Cuento para celebrar el día del Libro, 2021.
Nos hemos encontrado por la calle con nuestro amigo Fernando, que es un gran especialista en ornitología, entre otras muchas aficiones. Le enseñamos la foto de un pajarito que hicimos en la Candamia y él rápidamente nos dijo: es un reyezuelo y también pasó a contarnos su historia.
Hemos escuchamos a través de la magia de Internet sus hermosos trinos, que a mi me trajeron evocaciones de cuando era pequeño, en Palacios de la Valduerna, no muy lejos del pueblo de Fernando.
Esos trinos se mezclaban con mis recuerdos a la hora de la siesta, cuando sonaba el yunque de la fragua del Sr. “Berberina”, el herrero y veía como mi abuelo, que era carpintero, acariciaba con sus manazas la madera antes de darle forma y la rueda del molino de “Perule” daba vueltas y más vueltas para moler el trigo.
Pero esta historia no va de mis recuerdos sonoros, aunque también, va sobre todo del lenguaje de los pájaros, por lo que quiero contarles a mis nietos, la historia de cuando las aves quisieron elegir un rey.
El avefria, (Vanellus Vanellus) que por alguna razón que desconozco, era el rey de los pájaros, aunque en los cuentos de Borges nosotros lo conocíamos come el “Simurg” , había vivido siempre libre y libre quería morir en los pantanos solitarios, obligó al resto de las aves a reunirse en asamblea. Incluso las gallinas castellanas de nuestra amiga Tinina asistieron a la reunión con su Cara-ca, Cara-ca inconfundible.
Todos juntos, decidieron que su rey sería el que consiguiera volar a mayor altura. Incluso las ranas aprobaron la decisión con su Croak-croak desde la charca para apoyar a su amiga la luciérnaga.
Así que empezó la competición, levantándose una gran polvareda, porque todas las aves iban a participar.
Las aves pequeñas y las más pesadas perdieron terreno junto a las más rápidas y veloces.
Entre las que mas resistieron estaba el águila que subió y subió. Yo que a veces firmo con el seudónimo del halcón peregrino, me quedé en segundo lugar ¡snif¡
El águila llegó tan alto que se dijo: ¿para que subir más? Y todos asintieron.
Fue entonces cuando se escuchó. ¡Yo sigo, yo sigo¡ y un precioso pajarito salió de entre las plumas del águila y siguió subiendo hasta contemplar el trono de Dios. Fue entonces cuando con su trino fino, dijo: “El rey soy yo, el rey soy yo”
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