con la visita al Mausoleo de Mustafá Kemal, Ataturk que quiere decir el padre del pueblo turco y fundador de la moderna república. Ataturk murió en 1938 y el presidente que le sucedió propuso construir un mausoleo en su honor, que fue inaugurado en 1953.
Después de caminar por la avenida de la paz, rodeada de hermosos jardines, en una elevación del terreno, divisamos la imponente construcción, solo el mástil de la bandera mide 33,50 metros de altura. Pudimos ver coches de época y el barco del presidente y la impresionante losa de mármol del enterramiento.
Las prisas del turismo moderno nos obligaron a partir para Capadocia. Eso sí, de camino al autobús pude hacerle una foto a Carlos Uriarte, una instantánea junto a un soldado montando guardia, al más puro estilo de las fotos de Londres.
En la ruta hacia Capadocia, comimos en un bar de carretera “Baran”, que quiere decir la noria. Nos sentamos en su hermoso jardín para tomar el té.
De nuevo de viaje y a tomar luego unas instantáneas del “lago salado” que es como nuestras salinas de Torrevieja, pero mucho mayor. En teoría debería haber mucha agua, pero en verano el intenso calor hace que se evapore y se puede caminar sobre la gruesa capa de sal, que se forma en la superficie.
Como nos quedaba de camino, aprovechamos para visitar la ciudad subterránea de Saratli.
Dicen que no se conoce el origen de estas casas bajo tierra, ni su número exacto, pero se cree que puede haber más de 200, aunque nos cuentan, que se utilizaban preferentemente como refugio en caso de invasión, pero yo creo que el motivo tiene que ser otro, porque al igual que ellos, el enemigo puede hacer otros agujeros. Quizá debamos de leer un poco lo que cuenta Zecharia Sitchin de lo que pasó en la prehistoria.
Las ciudades subterráneas más conocidas Kaymkli y Derinkuyu pueden albergar, según los arqueólogos unas 75.000 personas, fueron descubiertas por casualidad a partir de los años 60, con varios pisos de profundidad, comunicadas entre ellas mediante túneles kilométricos, con enormes piedras redondas a modo de cortafuegos, para bloquear el paso a intrusos no deseados.
A la salida de la cueva nos esperaba un colorido espectáculo de luz y sonido formado por las mujeres del lugar sentadas en una pared, que nos ofrecían cientos de muñecas confeccionadas a mano con multicolores vestidos. En cuanto al sonido atronador: ¡Un euro, un euro!
De nuevo en el autobús hablamos de Katpadukya (Capadocia) que quiere decir “La tierra de los caballos bonitos”, porque alcanzaron fama en la antigüedad, por ser regalados a Asurbanipal, Darío o Jerjes.
Hoy forma un circulo de 50 Km. de diámetro, pero hace 60 millones de años gracias a los volcanes activos junto a los montes Tauro, se formaron unas barrancas y depresiones, dando lugar al espectacular paisaje, que durante tres días, tendríamos ocasión de contemplar.
Pero antes que nosotros, los asirios pasaron por aquí en busca de las riquezas que atesoraban estas tierras, cambiándolas por tejidos y perfumes.
Después los hititas fundaron varios pueblos, hermanándose con los habitantes de la región en un imperio, que duró siete siglos, hasta que en el XIV antes de Cristo, las guerras con Egipto debilitaron el imperio, que acabó cayendo en manos de los persas, en el Siglo VI a. C.
Dos Siglos después sería conquistada por Alejandro. Luego vendrían los romanos, Bizancio y finalmente el imperio otomano. En los años 30 con la difusión de la obra de un sacerdote francés Guillermo de Jerphanion, que publicó un estudio sobre las iglesias de Capadocia, comenzó una nueva invasión, esta vez pacifica, la de los turistas. En 1985 fue declarada patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.
Esa noche y las dos siguientes, dormimos en Urgup, pero algunos compañeros tuvieron fuerzas para asistir a una ceremonia de derviches. Nos levantamos pronto y en nuestra primera visita a Dervent tuvimos ocasión de comprobar por qué se le llama al valle de la imaginación.
Montones de turistas fotografiaban la “Chimeneas de las hadas" hasta donde alcanzaba nuestra vista y así mientras unos señalaban un imaginario grupo de focas, otros creían ver una imagen de la Virgen o un camello recortado en el horizonte.
En realidad, las erupciones volcánicas, unidas a la fuerte erosión del terreno fueron los verdaderos artífices de este bello paisaje. Un material blando, conocido como “tufa” y cubierto por piedras de basalto y andesita hicieron el resto, pues las rocas duras protegen los materiales blandos haciéndolos ver, desde el sombrero de Napoleón, hasta el camello, aunque a mí me pareció que era un caracol ¿Será por los test de Roschand?
No menos sorprendente nos resultó el museo al aire libre de Zelve, donde pudimos visitar una serie de moradas troglodíticas, que nos transportaron a otros tiempos.
Durante los siglos IX al XIII el valle fue un importante núcleo religioso, al que se retiraban sacerdotes y anacoretas, para dedicarse a la oración. Las comunidades cristiana y musulmana convivieron pacíficamente hasta 1924, año en el que la primera tuvo que huir por cuestiones políticas
Aunque este valle permaneció habitado hasta el siglo XX, fue desalojado en 1952 por orden del gobierno turco, debido al peligro de derrumbes en la estructura de las cuevas.
La gente que marchó, fundó un poblado llamado Nueva Zelve, Yeni Zelve y en 1967 Zelve se convirtió en un museo al aire libre ubicado en la intersección de tres valles, dos de ellos conectados por un túnel, aunque no pudimos verlos todos, debido como siempre a lo ajustado del programa. Esperamos volver algún día a visitarlo de nuevo.
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